Sida. Lo que tanto padres como hijos deberían saber
LAMENTABLEMENTE, en muchas ocasiones los problemas de los adolescentes que han manifestado el sida se agravan por la forma desequilibrada de pensar de muchos adultos que no están muy informados al respecto. En muchos casos los padres han predispuesto a sus hijos contra aquellos que padecen la enfermedad, y aunque los médicos hayan dicho que no hay ningún peligro, varias autoridades escolares han rehusado admitir a estudiantes infectados por el virus del sida. Por eso, el lema de muchos padres con hijos infectados por el VIH es guardar el secreto. Temen, y a veces con buena razón, que sus hijos sean objeto de ostracismo, de oprobio o de cosas peores.
Por ejemplo, una madre cuya hija estaba infectada por el sida temía tanto tener problemas con sus vecinos que no la dejaba jugar con los niños del vecindario. “Nadie quiere que las personas que le rodean sepan que su hijo tiene sida, porque la gente reacciona de formas extrañas.” Hay informes de que esto no es una exageración. Ha habido padres a los que han rehuido sus mejores amigos y vecinos. Que ciertos amigos les han vuelto la cara en la calle para no tener que mirarles ni saludarles. El estigma del sida provoca prejuicios tan profundos que ha habido clientes que han salido de un restaurante soltando insultos a voz en grito al ver que entraba una familia con un niño enfermo de sida. Algunos padres han perdido su empleo, otros han recibido amenazas de bomba, y a otros hasta les han incendiado la casa.
Los niños con sida han sido víctimas de bromas crueles por parte de sus condiscípulos. Los condiscípulos de un niño que contrajo el sida mediante una transfusión de sangre lo acusaban continuamente de ser homosexual y lo provocaban diciéndole: “Sabemos cómo contrajiste realmente el sida”. Miembros de su Iglesia rehuían a la familia, recibieron anónimos malintencionados, les echaban montones de basura en el jardín y hubo quien hasta les disparó un tiro por una ventana de la fachada principal.
“Se debe guardar muy en secreto y eso produce mucha soledad”, dijo la madre de un niño infectado por el sida. The New York Times añade: “La mayoría de los 1.736 niños estadounidenses menores de trece años a los que se ha diagnosticado sida se han visto desplazados por su enfermedad, obligados a ocultar la situación ante amigos y condiscípulos saludables que podrían rehuirles”. The Toronto Star hizo la siguiente observación: “Incluso después de la muerte de un jovencito [enfermo de sida], muchas familias temen decir la verdad, lo que aumenta el dolor y el aislamiento que acompaña a la pérdida de cualquier niño”.
Lo que usted debería saber
Debe reconocerse que el sida no respeta a nadie: puede infectar a ricos y a pobres, a jóvenes, a muy jóvenes y a viejos. En algunos países los jóvenes tienen un conocimiento muy leve y superficial de este tema. Un especialista en sida de la ciudad de Nueva York dijo que la mayoría de las personas “no tienen ni idea del peligro tan grande que supone el sida para los adolescentes”.
Por ejemplo, un estudio sobre jóvenes llevado a cabo en una importante ciudad estadounidense reveló que el 30% de los encuestados creían que el sida se podía curar si se trataba a tiempo. Pero todavía no se ha descubierto ningún remedio contra él. Una tercera parte de los encuestados no sabía que no se puede contraer sida por el simple hecho de tocar a alguien infectado o de usar su peine. Otra encuesta llevada a cabo en otra parte de Estados Unidos entre 860 adolescentes con edades comprendidas entre los dieciséis y los diecinueve años descubrió que el 22% no sabía que el virus del sida puede transmitirse con el semen y que el 29% ignoraba que puede transmitirse con las secreciones vaginales.
Las víctimas son infecciosas y pueden transmitir el virus a otros no solo a partir del tiempo en que el sida se manifiesta sino también durante todo el período de incubación. Pero no se puede transmitir por dar la mano o abrazar a un enfermo de sida, pues una vez fuera del cuerpo el virus muere en seguida. De manera similar, el virus no puede vivir en el asiento del retrete, algo que algunos temen. ¿Temían las autoridades escolares que los estudiantes pudiesen contraer la enfermedad si bebían de una fuente que acababa de usar una víctima del sida? Los especialistas dicen que estos temores carecen de fundamento puesto que el virus no tendría forma de entrar en la corriente sanguínea de la persona no infectada.
A los médicos les suelen preguntar si hay peligro en horadarse las orejas, pues para ello se utilizan agujas. Los especialistas admiten que si se utiliza un equipo contaminado, esta podría ser una vía para contraer el virus del sida. ¿Y los besos? “Si alguien con sida o infectado por el VIH le da un beso, y usted tiene un corte o llaga en los labios o la boca que le sangra, es concebible, pero muy improbable”, dijo un especialista. No obstante, es posible.
Prescindiendo de si se le han manifestado algunos síntomas sospechosos o no, la única forma de saber si está infectado es mediante un buen reconocimiento médico y un análisis de sangre.
Por último, si eres un niño, di la verdad a tus padres. Cuando todos los demás te fallen, ellos pueden ser los que se apeguen a ti y te den el consuelo y la ayuda que necesitarás. Sé sabio y di que no a las drogas y a las relaciones sexuales premaritales, pues eso puede salvarte la vida. Muchos jóvenes que han contraído el virus del sida por vía sexual o mediante agujas hipodérmicas contaminadas han admitido que las malas compañías influyeron en ellos. Seguro que las palabras del apóstol Pablo tienen ahora un profundo significado para ellos. “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” y, en algunos casos, pueden costarte la vida. (1 Corintios 15:33.)