8 Y a mí... a mí se me dejó solo, de modo que vi este gran aparecimiento. Y no quedó en mí ningún poder, y mi propia dignidad llegó a cambiarse sobre mí hasta arruinamiento, y no retuve ningún poder.+
4 El hombre lo miró con fijeza y, atemorizándose, dijo: “¿Qué hay, Señor?”. Le dijo: “Tus oraciones+ y dádivas de misericordia han ascendido como recuerdo delante de Dios.+