Las almendras... ese delicioso fruto
DESDE lo alto de la colina puedo contemplar a mis pies un valle de color verde azulado salpicado de un sinfín de islas blancas. Cuando se mira más detenidamente, las islas blancas se convierten en miles de árboles llenos de flores blancas con sus delicados centros rosados que llenan el aire con su embriagante fragancia. Esta hermosura que cautiva mis sentidos es un campo de almendros en flor a principios de la primavera.
Como me crié en una pequeña ciudad de California ubicada en una región almendrera, he disfrutado de esta magnífica vista desde la infancia. Mi familia se ganaba el sustento cultivando y cosechando ese delicioso fruto.
Aunque las almendras suelen encuadrarse bajo el nombre genérico de “frutos secos” —con las nueces, las avellanas, los cacahuetes y demás—, en realidad el almendro está clasificado dentro de la familia de las rosáceas junto con otros árboles que producen fruto en drupa, como por ejemplo: el melocotonero, el albaricoquero y el ciruelo. La próxima vez que tenga un hueso de melocotón en la mano, note cuánto se parece en forma y tamaño a una almendra con cáscara. Pártalos a ambos y verá que la semilla que hay en su interior también es similar. No obstante, solo la almendra es comestible. Las semillas de otras frutas como el melocotón, pueden sentarle mal.
Las almendras en la historia
La historia de las almendras se remonta al Asia Menor y a la región del Mediterráneo. De hecho, mucho antes del tiempo de Cristo las almendras formaban parte habitual de la dieta de los habitantes del Oriente Medio, y con buena razón.
Si uno quiere un tentempié sabroso y además saludable, basta con un puñado de almendras crudas. Las almendras contienen importantes nutrimentos así como cantidades significativas de las vitaminas y minerales esenciales para el organismo. Esto podría explicar por qué los habitantes del Oriente Medio daban tanto valor a las almendras en su dieta, y por qué al extender el islam sus fronteras durante la Edad Media, también se fue esparciendo el cultivo de la almendra.
Los almendros plantados por los musulmanes medraron y, con el tiempo, mediante la expansión colonial de las misiones españolas en California, también se extendió al Nuevo Mundo. Ahora, doscientos años después, el estado de California es uno de los mayores productores de almendras del mundo y, de sus cosechas frutícolas, la de la almendra es la más cuantiosa.
Humos para combatir las heladas
Durante la floración, si los capullos quedan expuestos demasiado tiempo a temperaturas por debajo del punto de congelación, corren el peligro de estropearse. En el pasado, para evitar que estos delicados capullos se dañasen, se usaba un método de protección por humos contra las heladas. Ese método consistía en colocar a intervalos regulares a lo largo de las hileras de árboles unos recipientes en los que se hacía arder aceite para producir un humo pesado. Aunque para los pequeños capullos de los almendros aquella capa protectora de humo negro y tiznero les era muy beneficiosa, para los habitantes de la localidad no lo era tanto.
Imagínese lo que significaba acostarse limpio y despertar por la mañana con el rostro cubierto de una película fuliginosa que penetraba en las fosas nasales y hasta debajo de las uñas. Ni el mantener cerradas las puertas y las ventanas ni utilizar abundante agua y jabón podía mantenernos limpios durante la batalla de ‘los humos contra las heladas’.
Pero, afortunadamente, las cosas han cambiado. Aunque en algunos almendrales todavía se utiliza ese método, actualmente se están ensayando otros métodos con éxito, con el consiguiente alivio para los habitantes de la comunidad almendrera.
La estrepitosa lluvia de almendras
La recogida de las almendras también ha cambiado con el transcurso de los años. En el pasado se alquilaba a jornaleros, quienes, cargados con grandes mazos de goma, subían ágilmente a los árboles y golpeaban las ramas haciendo que las almendras cayeran en forma de lluvia estrepitosa sobre lonas que se habían tendido bajo el árbol. Después, estas se arrastraban mediante un caballo o un tractor hasta el siguiente árbol y se repetía el proceso. Cuando las lonas pesaban ya demasiado para ser arrastradas, se metían las almendras en sacos de yute y se transportaban al lugar donde se les quitaba su cubierta carnosa y se limpiaban.
En contraste, hoy en día se usan máquinas para sacudir los árboles, recoger las almendras y hasta separar del fruto la cubierta carnosa exterior y otros desechos. Mi padre estuvo entre los primeros que diseñaron una máquina que utilizaba una corriente de aire para separar de las almendras la mayor parte de los desechos.
Después, las almendras pasan a gran velocidad por la planta procesadora automatizada. Allí se cascan, se limpian, se clasifican por tamaños, se seleccionan mediante una célula fotoeléctrica y pasan por una inspección final.
Lo que se hace con algunas almendras a continuación puede resultar muy apetitoso. Imagínese el cambio de una almendra cruda a una almendra ahumada o con sabor a ajo o a cebolla, o una almendra garapiñada, salada o asada. Otra posibilidad es machacarla hasta transformarla en una crema de almendra, y esto solo para mencionar unas cuantas de las muchas transformaciones sabrosas que se han concebido para estimular nuestras papilas gustativas, sin olvidar los muchos y deliciosos dulces, pasteles y helados hechos a base de almendras enteras o molidas.
El criarme en una región almendrera resultó ser una experiencia agradable y memorable para mí. Usted quizás piense que llegué a aprender todo lo que se puede saber sobre este delicioso fruto. Pero no fue así. Mi aprecio por las almendras aumentó notablemente después de empezar a estudiar la Biblia. “¿La Biblia?”, quizás pregunte usted. Sí, de mis estudios de la Biblia he aprendido que el almendro desempeñó un papel significativo en los tratos que Dios tuvo con su pueblo.
Las almendras en la Biblia
¿Sabía usted que la palabra hebrea de la que se traduce el término “almendro” literalmente significa: “el despertador” o “el que despierta”? Uno puede apreciar lo apropiado de este nombre cuando recuerda que en Palestina el almendro está entre los primeros árboles frutales que florecen, pues lo hacen para enero o principios de febrero. Además, el significado de la palabra hebrea también ayuda a explicar lo que Dios quería decir cuando se refirió al “retoño de almendro”. (Jeremías 1:11, 12.) En otras palabras, Jehová Dios está ‘manteniéndose despierto’ con respecto a sus promesas para ponerlas por obra.
Otra referencia bíblica al almendro se hace en el impresionante relato de cuando los israelitas desafiaron la autoridad de Aarón como el sumo sacerdote ungido de Dios. Para zanjar la cuestión, Dios mandó que el principal de cada una de las tribus de Israel trajese su vara de comandante y la depositase delante del arca sagrada del testimonio. La vara de Aarón, hecha de una rama de almendro, fue puesta junto a las otras doce. Al día siguiente se vieron los resultados: Dios había puesto su sello de aprobación sobre Aarón. Su vara floreció durante la noche; estaba “echando botones y arrojando flores y estaba produciendo almendras maduras”. En lugar de seguir la secuencia natural de capullo, flor y luego fruto, las tres etapas acontecieron a la vez. ¡Un verdadero milagro! (Números 17:1-11.)
Para los israelitas las almendras también eran un manjar exquisito y estimado. Para ilustrarlo, cuando Jacob, patriarca de la antigüedad, quiso granjearse el favor del rey de Egipto, entre los regalos que envió incluyó cierta cantidad de almendras como uno de “los productos más excelentes del país”. (Génesis 43:11.) Además, la delicada flor del almendro fue utilizada como modelo para las copas de los brazos que salían del candelabro sagrado del tabernáculo. (Éxodo 25:33, 34.)
Estas referencias bíblicas a las almendras me han ayudado a apreciar más plenamente otra de las muchas cosas maravillosas que Dios ha creado para el placer eterno del hombre.
A menudo, cuando oteo el valle y contemplo el hermoso panorama que presentan los campos de almendros en plena floración, pienso en estas palabras que se escribieron hace tantos siglos: “Alaben a Jehová desde la tierra [...], montañas y colinas todas, árboles frutales y cedros todos”. (Salmo 148:7-9.)— Contribuido.
[Recuadro en la página 26]
Las almendras... paquetitos de energía concentrada
La almendra es un paquetito de alimento concentrado. Contiene importantes nutrimentos de los cuatro grupos básicos de nutrientes: proteínas, frutas y hortalizas, productos lácteos y cereales. Echemos una mirada de cerca a su nutritiva composición.a
◻ FIBRAS: Unos 28 gramos (una onza) de almendras proporciona al cuerpo aproximadamente el 10% de las fibras que necesita diariamente. Esa cantidad es superior a la que contienen dos rebanadas de pan integral.
◻ GRASAS: Entre las especies vegetales que se utilizan como alimento, las almendras son una de las fuentes más ricas de grasas, y además no contienen colesterol. La grasa es una importante fuente de energía; es el tipo de combustible almacenado más eficiente del organismo. Alrededor de la mitad del peso de la almendra consiste en aceite vegetal... una grasa poliinsaturada.
◻ HIDRATOS DE CARBONO: Las almendras son una fuente útil de hidratos de carbono complejos. Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía del organismo. Unos 28 gramos de almendras, de 20 a 25 semillas, equivale a 170 calorías.
◻ MINERALES: Las almendras suministran cantidades significativas de fósforo, cobre y magnesio, minerales esenciales para el crecimiento y bienestar del cuerpo. Cien gramos de almendras contienen la misma cantidad de calcio que 230 gramos de leche y la misma cantidad de hierro que 130 gramos de filete de vaca o magro de cerdo.
◻ PROTEÍNAS: Las almendras son una buena fuente de proteínas vegetales. Las proteínas son necesarias para el crecimiento y el bienestar del cuerpo. Unos 28 gramos de almendras suministran el 10% de la U.S. RDA (siglas en inglés para: Cantidad diaria recomendada en Estados Unidos) de proteínas.
◻ VITAMINAS: Las almendras son una excelente fuente de riboflavina (vitamina B2) y vitamina E. Las vitaminas son fundamentales para la buena salud. Unos 28 gramos de almendras contienen la cantidad de vitamina E (35% U.S. RDA) que se halla en 210 gramos de germen de trigo o en 550-600 gramos de hígado.
[Nota a pie de página]
a Esta información está basada en el folleto Almonds—A Health Nut, publicado por la Junta Almendrera de California.