¿Están listos para su recién llegado?
HABÍA sido un día desagradable. Nada parecía haber ido bien. A los directores no les habían agradado las cifras de las ventas. Los clientes se habían quejado de no haber recibido a tiempo las mercancías que pidieron. En la oficina había prevalecido un ambiente de melancolía durante todo el día. Aquella tarde me sentía deprimido mientras viajaba a casa.
Al abrir el portón que lleva a nuestra puerta principal, repentinamente me hizo volver en sí la excitada charla de nuestra hija de dos años de edad mientras corría por el sendero para encontrarme. No sé lo que estaba diciendo. No era importante. Pero de inmediato me sentí transportado de la región melancólica de la oficina al mundo de nuestra hijita. ¡Qué alivio el estar en casa! Sí, de algún modo los hijos pueden hacer que uno se olvide de sus problemas.
Mi esposa y yo estamos a mediados de nuestros años treinta, pero ambos concordamos que los últimos dos años con nuestra hijita han sido una verdadera educación. Es cierto, hemos tenido momentos de cansancio, hasta frustrantes. Ha habido momentos en que hubiéramos podido “comérnosla” con ternura, ¡y en otros momentos casi hubiéramos deseado haberlo hecho! Pero, considerándolo todo, hemos hallado que es un gozo tenerla a nuestro alrededor.
¿Están ustedes esperando un nuevo agregado a su familia? ¿Están listos para el recién llegado? ¿Dice usted que ya tiene seis? ¡Excelente! Con su experiencia sin duda podrá añadir mucho a lo que sigue.
Nueve meses de preparación
La concepción, la gestación y el nacimiento son una verdadera maravilla. Es probable que los hombres nunca puedan explicar a cabalidad exactamente lo que sucede durante esos nueve meses en el seno de la madre. ¡Piense en ello! En la concepción, esta criatura que afectará a gran grado la vida de ustedes, es más pequeña que el punto sobre la letra “i.” Tres semanas más tarde ha crecido hasta aproximadamente el tamaño de la letra “t.”
A los cinco meses es posible que el bebé no nacido tenga, de la cabeza a los pies, el ancho de la página de esta revista. Otros cuatro meses, y el bebé de 2,5 a 4,5 kilos dejará escapar un llanto que lo emocionará y virtualmente le dirá: “Aquí estoy. ¿Están listos para recibirme?” De hecho, estos nueve meses han provisto exactamente el tiempo suficiente para la preparación de su mente, emociones y cuerpo para dar la bienvenida a su nuevo amiguito.
Recuerde, mamá, que lo que se está llevando a cabo dentro de usted es un proceso muy maravilloso y natural. No se preocupe demasiado en cuanto a los cambios en su cuerpo. Pero vale la pena aprender algo del maravilloso desarrollo desde la fertilización de un óvulo hasta el parto de un bebé recién nacido. Una visita a la biblioteca o a la librería local le ayudará a localizar esta información. Le dará comprensión, y le permitirá prepararse para el recién llegado.
¿Qué nombre escogerá? A su hijo lo conocerán por él durante mucho tiempo, así es que se debe pensar seriamente en ello. Algunos padres escogen nombres de la Biblia. Otros eligen un nombre que esté más relacionado con la familia. Pueden pensar en un nombre que tenga algún significado personal para ustedes. Algunos padres hasta han inventado un nombre original. Pero no dé al niño un nombre que le sea bochornoso a medida que crezca. Maher-salal-has-baz quizás haya sido apropiado para los israelitas de la época de la Biblia, ¡pero en la actualidad tendría sus dificultades en la mayoría de los lugares!—Isa. 8:1.
También es posible que quieran escoger a un médico, uno en que puedan confiar. Como cristiano, querrá uno que respete su conciencia bíblicamente entrenada, la cual puede objetar a ciertas prácticas médicas. El factor Rh algunas veces puede provocar ansiedad así es que sería prudente al principio del embarazo averiguar si esto pudiera ser un problema en su caso. Sin embargo, raramente desarrolla el primer hijo esta complicación de Rh.
Luego viene el asunto de comprar la ropa y los pañales, de los cuales necesitará bastantes. Además, ¿dará a luz al bebé en su hogar o en el hospital? ¿Estará usted, como padre, presente junto a su esposa al tiempo del parto? Estas son solo unas pocas de las muchas cosas que querrán preguntarse y meditar sobre ellas durante estos nueve meses. Pero hay otras decisiones que hacer.
¿Amamantar? ¿Vacunaciones?
Una decisión que llega temprano es si al bebé se le dará el pecho o el biberón. Es cierto que la alimentación a biberón es menos molesta. Pero aunque la leche de vaca puede adaptarse a fin de que adecuadamente supla las necesidades físicas del pequeño, hay una vital necesidad emocional que cumple la madre al amamantar a su bebé.
Además, ningún sustituto puede igualar perfectamente la alimentación y protección que la leche de la madre fue designada a proveer al bebé. Esta progresa desde el calostro en los primeros dos o tres días, que es un importante alimento para el pequeñito, hasta una leche que se hace más fuerte según las necesidades del bebé. La leche de pecho tiene una temperatura constante; está libre de gérmenes; es fácil de digerir; contiene todas las vitaminas, y hay evidencia de que provee protección contra las infecciones.
Si decide dar el pecho a su bebé, quizás encuentre que es un poco difícil al comienzo, tal vez debido a la tensión o la ansiedad. No se preocupe. Por lo general la perseverancia trae resultados satisfactorios. Hallará que pasarán varias semanas antes que sienta que la secreción de la leche esté completamente establecida.
Entonces está el asunto de la inoculación. Parece que la ciencia médica continuamente está agregando al número de vacunaciones e inoculaciones que recomienda para la protección de los niños. Usted debe decidir en cuanto a qué vacunas le dará a su hijo, si es que le dará alguna. Las páginas de ésta y otras revistas han tenido excelente información sobre este tema, y el investigar un poco lo pondrá en mejor posición para decidir lo que crea que es mejor.
Educación temprana
No se sorprenda si encuentra que no es dueño de su vida cuando el recién llegado arriba al hogar. Debido a sus necesidades especiales, quizás halle que su vida hogareña está gobernada en gran medida por los deseos y dictados del bebé. Sin embargo, gradualmente se puede enseñar al pequeño por medio de la firmeza y la bondad a darse cuenta de que se ha convertido en un miembro de un hogar que ya está establecido, y así se podrá recuperar el equilibrio.
Desde el mismo principio ayude a su hijo a entender la necesidad de obedecer, aunque esto signifique en ocasiones el aplicar una mano abierta en contra de una parte sensible de su pequeña anatomía. La obediencia puede ser una verdadera protección de toda clase de peligros. Para los niños, el mundo entero es algo nuevo y maravilloso que explorar, pero esas exploraciones pueden estar llenas de peligro. La obediencia le servirá de protección a su bebé recién llegado.
Desde una edad muy temprana, entre uno y dos años, a los niños se les puede enseñar a sentarse quietos por períodos de tiempo. Si su familia disfruta del estudio de la Biblia con otros en grupo, esto será muy importante para usted. A los niños les gusta tener libros igual que mami y papi, y un pequeño libro de tapas duras con dibujos apropiados pegados dentro, será suficiente al principio cuando las páginas se arrancan fácilmente.
Si su hijo se pone inquieto, tal vez sería útil dar un corto paseo afuera para tomar un poco de aire fresco. Si él continúa portándose mal, el próximo “paseo” no sería tan refrescante Pronto vendrá el tiempo en que la sola mención de salir afuera traerá a la mente la desagradable experiencia allí, y obtendrá una pronta respuesta. Recuerde también que el encomio es muy importante en todo campo de enseñanza. Cuando su hijo sí se sienta bien, encómielo, y esto lo animará interiormente.
El enseñar a su hijo a contar, aprender versos, o a leer es parte de su enseñanza. La mente es una maravillosa dádiva de Jehová Dios, y el grado en que es desarrollada en esa edad temprana determina con frecuencia el grado de su uso posterior.
También hay mucho que enseñar en el hogar. El enseñar al hijo a guardar sus juguetes, a poner su ropa sucia en el lugar indicado, a vestirse y desvestirse son cosas que se pueden hacer antes que el niño cumpla los tres años. Quizás requiera más tiempo hacer que él mismo haga estas cosas, pero el tiempo que usted dedica a enseñarle es una inversión. Más tarde realizará el provecho.
Ciertamente es un placer ver que los pequeños, sin que nadie se los diga, guardan sus juguetes, o ponen en orden su habitación o hacen otros menesteres que se les han enseñado. Es un placer, también, el oírlos empezar sus pedidos con un “por favor, papito,” o decir, “gracias, mamita.” Pero lo mejor de todo es verlos crecer en su aprecio por Dios. Tal vez un día se siente usted a comer y antes de dar gracias en oración su pequeño le recuerde, “cierra los ojos, papito.” ¡Qué feliz se sentirá usted de que él esté copiando su ejemplo de dar gracias a Dios! Nunca es demasiado temprano en la vida para empezar a edificar en su mente y corazón una relación correcta con su Creador.
Por supuesto, siempre es bueno recordar que no existen ‘angelitos’ en la forma de niños, así es que esté preparado para las desilusiones. A veces quizás parezca que no hay respuesta a su enseñanza y esto quizás lo haga sentirse completamente frustrado y deprimido. Tal vez con frecuencia se encuentre pensando: “¿Lo estoy educando de la manera correcta?” Pero nunca se rinda.
Los niños pasan por toda clase de estados de ánimo y etapas. No hay regla fija para tratar con sus variables temperamentos. Lo que se puede decir es que medran con el amor, aprenden bajo la disciplina, se emocionan ante la bondad y aprecian la paciencia. Cuando tengan la edad de usted, le agradecerán por la enseñanza que les impartió.
Gozos y satisfacción
El primer llanto del recién llegado le traerá a usted, su madre, una indescriptible oleada de gozo. La primera sonrisa del bebé, el que levante la cabecita para ver lo que está pasando, sus borbolleantes ruidos al tratar de morderse el pie, el que la siga alrededor de la pieza con convulsivos movimientos de cabeza son todas ocasiones que también le producirán gozo. De hecho, hallará que no pasará ni un solo día sin alguna sorpresa y discusión del desarrollo del pequeño. Un día atisbará dentro de su pequeña cuna y recibirá la más grande y brillante de las sonrisas, y puede estar seguro de que es una sonrisa de reconocimiento de usted, su padre.
Trae mucha satisfacción a los padres el ver al hijo desarrollarse mental y físicamente. Un día estará comiendo, y tal vez leyendo un libro al lado y de súbito se dará cuenta de que al levantar usted su tenedor así lo hace ese pequeño imitador que está a su lado. Entonces también nota que él pretende estar leyendo también, estudiando cuidadosamente la exacta posición de su mano y brazo para copiarla. A menudo se verá reflejado en su pequeño.
¿Cuándo fue la última vez que saltó alrededor como una rana, o pretendió ser un gato, o se escurrió debajo de una cama para esconderse? Se encontrará haciendo toda suerte de cosas extrañas. Será divertido brincar o ponerse de cabeza. Las vacas, los caballos y hasta el perro del vecindario adquirirán una atención añadida. Estará ansioso de volver a su hogar por la noche.
Por otra parte, como madre, hallará que el estar con el bebé todo el día puede ser muy agotador. Pero entonces él hará algo que hará que usted sencillamente quiera estrecharlo contra su pecho. Tal vez le está cepillando el cabello y le dice que mantenga quieta la cabeza. Y entonces se da cuenta: Ahí está, con las manos firmemente apretadas contra la cara, la boca abierta y las mejillas empujadas para dentro mientras ‘mantiene quieta la cabeza.’
Sí, hay mucho a lo cual esperar con placer. Pero es bueno darse cuenta de que el educar hijos en este mundo moderno, lleno de delincuencia, no es fácil. Estamos viviendo en “los últimos días” predichos en la Biblia; estos son “tiempos críticos, difíciles de manejar.” Una influencia maligna nos rodea por todas partes —en vecindarios, en escuelas, en los campos de juego— y tendrá muchísimo que hacer para evitar que su hijo se convierta en lo que tantos hijos son, “desobedientes a los padres.”—2 Tim. 3:1, 2.
Es una triste verdad... muchos jóvenes hoy son rebeldes y se dedican a la delincuencia, y así, en vez de traer gozo y satisfacción a sus padres, son una fuente de gran pena y aflicción para ellos. Es vital, por lo tanto, que a los jóvenes se les enseñen desde la infancia los principios justos de la Palabra de Dios la Biblia. Solo así puede esperar impedir que le acontezca la calamidad a su hijo, y aflicción para usted mismo.—2 Tim. 3:15.
Hace mucho un escritor de la Biblia dijo: “Los hijos [y también debemos incluir a las hijas] son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.”—Sal. 127:3.
Mi esposa y yo hemos recibido ese galardón. Ya llegó nuestro segundo hijo, y esperamos estar mejor preparados para éste.—Contribuido.