Me penetró... lo de la acupuntura
“¡TRATAMIENTO con agujas! Me duele una sola punzada de la aguja cuando estoy cosiendo. ¡Cómo sería el que alguien deliberadamente me hundiera agujas en el cuerpo!” Así pensé originalmente cuando se me sugirió que probara la acupuntura.
Se me aseguró que no era como me lo imaginaba. La acupuntura, que tiene su origen en la antigua China y se introdujo en el Japón unos 250 años antes de Cristo, es el arte oriental de usar agujas finas para estimular o tranquilizar varios puntos del cuerpo. Se considera que produce tres efectos. Primero: sedación relacionada con intervenciones quirúrgicas. Estas pueden incluir extracciones de muelas, partos por cesárea y cirugía cerebral. Se opina que la sedación por medio de la acupuntura es deseable porque elimina desagradables efectos secundarios como los vómitos y el mareo, que son resultado de usar drogas sedativas. Se ha llamado a la acupuntura ‘la inyección que no reemplaza al dolor con enviciamiento a las drogas.’ El relajamiento o descanso es el segundo efecto que produce la acupuntura. El tercer efecto es el de modificar la función de un órgano. Estos dos últimos efectos eran de interés particular para mí.
Me sorprendí al ver las agujas que se usan en la acupuntura. Puesto que me había imaginado que éstas serían algo parecidas a las agujas de costura, fue una agradable sorpresa para mí descubrir que, aunque el largo de estas agujas varía de 5 a 7 centímetros, todas son finísimas. Por lo general su grosor es de 0,1 milímetros y en algunos casos llega hasta 0,2 milímetros o más. La aguja fina es uno de los refinamientos que los japoneses han empleado en la acupuntura. En los tiempos antiguos las agujas estaban hechas de piedra y de metales. Hoy en día, en el Japón, las agujas casi siempre están hechas de plata o de acero inoxidable. Los japoneses también usan un pequeño ‘tubo guiador’ hecho de metal.
Cómo se practica la acupuntura
Como parte del diagnóstico, el practicante de la acupuntura me tomó el pulso. Su interés en el pulso está basado en la teoría china de la energía, o lo que los occidentales llamarían la ‘fuerza vital.’ Además, un experto en la acupuntura tienta los músculos para determinar su dureza. Me hizo preguntas acerca de mis síntomas y observó el matiz de mi piel y mi expresión facial. Me preguntó si algo me estaba preocupando. “De hecho, sí,” le respondí. Me preocupaba un asunto personal. Pero ¿cómo lo supo él? “Hoy usted está sonriendo con la boca, pero no con lo demás del rostro,” explicó.
Sí, el que practica la acupuntura con éxito es apto en la observación de todo factor físico o mental que afecte la salud del paciente. ¡Esta es una cualidad verdaderamente deseable en un médico de cualquier ramo!
Aplicando las agujas
Después de examinarme el abdomen y determinar que yo tenía una congestión en el colon, el practicante me colocó una aguja a más o menos un centímetro debajo del centro de la caja torácica. Dentro de poco tiempo los nervios de este lugar empezaron a vibrar como si hubieran recibido momentáneamente un choque eléctrico. Poco después me eché una mirada al abdomen y vi cuatro agujas ondulando delicadamente como arbolitos sin hojas. Aunque yo parecía ahora una almohadilla para alfileres, no experimenté ninguna sensación de que algo me estuviera punzando. Después de la inserción de estas agujas, oí gorgoteos en el área del abdomen.
Ahora el practicante estaba dirigiendo su atención a mis pies. Se sienta al estilo japonés sobre el piso de tatami (paja) cada vez que se coloca ante las varias partes del cuerpo en las cuales efectúa su trabajo. Un punto que queda a una distancia de la anchura de tres dedos sobre el reverso de mi tobillo izquierdo afecta el intestino, y el practicante insertó otra aguja allí. Aunque la aguja quedó allí por solo 10 segundos, tuve una sensación de hormigueo en la pierna por varios días.
Desde el principio me impresionó descubrir que el practicante de la acupuntura no tiene que ir tanteando para encontrar el punto apropiado. Él sabía qué punto afectaba a qué parte interna del cuerpo; era hábil y ‘penetrante.’ Ha recibido entrenamiento detallado sobre anatomía y tiene un conocimiento cabal de los órganos del cuerpo y de su función. Sabe qué área de la piel y de los músculos está conectada con qué órgano. Utiliza un sentido táctil que ha sido refinado por la práctica. Sí, el practicante de la acupuntura en el Japón por lo general aprende su arte por medio de practicarlo en sí mismo.
El acto mismo de insertar las agujas se ejecuta de varias maneras. Por ejemplo, cuando el practicante me insertó las agujas en el abdomen, las insertó hasta que llegaron a cierta profundidad y entonces las sacó después de unos cinco minutos. Para tratarme el cuello y los hombros, me insertó agujas y trabajó con ellas. El practicante hace esto de la siguiente manera: coloca la aguja en un tubo guiador que agarra en la mano izquierda. El tubo guiador es un poquito más corto que la aguja misma. Con un ligero toque del dedo índice de la mano derecha, el practicante mete la aguja en la piel y entonces quita el tubo guiador. Aunque apenas se siente el movimiento, el practicante está agarrando la aguja en la mano izquierda y con la mano derecha va ajustando la profundidad de penetración de la aguja. A la misma vez, hace que los dedos de su mano izquierda descansen sobre la piel en el punto donde inserta la aguja. De esta manera, puede sentir la dureza del músculo en que está “trabajando” con la aguja. Con la mano derecha él siente aquello con que se está poniendo en contacto la aguja debajo de la piel. En el caso mío, noté dos reacciones. Una fue la reacción de los nervios en el punto donde se insertó la aguja, y la otra fue la reacción del órgano o de la zona afectada por aquel punto de la acupuntura.
Después del tratamiento, descansé por más o menos 30 minutos, y cuando me levanté me alegré de sentir que se me había quitado un peso de encima. La acostumbrada tirantez que había sentido en el cuello había desaparecido. Era como si alguien me hubiera dado un buen masaje, y disfruté de esta sensación por dos o tres días.
A este respecto, debo mencionar que la eficacia de la acupuntura varía con cada paciente. Además, por lo usual se necesita más de un tratamiento para lograr la mejora que se desea. Para la persona que responde favorablemente al tratamiento, puede que baste con de uno a seis tratamientos. Si hay muchísimo dolor, se le aconsejará que reciba el tratamiento a diario. Como observó el anestesista en el Centro Médico de Maimonides en Nueva York: “No hay dos pacientes a quienes pueda tratarse de la misma manera. No es como seguir una receta de un libro de cocina. El practicante tiene que seguir de cerca las reacciones del paciente.”
¿Qué es la acupuntura?
Se ha tendido a despedir la acupuntura como un truco misterioso, un simple placebo, o un efecto sicológico. Después de hacer unas investigaciones, recordé que a menudo la ignorancia engendra la sospecha. Por ejemplo, cuando William Roentgen descubrió los rayos X, se le consideró un charlatán.
Es patente que la acupuntura no envuelve ni superstición ni una terapia puramente sicosomática, pues un veterinario de Mito, Japón, informa que con el uso de cuatro agujas electrizadas él aplica la acupuntura a animales de granja. Según el veterinario, este tratamiento neutraliza el dolor agudo que sufren las vacas después de operaciones del estómago y contribuye a su rápido restablecimiento. También se usa la acupuntura con éxito en el caso de niñitos recién nacidos. Otro hecho impresionante es que pruebas clínicas han confirmado que las partes y funciones del cuerpo reaccionan cuando se aplica la acupuntura. Por ejemplo, pruebas en el Japón y en Europa indican que el aplicar la acupuntura a un punto en particular puede hacer que la producción de los glóbulos rojos aumente desde un nivel debajo de lo normal hasta un nivel normal dentro de 24 horas.
Al explicar el tratamiento, el practicante que me trató dijo: “La acupuntura es sencillamente nuestra manera de tratar la enfermedad. Al paciente le gusta el toque personal que ofrece y que tristemente hace falta en el tratamiento médico de Occidente. Por medio de la acupuntura podemos aliviar el dolor y corregir una condición malsana... en otras palabras, podemos ayudar a un enfermo a recobrar un grado razonable de buena salud.”
Sí, me penetró... lo de la acupuntura.—Contribuido.