Tribunal Supremo de Brooklyn decide a favor de Testigos
EN LOS últimos años la obra ministerial a que los testigos de Jehová llevan a cabo por todo el mundo ha tenido rápida expansión. Debido a esta expansión, se han necesitado comodidades adicionales para la impresión de Biblias y ayudas para el estudio de la Biblia.
Hace siete años, como parte de esta expansión, se compró un edificio de apartamentos que está localizado en el número 1 de la calle Clark en Brooklyn, Nueva York. Este edificio iba a ser renovado para suministrar alojamiento adicional para los miembros del personal de la central mundial de la Sociedad Watchtower que trabajan en las fábricas impresoras de esta sociedad cerca de allí.
Se concedió un período de varios años para que los inquilinos de este edificio pudieran hallar lugar adonde mudarse. Se les asistió de muchas maneras, incluso suministrándoseles labor y transporte gratis por medio de camión. Con el tiempo, treinta de los cuarenta y dos apartamentos del edificio quedaron vacantes. Entonces, después de conseguir los permisos necesarios, se comenzó la renovación.
Sin embargo, el Departamento de Alquileres y Mantenimiento de Alojamientos de la ciudad solicitó un interdicto permanente del Tribunal Supremo de Brooklyn a fin de impedir la terminación de la obra. Se hizo la acusación de que la obra constituía una ‘molestia’ para los inquilinos que quedaban en el edificio. Se inició esta acción legal en marzo de 1971.
Durante los procesos del tribunal el juez que presidía, el magistrado Charles J. Beckinella, continuamente llegó al fondo del asunto. Cuando el abogado defensor de los demandantes se apartaba de las cuestiones pertinentes, el juez enérgicamente lo hacía volver a éstas. “Continuemos con este caso . . . usted solamente quiere desperdiciar el tiempo.” Cuando el abogado le preguntó al superintendente de la obra de construcción con respecto a su educación seglar, el magistrado Beckinella le dijo que desistiera. Sin embargo, cuando el abogado continuó tratando de insistir en este asunto, el juez lo detuvo diciéndole: “¿Cuánta educación seglar tuvo Moisés? ¿Cuánta educación seglar tuvo Cristo?” Mostró que la educación seglar del superintendente no tenía nada que ver con el caso. Otros asuntos irrelevantes fueron tratados de la misma manera.
En su decisión final, que pronunció a principios de mayo, el magistrado Beckinella declaró: “No se ha aducido ni siquiera una sugerencia que muestre que al tratar de alterar y de renovar el edificio los demandados hayan cometido algún acto ilegal. La prueba en el juicio mostró que todos los requisitos de la agencia municipal que tiene jurisdicción sobre estos asuntos fueron cumplidos a satisfacción de esa agencia.” También declaró que, si los inquilinos hubieran permitido que la obra continuase, ya habría estado terminada y las inconveniencias se habrían acabado. Por lo tanto, se dio por terminado el caso de queja y la obra de renovación debe poder continuar.