¡No habrá un Armagedón nuclear!
PUESTO que la amenaza de que estalle una guerra nuclear es real, es simplemente lógico que la humanidad ore para que tal amenaza nunca se realice. Es interesante notar que a principios de los años sesenta el cardenal Francis Spellman pidió que se hicieran “oraciones para librar al mundo del ‘Armagedón termonuclear’”.
La palabra “Armagedón” aparece solo una vez en la Biblia, aunque muchos otros textos bíblicos utilizan otros términos al hablar de ello. ¿Muestran esos textos bíblicos que posiblemente el Armagedón sea una destrucción nuclear, respecto a la cual hay esperanzas de que pueda evitarse? ¿Es el Armagedón una guerra a la que el hombre pueda dar comienzo?
EL ARMAGEDÓN ES LA GUERRA DE DIOS
La Biblia dice: “Expresiones inspiradas por demonios [...] salen a los reyes de toda la tierra habitada, para reunirlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso [...] en el lugar que en hebreo se llama Har-Magedón [o Armagedón]”. (Revelación 16:14, 16.)
Sin embargo: ¿Cómo se pudiera denominar legítimamente como guerra de Dios una destrucción nuclear que gobiernos humanos provocaran para el adelantamiento de objetivos políticos? ¿No sería más bien una guerra del hombre una destrucción como ésa?
EL ARMAGEDÓN HA DE SER UNA GUERRA JUSTA
La Biblia dice: “Y vi el cielo abierto, y, ¡miren! un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia”. (Revelación 19:11.)
“Con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra. [...] Con el espíritu de sus labios dará muerte al inicuo. Y la justicia tiene que resultar ser el cinto de sus caderas, y la fidelidad el cinto de sus lomos.” (Isaías 11:4, 5.)
No obstante: ¿Qué habría de justo o moral en una guerra nuclear que matara indistintamente tanto a buenos como a malos? De hecho, un comité de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de los Estados Unidos dijo recientemente que ellos “juzgaban como inmoral hasta la amenaza de utilizar tales armas [nucleares]”. Ahora bien, si hasta la amenaza de que estalle una guerra nuclear se considera inmoral, ¿qué argumento lógico pudiéramos usar para considerar como guerra justa la guerra nuclear misma?
EN ARMAGEDÓN, TODAS LAS NACIONES SERÁN ALIADAS
La Biblia dice: “Vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra [“con todos los reyes de la tierra”, “The Jerusalem Bible”] y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército”. (Revelación 19:19.)
Sin embargo: ¿No sería una destrucción nuclear la consecuencia de un conflicto entre naciones enemigas, más bien que de naciones que estuvieran unidas y del mismo lado?
EN ARMAGEDÓN, SOLO LOS INICUOS SERÁN DESTRUIDOS
La Biblia dice: “Hay una controversia que Jehová tiene con las naciones. Él personalmente tiene que ponerse en juicio con toda carne. En cuanto a los inicuos, él tiene que darlos a la espada”. (Jeremías 25:31.)
“Porque los rectos son los que residirán en la tierra [...] En cuanto a los inicuos, ellos serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, ellos serán arrancados de ella.” (Proverbios 2:21, 22.)
No obstante: ¿Perecerían solo los culpables, “los inicuos”, en una destrucción nuclear? ¿Qué ocurrió durante la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki, Japón, en 1945? Entre las decenas de miles de hombres, mujeres y niños que perecieron hubo una gran cantidad de monjas católicas, muchos extranjeros que habían ido a Japón a estudiar y que se habían visto atrapados allí por la guerra, miles de coreanos a quienes se había llevado a Japón para servir de trabajadores obligatorios, y hasta un puñado de prisioneros de guerra estadounidenses. ¿Eran todos éstos los culpables, “los inicuos”?
SE ASEGURA QUE ALGUNOS SOBREVIVIRÁN AL ARMAGEDÓN
La Biblia dice: En el “día de Jehová, grande e inspirador de temor [...] tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén resultarán estar los escapados, tal como ha dicho Jehová, y entre los sobrevivientes, a quienes Jehová llama”. (Joel 2:31, 32.)
Sin embargo: Desde un punto de vista humano, ¿sobreviviría alguien a una guerra nuclear provocada por el hombre? Es probable que no. Solo un pequeño porcentaje de la gente tendría acceso a refugios subterráneos a prueba de radiación. Y hasta la posibilidad de que tales personas sobrevivieran sería leve. La Real Academia Sueca de Ciencia pidió a 13 expertos internacionales que predijeran lo que ocurriría si 15.000 bombas nucleares hicieran explosión en el hemisferio norte durante un período de varios días. Ellos contestaron: “Nadie sobreviviría al infierno”.
EL ARMAGEDÓN NO ARRUINARÁ LA TIERRA
La Biblia dice: “Las naciones se airaron, y vino tu propia ira [la de Dios] y el tiempo señalado [...] para causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:18.)
No obstante: Desde un punto de vista humano, hay pocas dudas de que una destrucción nuclear pudiera causar el fin de toda vida humana. Jonathan Schell, en su campeón de venta, The Fate of the Earth, advierte: “No sería simplemente el fin de la humanidad, sino del planeta... la muerte de la Tierra”.
¿Qué aprendemos de lo que dicen los textos bíblicos supracitados? Aprendemos que la guerra de Dios en Armagedón será muy diferente de lo que sería una destrucción nuclear provocada por el hombre. El Armagedón no tiene como finalidad destruir la Tierra. La finalidad del Armagedón es destruir a los que amenazan con arruinar la Tierra. El hablar de una posible destrucción nuclear y denominarla Armagedón es, por lo tanto, una mala aplicación del término. Pero, prescindiendo de cómo la llamemos, aún queremos saber: ¿Habrá una destrucción nuclear, o no? Una vez más podemos recurrir a la Biblia, seguros de que nos dará una respuesta confiable.
En Isaías 45:18 leemos: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada”. Puesto que el “Formador de la tierra” no la ha creado “sencillamente para nada”, nunca permitirá que una destrucción nuclear la convierta en un yermo radiactivo, que ni hombre ni bestia pueda habitar. Eso sería contrario a Su propósito, según se expresa en Salmo 37:29: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”.
‘Pero ¿no aluden a una destrucción nuclear al menos las palabras de 2 Pedro 3:7, 10?’, tal vez pregunte alguien. Ahí leemos, según la Versión Moderna: “Pero los cielos de ahora y la tierra, por la misma palabra están guardados para el fuego, siendo reservados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres inicuos. Vendrá empero el día del Señor como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos serán disueltos con ardiente calor; la tierra también y las obras que hay en ella serán abrasadas”.
Sin embargo, es obvio que ahí se utiliza lenguaje simbólico y que no se hace referencia a una destrucción nuclear literal, que, aunque destruyera la Tierra y al hombre de sobre ella, no podría hacer que los cielos literales ‘pasaran con grande estruendo’. En realidad, este sistema de cosas inicuo, la sociedad humana ‘inicua’ y sus “cielos” gubernamentales, es lo que experimentará destrucción total, como por fuego. Los factores mundanos, en todas sus partes elementales, serán disueltos en el calor de la cólera de Dios, junto con las “obras” materialistas de esta sociedad humana, la “tierra” simbólica. Esto preparará el terreno para los “nuevos cielos y una nueva tierra” de los cuales Pedro habla después... una nueva sociedad terrestre, compuesta de la humanidad redimida, bajo los nuevos “cielos” gubernamentales del Reino Mesiánico de Cristo, en los cuales la justicia morará (2 Pedro 3:13). Habrá desaparecido la influencia satánica que ha apartado de Dios a los hombres. Una destrucción nuclear no libraría del Diablo y sus demonios al hombre. El Armagedón abrirá el camino para que Cristo Jesús, por dirección de su Padre, haga eso. (Vea Revelación 20:1-3.)
Los acontecimientos mundiales indican que la expresión del juicio de Dios está a las puertas. Por eso, la siguiente profecía también tiene que cumplirse dentro de poco: “Cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente” (1 Tesalonicenses 5:3). Aunque no descarta que haya guerras clásicas o hasta una posible guerra atómica limitada, ese texto bíblico sí descarta una destrucción nuclear. ¿Por qué se dice eso? Pues bien, pregúntese: Después de una destrucción nuclear, ¿a quién se dejaría con vida para que clamara “paz”? Y si hubiera sobrevivientes, ¿qué razón tendrían precisamente para clamar “seguridad”, al vivir, como sería el caso, en una Tierra radiactiva y contaminada?
Ahora bien, tal vez usted se pregunte de qué provecho sería que fuera liberado del temor a una destrucción nuclear sólo para encararse al nuevo temor de una “destrucción repentina” en Armagedón. Permítanos explicarle en el siguiente artículo.
[Recuadro en la página 7]
EL ARMAGEDÓN SERÁ:
—la guerra de Dios;
—una guerra justa;
—una guerra para destruir solo a los inicuos.
[Recuadro en la página 7]
UNA DESTRUCCIÓN NUCLEAR SERÍA:
—una guerra humana;
—una guerra injusta;
—una guerra que destruiría tanto a buenos como a malos.