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  • ¿Por qué no me dejan disfrutar de más intimidad?
  • ¡Despertad! 1988
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¡Despertad! 1988
g88 8/7 págs. 25-27

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué no me dejan disfrutar de más intimidad?

Querida Sociedad Watchtower:

Tengo doce años. ¿Por qué no puedo tener mi intimidad? Mis padres no confían en mí lo suficiente como para permitir que tenga mi propia televisión en la habitación. Sé que se preocupan por mí, pero eso es el colmo.

[Firmado] Keith

INTIMIDAD. A menudo los adolescentes piensan que no tienen la que les corresponde. Cuando una joven de quince años llamada Heather recibe cartas o llamadas telefónicas personales, su madre tiene una manera muy irritante de interrogarla sobre lo que le dicen. Incluso si desea estar un rato sola en su habitación, puede que su madre exija saber exactamente por qué quiere hacerlo.

Alison, de doce años, tiene un problema diferente. “Mis padres me permiten suficiente intimidad, pero mi hermana no. Compartimos la misma habitación. A veces llego a casa temprano y me pongo a hacer mis deberes, pero tan pronto como entra ella, empieza a contarme todo lo que ha ocurrido en la escuela [...]. Después, por la noche, mientras todavía estoy haciendo mis deberes, mi hermano y mi hermana [...] irrumpen en la habitación y la dejan patas arriba, y luego soy yo quien tiene que ordenarla.” (Listen to Us! [¡Escúchennos!], editado por Dorriet Kavanaugh.)

El término “intimidad” no transmite la misma idea a todas las personas; además, las necesidades individuales varían. Algunos suspiran por tener unos momentos de soledad para relajarse. Otros solo quieren poder decidir por sí mismos lo que van a hacer con su tiempo y pertenencias personales. Puede que aún otros deseen protegerse de hermanos y compañeros de escuela entremetidos, así como de padres a los que consideran exageradamente inquisitivos.

¿Qué piensas tú? ¿Sientes a veces que necesitas más intimidad personal, que te den un poco de “libertad de movimientos”? Si ese es tu caso, no eres el único. Los autores del libro The Healthy Adolescent: A Parents’ Manual: (El adolescente saludable: manual para los padres) dicen: “Los adolescentes quieren y necesitan su intimidad”. Pero, ¿por qué es la intimidad algo tan importante para los jóvenes? ¿Y por qué tantas veces es difícil de conseguir?

La necesidad de intimidad

La necesidad de intimidad es particularmente pronunciada durante la adolescencia. Estás desarrollándote en adulto, por lo que es muy natural que quieras una cierta medida de independencia de tus padres. Según los investigadores Jane Norman y Myron W. Harris, el que los adolescentes exijan algo de intimidad es una manera de ‘distanciarse emocionalmente de los demás miembros de la familia’.

La intimidad también satisface una serie de necesidades humanas básicas. De acuerdo con el sociólogo Albert Mehrabian, dedicarse un poco de tiempo a uno mismo puede ser una protección contra las presiones diarias. Mehrabian dice que una “intimidad insuficiente produce estrés. Uno enferma más a menudo, es propenso a accidentes, es irritable (no se lleva bien con los demás) y, si la situación persiste, llega a causar depresión”.

Hasta el propio Hijo de Dios dijo en cierta ocasión a sus discípulos: “‘Vengan, ustedes mismos, en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco’. Porque eran muchos los que venían e iban, y ellos no tenían tiempo libre siquiera para tomar una comida”. (Marcos 6:31.) Lo que necesitaban en aquel momento era un poco de intimidad. Por supuesto, ellos eran adultos. Sin embargo, puede que muchos jóvenes sientan una necesidad similar. Considera el caso de Erika. Ella ha visto que cuando se siente disgustada, lo que más le ayuda es evitar estar con la gente. “Me frustran —dice—. Es normal que a veces se desee estar a solas. Hay que tener algo de intimidad, o una puede llegar a sentirse tensa o deprimida.”

Las investigaciones indican que algunos momentos de soledad son beneficiosos. El libro Being Adolescent (Ser adolescente) dice: “Las personas necesitan estar solas para desarrollar su propia personalidad”. Añade que “siempre que la soledad se mantenga dentro de un límite, el no tener a otros alrededor hace posible que ordenemos nuestros pensamientos y nos concentremos mejor”. Un estudio que los autores de este libro realizaron con setenta y cinco adolescentes reveló que después de pasar algún tiempo solos, su “estado psicológico” mejoró. “Además de estar más alerta, los jóvenes dijeron que se sentían bastante más animados y fuertes después de un tiempo a solas.”

A este respecto, es interesante lo que leemos en la Biblia acerca del patriarca Isaac. En cierta ocasión él estaba “afuera paseando a fin de meditar en el campo como al caer la tarde”. (Génesis 24:63.) Pronto iban a recaer sobre él pesadas responsabilidades. Aquellos momentos de intimidad sin duda le ayudaron a organizar sus ideas y a relajarse.

¿Por qué es tan difícil conseguir intimidad?

Al informar de los descubrimientos del doctor Lawrence Fisher, profesor de Psiquiatría de la universidad de California, la revista American Health: Fitness of Body and Mind dijo: “Los adolescentes son más saludables emocional y físicamente si se les proporciona la intimidad que necesitan”. Entonces, ¿por qué es tan difícil de conseguir cuando uno es joven?

Posiblemente concordarás con lo que dicen los autores de The Healthy Adolescent: A Parents’ Manual: “Es importante que [los adolescentes] tengan sus propias [...] ideas personales, que nadie se inmiscuya en su correo, sus llamadas telefónicas ni su diario”. No obstante, tus padres quizás disientan y piensen que deberían estar al tanto de todos los pormenores de tu vida.

Preocupados o recelosos si se dan cuenta de que pasas mucho tiempo en tu habitación con la puerta cerrada, puede que tus padres se entremetan en el tiempo que pasas solo. O al igual que los padres de Keith, el caso mencionado al comienzo, quizás quieran controlar cuidadosamente los programas y películas que ves en la televisión. A veces, a algunos jóvenes les parece que sus padres se entremeten demasiado. “Cuando me visita un chico —se quejó una muchacha de dieciséis años a un periodista—, mi madre piensa que es terrible que cerremos la puerta mientras estamos en mi habitación. Siempre está gritando: ‘¡Deja esa puerta abierta!’. Hace que me sienta avergonzada [...], no estamos haciendo nada.” Sin embargo, la madre tiene razón: dejar la puerta abierta es lo apropiado y una buena protección contra la tentación de hacer algo incorrecto.

También puede ser que la intimidad personal se vea limitada por tus circunstancias. En muchos países, las viviendas están a precios prohibitivos, y gran cantidad de familias deben vivir apiñadas en una sola habitación. Aun en países más prósperos, muchas familias no pueden proporcionar a cada hijo su propia habitación. Esto quizás siente la base para innumerables peleas por el espacio. “Ahora ni siquiera tengo mi propia habitación —dice una joven que se encontró de repente formando parte de una familia de cuatro hijos cuando su madre contrajo segundas nupcias—. He de compartirlo todo.”

Derechos y deberes

Padres inquisitivos, hermanos fisgones, hermanastros entremetidos, una vivienda pequeña... todas estas pueden ser verdaderas causas de irritación para un adolescente que simplemente quiere un poco de intimidad personal. Sin embargo, aún más importantes que los “derechos” personales, son los deberes y responsabilidades asignados por Dios.

Por ejemplo: a los padres se les ordena que ‘entrenen’ a sus hijos. (Proverbios 22:6.) A veces esto incluye que limiten tu intimidad. Saben por experiencia que aislarse demasiado puede ser perjudicial y resultar en que un joven se vuelva apático, deprimido o egocéntrico. Como dice Proverbios 18:1: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta”. También saben que “la tontedad está atada al corazón del muchacho”, o la muchacha. Un joven “que se deja a rienda suelta”, sin pautas ni restricciones, podría fácilmente causarse daño físico, emocional y espiritual. (Proverbios 22:15; 29:15.) No es de extrañar, entonces, que los padres consideren un deber controlar tu intimidad personal.

Tú también tienes un importante deber. “Honra a tu padre y a tu madre.” (Efesios 6:2.) Eso significa que no te rebeles ni vayas en contra de los deseos de tus padres, sino que cooperes con ellos lo mejor que puedas. Pero ¿y si te ponen restricciones que te parecen irrazonables? Es posible que el que seas abierto, honrado y completamente confiable resulte en que no te vigilen tanto. Lo mismo sucede con los problemas que se derivan de que compartas cosas con tus hermanos; muy a menudo se pueden tomar medidas razonables que mejoran la situación. Un próximo artículo considerará algunas de ellas.

Mientras tanto, aprovecha al máximo tu situación. Piensa que hay millones de jóvenes que no tienen otro remedio que ver limitada su intimidad. Trata de tomártelo con sentido del humor y evita frustrarte o irritarte. Eso solo empeorará una situación ya difícil. Y ten en cuenta que el que tengas padres amorosos que se interesan en ti y supervisan adecuadamente tu libertad es una protección y una bendición. Agradécelo.

[Fotografía en la página 26]

A menudo resulta difícil disponer de intimidad personal cuando se comparte la habitación con un hermano

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