Milagrosa supervivencia de la vida en la Tierra
¿LE SUENA raro el hablar de la milagrosa supervivencia de la vida? Nos inclinamos a dar por sentado la vida en la Tierra... la de plantas, animales y humanos. Pero la mayoría de las personas se asombrarían si se dieran cuenta de todo lo que está implicado en la permanencia de la vida terrestre. Y eso incluye la propia vida del lector. Considere solo unas pocas de las razones que hacen que la supervivencia de la vida en este planeta pueda apropiadamente llamarse un milagro. Como resultado, usted apreciará mucho más su vida.
Provisiones en el espacio
La vida en la Tierra depende de la luz y el calor del Sol. Se cree que el Sol transforma materia en energía a razón de cuatro millones de toneladas por segundo y que puede continuar haciéndolo por miles de millones de años. Pero tan solo dos mil millonésimas de la colosal energía que produce el Sol llega finalmente a la Tierra. Pero eso es suficiente para que la vida continúe. ¿Se debe a la casualidad que exista un horno productor de energía como el Sol?
En el continuo torrente de energía que emana del Sol, también hay radiación que podría destruir la vida. Pero la atmósfera que rodea a la Tierra provee un escudo protector. Por ejemplo, a unos 24 kilómetros de altura, una delgada capa de gas ozono filtra la mayoría de los rayos perjudiciales, impidiendo que éstos pasen. Si esta capa de ozono se esfumara en el espacio, no hay duda de que en corto tiempo la radiación perjudicial destruiría la vida vegetal, animal y humana. Esto impulsó al Dr. F. E. Miller (del Instituto Smithsoniano) a declarar que vivimos “milagrosamente” en este planeta debido a la delgada capa de ozono en nuestra atmósfera.
La vida en la Tierra no solo tiene que ser protegida de la radiación mortífera para sobrevivir, sino que también tiene que ser protegida de los bombardeos de meteoros. Y la vida está protegida. La mayor parte de los meteoros nunca llegan al suelo, porque se queman en su descenso a través de la atmósfera. En una capa cálida de la atmósfera los meteoros estallan o se desintegran convirtiéndose en polvo fino. ¡Imagínese lo que sucedería si la mayor parte de los meteoros no se incineraran allí! Millones de meteoros de varios tamaños caerían por toda la Tierra, resultando en extenso daño a la vida y propiedad.
La atmósfera no solo sirve como un escudo, sino que también suministra los gases que son absolutamente esenciales para la preservación de la vida. El geofísico Arthur Beiser, describió el aire como “una mezcla constante; 78 por ciento de nitrógeno, 21 por ciento de oxígeno, 0,9 por ciento de argón, 0,03 por ciento de anhídrido carbónico, con rastros de otra media docena de gases, así como una cantidad variable de vapor de agua.” Ahora bien, algunos de estos gases son altamente letales por sí solos. Sin embargo, debido a que están combinados precisamente en las proporciones correctas, los podemos respirar sin ocasionarnos daño. Además, si la cantidad de oxígeno en el aire fuera mucho mayor, los materiales combustibles se harían peligrosamente inflamables, así es que sería extremadamente difícil el controlar los incendios.
¿Pudo un mero accidente haber producido una combinación de gases precisamente acertada para la vida en la Tierra? Más bien, no señala esto, así como también la manera en que la vida está protegida de las radiaciones mortíferas y de los meteoros que caen, a un ser inteligente como el responsable por las provisiones que han hecho posible que la vida continúe?
Esa maravillosa provisión: El agua
Sin agua, la vida vegetal, animal y humana no sería posible. Felizmente el agua está disponible en gran abundancia. Y ciertamente es un líquido poco común. Cada molécula de agua está compuesta de dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno. El hidrógeno es el gas más inflamable que se conoce y el oxígeno es necesario para la combustión. Sin embargo cuando dos átomos de hidrógeno se combinan con un átomo de oxígeno, asombrosamente se produce uno de los mejores extinguidores de incendios... el agua.
El efecto del frío sobre el agua también ilustra que es un líquido singular. A medida que el agua de los lagos y los mares se enfría, se hace más pesada, lo cual hace que el agua más liviana y templada suba a la superficie. Sin embargo, cuando el agua en conjunto llega a unos 3,9 grados centígrados sucede algo maravilloso... ¡el procedimiento se invierte! El agua se hace más liviana a medida que se acerca al punto de congelación de 0 grados centígrados y por lo tanto permanece como una capa encima de las aguas más templadas abajo. Después esta capa superior se convierte en hielo, el cual, por ser más liviano que el agua, flota; de esta manera se protege la vida marina. Si no fuera por este fenómeno, todos los lagos y hasta los océanos con el tiempo se convertirían en hielo sólido, haciendo de esta Tierra un “congelador” en el cual no podría existir ninguna vida vegetal, animal o humana.
También es asombroso el modo en que las zonas alejadas de los ríos, lagos y mares consiguen el agua vital para la vida. El calor del Sol constantemente transforma miles de millones de litros de agua en vapor. Este vapor, más liviano que el aire, flota hacia arriba y forma nubes en el cielo. Las corrientes de viento y aire, creadas por la energía del Sol, mueven estas nubes. A medida que se enfría el aire en las nubes, el vapor se condensa en minúsculas gotitas de agua que se adhieren a las partículas de polvo. Este polvo atmosférico ha venido de varias fuentes, incluso de meteoros desintegrados. A continuación las gotitas se agrupan, formando gotas más grandes, la lluvia.
Las gotas de lluvia solo crecen hasta cierto tamaño y entonces comienzan a caer. ¿Qué pasaría si esto no fuera así y las gotas de lluvia fueran de un tamaño colosal? Eso sería desastroso. Declara Arthur L. Brown, en su libro Footprints of God: “Sin la provisión de las lluvias suaves, la vegetación sería destruida, los cultivos serían golpeados contra el suelo, los árboles serían desnudados de sus hojas y frutos, los campos serían surcados por profundas zanjas, y el agua se llevaría la tierra. Cada nube que pasara sería objeto de terror. ¡Pero cuán provechoso es el arreglo actual! En vez de desastrosas cascadas de agua, ésta gotea en suaves y fertilizantes gotas, como si la nube estuviera perforada como un cedazo con pequeñas aberturas. Las gotas caen y rara vez lastiman una hoja de hierba, o magullan a la flor más delicada.”—Págs. 110, 111.
¿No sugieren estos factores acerca de la vital provisión de agua de la Tierra que un Diseñador Maestro es responsable por todo esto?
La dependencia mutua de la vida
Verdaderamente, a medida que consideramos la Tierra a nuestro alrededor, no podemos menos que quedar impresionados con el hecho de que una forma de vida depende de otra forma de vida.
Por ejemplo, la vegetación verde produce hidratos de carbono, un alimento esencial para el hombre y los animales. El modo en que las plantas hacen esto aún tiene desconcertados a los científicos. Dice un fisiólogo de plantas, Laurence C. Walker: “La mayor incógnita para un botánico es cómo hacer hidratos de carbono sintéticamente cuando se le dan todos los ingredientes que usa para ese propósito cualquier planta verde. La clorofila puede ser preparada en el laboratorio. Los gases del aire se pueden mezclar en cualquier proporción, y la energía de la luz como catalizador (acelerador) se puede proveer. Sin embargo el hidrato de carbono sencillamente no se produce. Si el secreto fuera revelado, el hombre probablemente podría alimentar al mundo... usando una fábrica del tamaño del edificio de una escuela común.”
No solo producen las plantas hidratos de carbono, sino que durante el procedimiento usan anhídrido carbónico y liberan el oxígeno tan vital para la vida humana y animal. Así es que su procedimiento de elaboración continuamente purifica el aire. ¡Cuán diferente es esto de las fábricas del hombre que han sido responsables por la contaminación del aire!
Hay evidencia de la dependencia mutua de las cosas vivas en la contribución que hacen las bacterias, los insectos, las aves y otros animales para mantener la productividad del terreno. Los desperdicios de varias criaturas enriquecen el terreno con valiosos nutrimentos, tales como el nitrógeno soluble. Ciertas bacterias del suelo convierten el gas de nitrógeno en compuestos que las plantas necesitan para crecer. El espesor de la capa superior del suelo aumenta a medida que los gusanos e insectos horadadores continuamente traen a la superficie las partículas del subsuelo.
¿No hay algo milagroso acerca de toda esta interdependencia?
Milagros al tiempo del nacimiento
Piense, también, acerca de la manera en que nosotros los humanos venimos al mundo. Considere, por ejemplo, dos cambios que ocurren al nacer con relación al sistema circulatorio.
Un corazón adulto normal es como una bomba doble que se encarga de dos sistemas circulatorios separados. El lado izquierdo contiene sangre oxigenada, mientras que el lado derecho contiene sangre desoxigenada. La completa separación de las dos cámaras del corazón impide que la sangre desoxigenada se mezcle con la sangre oxigenada que viene de los pulmones.
Sin embargo, antes de nacer el niño no necesita dos sistemas separados para hacer circular la sangre. ¿Por qué no? Porque, aunque la placenta mantiene separada la sangre del bebé de la de la madre, por medio de este órgano la sangre de la madre no solo se lleva los desperdicios sino que también suministra oxígeno y alimento. Puesto que antes del nacimiento los pulmones del niño no están en funcionamiento, la sangre no se puede mantener separada sino que debe fluir toda junta. ¿Cómo se efectúa esto? Antes del nacimiento el sistema circulatorio del niño tiene dos “desviaciones.” Hay un orificio en el tabique divisor (septum) del corazón. Este orificio permite que la sangre se mezcle en las dos cámaras. También hay un caño o tubo entre las dos arterias principales que se ramifican desde el corazón. Sin embargo, al momento de nacer la continuación del orificio y conducto conectador significaría la muerte.
El modo en que cambia el arreglo y el tiempo crítico que envuelve el cambio son milagros que desconciertan a los científicos. Colgajos de tejido alrededor del orificio se cierran instantáneamente al nacer el niño. Con el tiempo crece tejido nuevo a lo largo del orificio, sellándolo para toda la vida. El conducto conectivo tiene una capa dura de músculo liso que se contrae al nacimiento, cerrando el conducto y obligando a la sangre a ir a los pulmones. Con el tiempo el músculo contraído se degenera y desaparece. En la gran mayoría de los nacimientos que ocurren cada minuto estos maravillosos ajustes se efectúan sin ningún tropiezo. Y continuamos viviendo porque se llevaron a cabo al nacer. Por supuesto, en los raros casos en que no suceden estos ajustes, una operación quirúrgica frecuentemente puede corregir el defecto.
Verdaderamente, la preservación de la vida es una maravilla. ¿Y no indica el hecho de que la vida haya continuado hasta este día la existencia de un Dador de Vida? La Biblia identifica a Éste como Dios. (Gén. 1:1) ¿No muestra la maravillosa manera en que ha provisto para la preservación de la vida que está activamente interesado en su creación? ¿No nos da esto la seguridad de que él jamás permitirá que el hombre haga de esta Tierra un desierto inhabitable? (Rev. 11:18) ¿No es también razonable llegar a la conclusión de que él debe tener un propósito grandioso para la humanidad?
¡Cuántas razones tenemos, entonces, para tratar sinceramente de llegar a estar en una buena relación con él y participar en ese propósito!
[Ilustración de la página 5]
200 MILLONES DE METEOROS BOMBARDEAN LA ATMÓSFERA CADA DÍA; LA ATMÓSFERA NOS PROTEGE HACIENDO QUE SE DESINTEGREN
EL OZONO FILTRA LOS RAYOS MORTÍFEROS DEL SOL, PERO DEJA PASAR LOS QUE SE NECESITAN PARA LA LUZ
AIRE CON LA EXACTA COMBINACIÓN DE GASES PARA QUE RESPIREN LOS HUMANOS
[Ilustración de la página 6]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
El vapor al enfriarse, forma nubes
Las nubes al enfriarse, ocasionan precipitaciones
Vapor de agua invisible
Lluvia
Evaporación de las precipitaciones
Evaporación de ríos y lagos
Evaporación de la tierra y transpiración de las plantas
La precipitación se filtra en la tierra
Evaporación de los océanos
El agua subterránea fluye a los lagos, ríos y océanos
El agua, vital para toda la vida terrestre, es transferida por la energía solar de los ríos y lagos y cae sobre la tierra en suaves gotas
[Ilustración de la página 8]
Antes del nacimiento el niño tiene un orificio en el corazón... vital para la vida. Milagrosamente, en el instante de nacer un colgajo de tejido cierra el orificio; esto es vital para la vida fuera del seno materno