LO MÁS DESTACADO DEL AÑO PASADO
Llegamos a todos
AUNQUE la predicación de casa en casa sigue siendo el método principal que utilizan los testigos de Jehová para difundir las buenas nuevas del Reino, el uso de mostradores y exhibidores portátiles está siendo muy efectivo (Mat. 24:14). Los publicadores han participado en la predicación pública con exhibidores, mesas y quioscos. Además, se han distribuido cerca de 250.000 carritos o exhibidores portátiles a congregaciones de todo el mundo. ¿Cuál ha sido el resultado?
Desde que en 2014 se puso en marcha el programa de predicación pública especial en áreas metropolitanas en Dar es Salaam (Tanzania), cerca de 700 personas han solicitado un curso bíblico. Muchos de los que mostraron interés asisten a las reuniones y están aprendiendo más acerca de Dios. En solo un año, personas de diversos países de África y visitantes de otros continentes tomaron más de 250.000 publicaciones de los exhibidores portátiles.
En las islas Salomón, cerca de 2.000 publicadores dan testimonio en un territorio de más de 300 islas. Por tanto, la predicación pública especial en áreas metropolitanas se ha convertido en un método muy útil para difundir la verdad. En la capital, Honiara, los hermanos distribuyeron más de 104.000 revistas y más de 23.600 folletos, muchos de ellos a personas de islas y pueblos apartados en donde no hay Testigos. En tan solo una tarde, entregaron 400 ejemplares del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, y 60 personas solicitaron un curso bíblico.
Michael y Linda son precursores regulares en la isla de Margarita (Venezuela). Un día, a primera hora de la mañana, estaban colocando un mostrador con publicaciones frente a la playa. Entonces, un hombre llamado Aníbal se acercó y aceptó un ejemplar del libro Enseña. Les comentó que, siete años antes, su padre había fallecido en esa misma playa y que, desde aquel día, su madre sufría de depresión. A la siguiente semana, Aníbal volvió y les dijo a Michael y Linda que ese día era el aniversario de la muerte de su padre. En ese momento, sacó su celular, llamó a su madre y le pidió a Michael que le dijera algunas palabras de consuelo, así que el hermano lo hizo. Desde entonces, ella ha llamado en varias ocasiones a Michael y Linda, quienes le han leído algunos textos bíblicos reconfortantes. La madre de Aníbal les envió un mensaje de texto que decía: “Hoy me siento mucho mejor, porque ustedes me han consolado y me han ayudado a aumentar mi fe”.
En Estados Unidos, se ha organizado la predicación pública especial en áreas metropolitanas en 127 ubicaciones de 14 ciudades. Durante los primeros siete meses del año de servicio 2015, se comenzaron 8.445 cursos bíblicos. Esta forma de predicación ha permitido ayudar a muchos a volver a la adoración verdadera. Por ejemplo, cuando un hombre llamado Terry le echó un vistazo a uno de los exhibidores en Los Ángeles (California), el matrimonio de Testigos que estaba allí le preguntó si había leído antes nuestras publicaciones. Él les contó que era testigo de Jehová, pero que estaba inactivo desde hacía cuatro años. La pareja le leyó y le explicó Ezequiel 34:11, donde Jehová dice: “Aquí estoy, yo mismo, y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré”. Le hablaron de nuestro sitio de Internet y de JW Broadcasting. A la mañana siguiente, Terry envió un correo electrónico al hermano explicándole que, justo antes de ver el expositor, le había suplicado a Dios que lo perdonara por haber dejado de ir a las reuniones y que lo ayudara a acercarse más a él. “Entonces, ustedes me saludaron con mucho cariño —dijo Terry—. Me leyeron aquel texto tan animador y me dijeron lo que tenía que hacer para volver a la organización de Jehová. Esa fue la respuesta a mi oración”.
En Adís Abeba (Etiopía), hay cuatro puntos de predicación pública especial en áreas metropolitanas. En tres meses, los hermanos entregaron 37.275 publicaciones y 629 personas solicitaron que los Testigos las visitaran. Muchos aceptaron el libro Enseña, entre ellos, un hombre mayor que enseguida empezó a leerlo. Había estudiado en un seminario, pero tenía preguntas sobre Jesús y el Reino. Así que, al día siguiente, volvió al exhibidor para encontrar respuestas y, un día más tarde, aceptó un curso bíblico. Esa misma semana asistió a su primera reunión; desde entonces lo hace habitualmente y sigue progresando en sentido espiritual.
Un hombre judío se acercó a un exhibidor en México y les preguntó a los hermanos si tenían algo que hablara sobre la muerte. Ellos le dijeron que no les quedaban revistas sobre ese tema y le ofrecieron otra que trataba del futuro. El hombre se agarró del brazo del hermano y le dijo: “No me interesa el futuro. Lo único que quiero es quitarme la vida”, y empezó a llorar. Los hermanos le preguntaron por qué se sentía así, y entre sollozos respondió: “Mi hijo acaba de morir”. Así que le mostraron el capítulo 7 del libro Enseña y le leyeron los primeros dos párrafos del subtítulo “Cuando muere un ser querido”. También analizaron el final del capítulo, donde se explica que existe una esperanza para los muertos. Emocionado, agarró el brazo del hermano de nuevo y le preguntó: “¿Es eso cierto?”. Los hermanos le aseguraron que Jehová cumplirá su promesa. “¿Qué tengo que hacer para volver a ver a mi hijo?”, preguntó. Quedaron en visitar al señor en su casa para hablar más del asunto. Cuando llegaron, él estaba esperándolos, deseoso de empezar a estudiar la Biblia.
Un superintendente viajante que ayudó a poner en marcha en Nueva York el programa de la predicación pública especial en áreas metropolitanas dijo: “¡Cómo ha bendecido Jehová esta manera de predicar! No solo está siendo un método muy efectivo para llegar a decenas de miles de personas, sino que también nos ha permitido contactar con muchos inactivos y expulsados, que son como ovejas perdidas a las que se está ayudando a volver al rebaño” (Ezeq. 34:15, 16).