Las catástrofes... ocasiones para manifestar amor
Como promedio, en el mundo ocurren 26 catástrofes de gran magnitud al año, siendo las inundaciones las que van a la cabeza. Son los desastres más frecuentes, y desbaratan la vida de millones de personas cada año. ¿Cómo reaccionaría usted si la zona donde vive se viese azotada por una catástrofe de mayor o menor magnitud? ¿Mostraría interés amoroso en otros? ¿Sabría cómo? Quizá le sea de utilidad el siguiente relato.
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Jamaica
“¡AGUA, agua, el río Minho se está desbordando!” “¡Arriba todo el mundo, corramos, el río se desborda!” Esas voces frenéticas que resonaban en la madrugada del 6 de junio de 1986 sobresaltaron a Tony Burgher y a su esposa. No era una falsa alarma. Ambos saltaron de la cama, agarraron a su hijo de tres años y se encaramaron al tejado. Tony y su esposa no eran los únicos que huían.
Muchos habitantes de la zona meridional de la isla de Jamaica se despertaron y vieron agua fangosa arremolinándose debajo de su cama. ¿Qué había sucedido? Las colinas que se alzan por encima de la llanura de Vere habían soportado continuas y copiosas lluvias durante muchos días. El continuo afluir de aguas había hecho crecer el nivel del río Minho, el cual finalmente se salió de su cauce, arrojando toneladas de agua fangosa a las planicies.
Al amanecer, pudieron contemplarse escenas de desolación, puesto que las turbulentas aguas se habían precipitado en el interior de las casas, arrastrando muebles y, a veces, casas enteras; el ganado se había ahogado, las cosechas se habían perdido y se había depositado una gruesa capa de barro en aquellas casas que se mantuvieron en pie. Algunos pueblos quedaron aislados a causa de la destrucción de carreteras y puentes. Las víctimas tuvieron que ser rescatadas con la ayuda de barcos de pesca y helicópteros militares.
Se organiza la asistencia a los damnificados
Los Testigos de la oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower que se encuentra en Kingston estaban preocupados por sus compañeros de creencia de las zonas afectadas. De modo que a la mañana siguiente, tres miembros del comité de la sucursal viajaron en automóvil a la zona más afectada. Después de dar muchos rodeos para evitar las aguas desbordadas, se pusieron en contacto con un anciano de una de las congregaciones de la zona inundada. Dicho anciano los condujo al hogar de Tony Burgher, un ministro de tiempo completo o precursor especial. Para entonces, Tony y su familia ya habían bajado del tejado y se habían refugiado en una escuela pública cercana que se estaba usando como centro de socorro. Tony informó al comité acerca del resto de los hermanos afectados. Después de hacer una rápida valoración de las necesidades más inmediatas, se dispuso que mediante los ancianos de una congregación cercana se suministrase alimento a los damnificados. A las cinco de la tarde de ese mismo día llegó el primer suministro.
El domingo, el segundo día después de la inundación, se hizo un llamamiento a todas las congregaciones de Kingston para que ayudasen suministrando alimento, ropa y agua potable. La respuesta fue rápida, y llegaron a la sucursal abundantes provisiones. Esa misma tarde se les envió a las víctimas de la inundación un camión cargado con estas provisiones.
Muestras de interés amoroso
Las contribuciones que se enviaron a la sucursal excedieron en mucho las necesidades de aquellos que habían sufrido pérdidas económicas. Al enterarse de la catástrofe, un joven minusválido de trece años, hijo de un Testigo, donó todos sus ahorros, 160 dólares, a la oficina sucursal de la Sociedad para ayuda de los damnificados. Otro Testigo pensó en las necesidades espirituales de los hermanos y donó una Biblia envuelta en plástico. Tony dijo: “A muchos se nos llenaron los ojos de lágrimas cuando vimos las dádivas de misericordia de nuestros hermanos”.
Una semana después de la inundación, un grupo de Testigos visitó la zona afectada para limpiar las casas que se habían llenado de barro y enterrar a los animales muertos. Entre el grupo de voluntarios se encontraba una hermana a la que le falta una pierna. A pesar de ser minusválida, el amor la impulsó a viajar 97 Km. (60 millas) para ayudar a sus hermanos espirituales.
El suelo de uno de los Salones del Reino estaba cubierto de una capa de barro de 90 cm. (3 pies) de espesor. No obstante, los hermanos, sabiendo que ‘no debían abandonar el reunirse’, trabajaron hasta bien entrada la noche del sábado —el día después de la inundación— a fin de tener el Salón del Reino listo para el domingo. (Hebreos 10:25.) ¡Qué felices se sintieron de ver a 16 personas presentes para la reunión del domingo por la mañana!
Reacción al amor fraternal
El gobierno de Jamaica organizó por toda la isla una campaña de asistencia a los damnificados y también una campaña nacional de limpieza; pero la rapidez con la que los testigos de Jehová acudieron para ayudar a sus hermanos espirituales y personas interesadas a limpiar sus hogares llevó a un observador a decir que “los Testigos trabajaron más deprisa que el gobierno”.
Una vecina hizo el siguiente comentario a una Testigo: “Fíjate, te trajeron agua potable desde Montego Bay [a más de 160 Km. (100 millas) de distancia]; ¡son verdaderamente amorosos!”. El pariente incrédulo de otro Testigo, al ver este interés y amor, comentó: “No comparto su manera de adorar, pero una cosa que tengo que decir es que son muy amorosos”.