¿Deben los “biorritmos” regular su vida?
UNA famosa atleta, astro del tenis, sufrió una “derrota aturdidora” el 29 de junio de 1977. Algunos opinan que no podía menos que perder en ese día en particular. Según ellos, su derrota se debió al hecho de que dos de sus ciclos “biorrítmicos” estaban bajos al tiempo del partido.
Posiblemente usted ha oído el término “biorritmos.” ¿Qué son? ¿Puede un conocimiento de los biorritmos ayudarle a regular su vida de modo que disfrute de mayor éxito?
En este artículo el tema de que trataremos no es aquel que los científicos llaman “ritmos biológicos,” es decir, las fluctuaciones en tales zonas como el latir del corazón, la producción hormonal, las habilidades intelectuales y la disposición de ánimos. Todo ser humano experimenta variaciones periódicas en cuanto a éstas y muchas otras funciones del cuerpo. Como resultado, todo el mundo tiene, de vez en cuando, un ‘día malo’ en que está indispuesto, cuando está desmañado, irritable, es ineficaz y pesado.
Pero la teoría biorrítmica va al extremo de afirmar que todos los humanos experimentan tres ciclos de duración fija que son iguales para todas las personas. Supuestamente, hay un ciclo físico de 23 días (que tiene que ver tanto con el bienestar como con la fatiga), un ciclo emocional de 28 días que varía de rebosante alegría a depresión y un ciclo intelectual o mental de 33 días que varía de períodos de gran habilidad creadora a momentos en que uno apenas puede pensar claro. Se dice que los tres ciclos se inician al momento de nacer y continúan sin interrupción durante toda la vida de la persona.
Se ha ideado un sistema para poner los tres biorritmos en una gráfica, que incluye una línea horizontal en medio de ella que se extiende de izquierda a derecha. El extremo izquierdo de la gráfica es la fecha en que uno nació. Se representan los tres ciclos de modo que empiecen en la línea horizontal en esa fecha y después de eso suben por sobre la línea o descienden a un punto inferior a ella. Cuando un ciclo está por encima de la línea, se supone que la facultad que éste representa funcione bien. Cuando está debajo de la línea, se cree que su funcionamiento es defectuoso.
Se dice que los “días críticos” ocurren cuando un ciclo cruza la línea (el punto en que cambia del factor positivo al negativo o del negativo al positivo). Si dos o tres ciclos llegan a la línea al mismo tiempo, se considera ese día como uno de posible desastre. Los preconizadores del ciclo biorrítmico creen que por medio de calcular matemáticamente los tres ciclos, las personas podrán predecir los días propicios o no propicios en que hacer las cosas.
Una teoría que carece de fundamento
Algunos, sin embargo, se oponen firmemente a esta creencia. “Carece de base científica la suposición de que nuestros relojes biológicos empiezan a funcionar al momento de nacer,” declaró un especialista biomédico del Hospital General de Massachusetts. “Más bien, se ha hallado que algunos de los ciclos que afectan a las mujeres preñadas están sincronizados definitivamente con los del feto.” Este especialista también señala que toda la información acerca de los ciclos biológicos ha sido recogida de adultos. “Pero muchos ciclos que pueden medirse en los niños, como el ciclo cardiaco y el metabólico, exhiben frecuencias aumentadas al compararlos con los ciclos de los adultos. Teniendo en cuenta que el ‘día’ de un niño es solo cosa de minutos al tiempo de nacer y en el transcurso de varios años llega a la madurez de 24 horas, es razonable creer que el entero biorritmo del niño es más rápido.”
Se ha dado publicidad a ciertos accidentes (como los de automóvil o avión) que han ocurrido durante los “bajos” o “días críticos” en los ciclos biorrítmicos de personas implicadas en los accidentes. Sin embargo, los accidentes frecuentemente tienen causas múltiples. Rara vez pueden atribuirse únicamente a los individuos cuyos biorritmos, según cálculos, estaban bajos. Además, cuando le ocurren cosas favorables a una persona cuyos biorritmos están en un nivel alto, a menudo otras personas son realmente responsables de las circunstancias favorables. Por ejemplo, si la actuación de un atleta es sobresaliente, bien puede deberse al hecho de que sus compañeros de equipo lo apoyaron con juego excepcional.
Un registro poco convincente
¿Realmente apoyan los hechos la creencia de que uno experimenta cosas buenas cuando sus biorritmos están en niveles altos y que ocurren desastres cuando esos niveles están bajos? Tocante a esto, son interesantes los resultados que consiguió de su investigación un grupo de la Universidad Laurentian de Ontario, Canadá. Los investigadores examinaron 400 accidentes de minería. El Newsday del 25 de septiembre de 1978 informó esto respecto a los resultados de esa investigación: “Escribiendo en la publicación Perceptual and Motor Skills, los investigadores afirman que los datos ‘no apoyan ninguna de las predicciones de la biorritmia básica . . . No había más probabilidad de que los accidentes (tanto los de superficie como los subterráneos) ocurrieran en días críticos, cerca de los días críticos o durante la porción baja de los varios ciclos.’”
Un artículo en Psychology Today (abril de 1978) publicó los resultados de un experimento que se hizo con lanzadores de béisbol (que obviamente tienen que estar en buenas condiciones físicas y mentales para lanzar bien la pelota). El escritor explica:
“Observé exactamente 100 partidos de las ligas mayores de 1934 a 1975 en que los lanzadores no permitieron ni tantos ni golpes. Esto abarcaba todos los partidos durante ese período en que un solo individuo había lanzado la pelota sin permitir ni tantos ni golpes . . . Quería determinar si los 100 lanzadores, considerados como grupo, tenían indicaciones biorrítmicas excepcionalmente favorables. ¿Había una cantidad anormalmente grande de indicaciones ‘positivas’ en sus ciclos físicos?... o, en cuanto a eso, ¿en sus ciclos emocionales e intelectuales? La respuesta, desde el principio hasta el fin, fue no. Y juzgando por lo que indicaban sus diagramas biorrítmicos, jamás hubiera adivinado uno que estos hombres estaban dando las mejores actuaciones de sus carreras. Lo mismo hubiera dado si se hubiera escogido 100 individuos a la ventura.”
Una forma de adivinación
¿Cómo deben considerar la teoría de la biorritmia las personas que desean agradar a Dios? La Biblia no menciona de modo específico los biorritmos. Pero la Palabra de Dios sí relata los esfuerzos que hizo un individuo por determinar con anticipación el día correcto para ejecutar cierta acción. Dice:
“Amán, recibido el aviso, y certificado por la experiencia de que Mardoqueo ni le doblaba la rodilla, ni lo adoraba, montó en gran cólera. Pero reputó por nada el vengarse de solo Mardoqueo; pues había oído ser Judío de nación; y quiso más bien exterminar toda la nación de Judíos que vivían en el reino de Asuero. Así en el mes primero, llamado Nisán, el año duodécimo del reinado de Asuero, echáronse delante de Amán en una urna las suertes, llamadas en hebreo Fur [Pur], para saber el día y mes en que debía ser entregada a la muerte la nación de los Judíos, y salió el [día trece del] mes duodécimo llamado Adar.”—Ester 3:5-7, 13, Torres Amat.
El echar suertes de esta manera era una forma de adivinación. Según la Biblia, todo esfuerzo por discernir el futuro por medio de la adivinación les está prohibido a las personas que desean agradar a Dios. Leemos: “No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o su hija, nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová, y a causa de estas cosas detestables Jehová tu Dios está expulsándolas de delante de ti. Debes resultar exento de tacha con Jehová tu Dios.”—Deu. 18:10-13.
Por supuesto, la teoría de la biorritmia no tiene nada que ver con echar suertes. Pero sí tiene que ver con los esfuerzos por discernir el futuro mediante la adivinación, empleando un método de numerología. Un artículo que se publicó en la revista Time hizo los siguientes comentarios:
“La manía biorrítmica creció de las especulaciones místicas de Wilhelm Fliess, un médico pintoresco de Berlín que por más de una década fue el amigo más íntimo de Sigmund Freud. . . . Fliess publicó libros y ensayos de matemáticas impenetrables, todos los cuales giraban alrededor de sus números místicos: 23 (que representaba el principio masculino o físico) y 28 (que representaba el principio femenino, emocional, y que probablemente estaba basado en el ciclo menstrual de 28 días). Por un tiempo Freud estaba tan impresionado que le constaba que moriría a la edad de 51, la suma de las dos cifras. Un joven paciente de Freud, Hermann Swoboda, desarrolló la primera calculadora biorrítmica, basada en la creencia de Fliess de ciclos de 23 y 28 días. Más tarde los fliessianos agregaron un ciclo de 33 días que representaba la vida mental humana.”
“Tiempo y el suceso imprevisto”
El interés que se manifiesta en los biorritmos proviene del deseo que muchas personas tienen de hacer que su vida sea fácil de predecir. Sin embargo, las Escrituras (especialmente en el libro de Eclesiastés) dan a saber claramente que el curso de la vida humana no se puede delinear así con anticipación. Leemos: “Me volví para ver bajo el sol que no tienen los veloces la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tampoco tienen los sabios el alimento, ni tampoco tienen los entendidos las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos.”—Ecl. 9:11.
Muchos sucesos surgen inesperadamente. Tales acontecimientos casuales resisten o invalidan todo esfuerzo por predecir los tiempos favorables o desfavorables en que hacer las cosas. En cuanto a esto es interesante este consejo adicional de Eclesiastés: “Envía tu pan sobre la superficie de las aguas, pues con el transcurso de muchos días lo hallarás otra vez. Da una porción a siete, o aun a ocho, pues no sabes qué calamidad ocurrirá en la tierra.”—Ecl. 11:1, 2.
Con pocas excepciones, las ‘calamidades’ que le sobrevienen a la gente son algo que ‘no saben,’ en realidad, que no pueden saber, con anticipación. Muchas veces las circunstancias favorables también surgen de súbito, inesperadamente. Por lo tanto, la manera más prudente de emplear uno su tiempo es ser un dador generoso para con una amplia variedad de personas, ‘dando una porción a siete, o aun a ocho,’ por decirlo así. En cualquier momento que azote una calamidad inesperada, el dador generoso halla que la gente amablemente le corresponde en medida amplia.—Luc. 6:38.
Las fórmulas basadas en “números místicos,” como las que se emplean en el cálculo de los biorritmos, carecen de base científica y dan mal resultado cuando se comparan con los hechos conocidos. De más importancia, esos cálculos, por ser una forma de adivinación, van en contra de las enseñanzas bíblicas. Considerando lo que se ha explicado en lo susodicho, los biorritmos jamás pudieran ser un medio provechoso por el cual regular uno su vida.