El SIDA y la moralidad
¿QUÉ ocurrió en las décadas de los sesenta y los setenta que causó tal explosión en los años ochenta? Pues se adoptó la “nueva moralidad” de la libertad sexual, la cual estimulaba la actitud de que todo se permitía. Al comentar al respecto, el periodista neoyorquino Ray Kerrison escribió:
“La súbita explosión del SIDA tal vez mueva también a la sociedad a reexaminar sus valores, los cuales han ido decayendo con mayor velocidad que un tren incontrolado.
”Por años los políticos y los tribunales han estado promulgando la pésima falacia de que los actos privados del ciudadano no incumben a nadie sino a sí mismo.
”Tal declaración puede llamarse la doctrina de la consensualidad. De hecho, dice que dos o más personas pueden hacer lo que quieran con tal que no violen los derechos de otras personas.
”Así, se ha removido una restricción moral tras otra, lo cual ha desatado una ola de comportamiento permisivo y la aceptación de normas que eran inimaginables hace 30 años.
”Ahora estamos recogiendo la amarga cosecha”.
Particularmente han sufrido los homosexuales, y esto se debe a su excesiva promiscuidad sexual y a la clase de prácticas sexuales que son comunes entre ellos. La revista Science Digest dice: “Un estudio efectuado por el CDC [Centros para el Control de Enfermedades] mostró que los pacientes que tenían el SIDA y estaban bajo tratamiento tuvieron un promedio de 1.100 compañeros sexuales durante su vida”.
Pero los homosexuales no son los únicos que despliegan promiscuidad sexual: la sociedad en general también ha adoptado la moralidad de que cualquier cosa se permite. Como consecuencia, Harvey V. Fineberg, decano del Colegio de Sanidad Pública de Harvard, dice que el SIDA está difundiéndose “lenta pero inexorablemente en la comunidad heterosexual”.
Particularmente en África, esta enfermedad está afligiendo a la población en general. El pasado mes de noviembre, Lawrence K. Altman, corresponsal médico para The New York Times, escribió: “Parece que el SIDA está esparciéndose mediante las relaciones sexuales convencionales entre los heterosexuales de África y está afectando a las mujeres casi tan a menudo como a los hombres, de acuerdo con los investigadores de la localidad”.
Cuando una mujer contrae el SIDA de algún compañero, es posible que ninguno de los dos ni siquiera sepa que está contagiado. Es triste decirlo, pero a veces ocurre que los infantes que nacen de madres que tienen el virus del SIDA se convierten en víctimas inocentes. Y los hombres heterosexuales que tienen relaciones sexuales con prostitutas pudieran contraer la enfermedad.
Por todas partes la gente tiene temor. ¿Qué sucederá?
¿Un cambio de moralidad?
“No hay duda de que esta enfermedad terminará con la revolución sexual”, predice el Dr. Donald Francis, del CDC, Estados Unidos. Como dice él: “Uno puede arriesgarse con el herpes y la hepatitis del tipo B, pero uno no puede arriesgarse con el SIDA”.
El Dr. Walter R. Dowdle, del CDC, añade: “Tenemos que comprender que es necesario que cambiemos nuestro modo de vivir”. De acuerdo con Dowdle, “esta no es una cuestión de moralidad. Es simplemente un hecho biológico”.
No obstante, es más que un simple hecho biológico... la moralidad sí está implicada. El hombre no originó las normas morales de las que la sociedad se ha burlado. Una Inteligencia superior hizo que se registraran hace mucho tiempo. Y el reconocer que Él es el Soberano nos ayuda a conformarnos a ellas.
Pero ¿qué normas, o código de conducta, ha provisto él? Y ¿cómo puede protegernos el obedecerlas?
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Cómo detener la propagación del SIDA
June Brown, al escribir para The Detroit News, explicó cómo se puede hacer esto: “Un remedio obvio que podría frenar drásticamente el índice de aumento sería el que la nación cambiara sus hábitos sexuales. Si toda persona escogiera a un compañero sexual saludable y permaneciera fiel a él hasta la muerte, el SIDA desaparecería casi por completo. Esto tal vez suene como una enseñanza bíblica. Pero a medida que siguen apareciendo nuevas enfermedades que se transmiten mediante las relaciones sexuales, cada una más mortífera que la anterior, la muy ignorada teología respecto a la fidelidad sexual súbitamente tiene sentido desde el punto de vista moderno de la salud”.