¿Rechaza usted los cigarrillos?
Una nación que contribuyó a propagar el tabaco por el mundo ahora lleva la voz cantante en advertir de sus peligros.
“EL TABACO —escribió cierto historiador— carece de testimonios escritos anteriores al descubrimiento de América.” Los nativos del Caribe se lo brindaron a Colón. Su exportación aseguró la supervivencia de Jamestown, primer asentamiento británico permanente en Norteamérica. Con su venta se ayudó a financiar la guerra de la Independencia norteamericana. Y dos de los primeros presidentes de Estados Unidos, George Washington y Thomas Jefferson, fueron tabacaleros.
En años más recientes, Hollywood usó el cigarrillo como signo de sensualidad, gracia y hombría. Lo regalaban los soldados americanos dondequiera que combatían. Y se dice que tras la II Guerra Mundial se utilizó como moneda “de París a Pekín”.
Pero la situación cambió. En un informe de 387 páginas publicado el 11 de enero de 1964, el director general de Salud Pública vinculó el tabaco con el enfisema, el cáncer de pulmón y otras enfermedades graves. Poco después, la ley federal exigió que las cajetillas expendidas en Estados Unidos dijeran: “Advertencia: Fumar puede ser peligroso para la salud”. Hoy se achacan al tabaco unas 434.000 muertes anuales tan solo en Estados Unidos, cifra que supera al total de estadounidenses caídos en combate durante los últimos cien años.
Se imponen restricciones
Hace más de diez años, Aspen, popular centro turístico invernal de Colorado, prohibió fumar en sus restaurantes. Desde entonces, es habitual que haya secciones de no fumadores en los restaurantes, los lugares de trabajo y otros locales públicos. Años atrás, un californiano fue a Virginia a visitar a su hija. Al preguntarle dónde estaba la sección de no fumadores de cierto restaurante, ella respondió: “Papá, ¡estamos en la tierra del tabaco!”. A la visita siguiente, medio comedor del restaurante era para no fumadores. Cuando volvió hace poco, no vio a nadie que fumara.
Pero no se arregla mucho separando al fumador. En las principales autovías californianas se ven grandes carteles estatales con la pregunta: “¿Cree que el humo sabe quedarse en la sección de fumadores?”.
Cuando la ciudad de Nueva York prohibió fumar en los grandes restaurantes, los dueños se quejaron de que perderían turistas europeos, cuyos países, según ellos, son menos estrictos con el tabaco. Pero una encuesta anterior había revelado que el 56% de los estadounidenses prefería los restaurantes de no fumadores, y solo el 26% se sentía un tanto reacio a utilizarlos.
En los vagones del metro neoyorquino hay un letrero que reza: “El mensaje es igual en todos los idiomas: No fume. En ningún momento. En ninguna parte. Ni en nuestras estaciones ni en los trenes. Gracias”. Aparece escrito en inglés y en quince idiomas más.
Pero ¿es el asunto tan grave? Efectivamente. Si 300 personas fallecieran en una gran catástrofe, sería noticia por días o incluso semanas. Pues bien, la revista The Journal of the American Medical Association dijo en un reportaje que unos cincuenta y tres mil estadounidenses mueren anualmente por los efectos a largo plazo de inhalar el humo ajeno. Afirmó que este hecho convierte al “humo de segunda mano”, o “humo en el ambiente”, en “la tercera causa de muerte evitable después del consumo activo de tabaco y alcohol”.
Los niños, víctimas indefensas
¿Y qué hay de fumar en casa? Healthy People 2000 (Gente saludable 2000), publicación del gobierno estadounidense que señala medidas para reducir la cifra de “muertes prematuras y enfermedades e incapacidades innecesarias”, dijo: “En Estados Unidos, 1 de cada 6 muertes se debe al tabaco, la principal causa evitable de muerte y enfermedades en nuestra sociedad”.
Luego agregó: “El consumo de tabaco durante el embarazo es la causa del 20 al 30% de los alumbramientos de niños bajos de peso, del 14% de los partos prematuros y del 10% de las muertes infantiles”. Señaló que la fumadora puede transmitir a su bebé las sustancias químicas del humo no solo al amamantarlo o fumar a su lado, sino al “colocarlo en un cuarto donde se haya fumado recientemente”.
El padre también es responsable. La citada publicación da este consejo: “Cuando uno esté con niños y tenga que fumar, debe hacerlo fuera o donde no contamine el aire que estos respirarán”. Cuantos más fumadores haya en el cuarto y más cigarrillos se enciendan, mayor será el peligro. Por ello, Joycelyn Elders, ex directora general de Salud Pública de Estados Unidos, dijo: “Sus hijos son víctimas inocentes de sus adicciones”.
También corren peligro otras personas. En un anuncio de televisión patrocinado por el estado de California se veía a un viejecito sentado solo. Decía que su mujer siempre ‘estaba encima de él’ a causa del tabaco. “Hasta me amenazó con no besarme más si no lo dejaba. Le dije que se trataba de mis pulmones y mi vida. Pero estaba equivocado. No lo dejé. No tenía ni idea de que la vida que perdería no sería la mía. . . sino la de ella.” Mirando con tristeza su retrato, el anciano añade: “Mi esposa era mi vida”.
Cambio de actitud
Estas advertencias han propiciado un notable descenso en el consumo de tabaco entre los estadounidenses. Sorprendentemente, unos cuarenta y seis millones —el 49,6% de los que han fumado alguna vez— lo han dejado.
Pero las tabacaleras, que dedican un sustancioso presupuesto a la publicidad, están contraatacando, de modo que la disminución en el consumo es más lenta. Joseph A. Califano, hijo, del Centro contra la Adicción y el Abuso de Sustancias de la Universidad de Columbia en Nueva York, dijo: “La mayor amenaza a la salud pública por parte de la industria tabaquera [es] su empleo de publicidad y mercadotecnia dirigidas a niños y adolescentes, la nueva cosecha de adictos a sus mortíferos productos”.
La revista The Journal of the American Medical Association dijo: “A diario, 3.000 jóvenes —niños y adolescentes en su mayoría— se convierten en fumadores habituales. Esto representa 1.000.000 de nuevos fumadores cada año, que sustituyen en parte a los 2.000.000 que se deshabitúan o mueren anualmente”.
Más de la mitad de los fumadores estadounidenses se inician a los 14 años. David Kessler, comisionado de la Administración para Fármacos y Alimentos de Estados Unidos, dijo que casi mil de los 3.000 nuevos fumadores juveniles que aparecen cada día acabarán muriendo de enfermedades relacionadas con el tabaco.
Si nos inquietan estas cifras, conviene recordar que los hijos pueden seguir nuestro ejemplo, así que, si no queremos que fumen, tampoco lo hagamos nosotros.
Ventas fuera de Estados Unidos
Aunque el consumo de cigarrillos se haya reducido mucho en Estados Unidos, el mercado exterior está en auge. El diario Los Angeles Times indicó que “las exportaciones se han triplicado con creces, así como las ventas de tabaco elaborado en fábricas estadounidenses situadas en suelo extranjero”. Según The New England Journal of Medicine, los países en desarrollo “apenas resaltan los peligros de fumar”, de forma que las tabacaleras “invaden los mercados extranjeros con rapidez”.
Aun así, Patrick Reynolds, hijo de R. J. Reynolds, hijo, y descendiente del fundador de la compañía que produce Camel y Winston, dijo que 1 de cada 5 muertes que ocurren en Estados Unidos se deben al tabaco. Según informes, Reynolds también señaló que fumar ocasiona más muertes anuales que la cocaína, el alcohol, la heroína, los incendios, los suicidios, los homicidios, el sida y los accidentes de circulación, todos juntos, y que es la causa de muerte, enfermedad y adicción más fácil de evitar hoy en día.
¿No es curioso que en la nación que ayudó al mundo a aprender a fumar haya cada vez más enemigos del tabaco? Por ello, hacemos bien en preguntarnos quién estará mejor informado al respecto.
De acuerdo con la revista Modern Maturity, una señora que fumó por más de cincuenta años dijo: “Cuando una está enviciada, está enviciada de verdad”. Pero ella logró disociar el tabaco de la imagen fascinante que la indujo en su día a fumar, analizó las excusas para seguir con el vicio y entonces lo dejó.
“Inténtelo —escribió ella—. Yo me siento de maravilla.”
[Ilustración de la página 21]
Se “calcula que en la década de los noventa el tabaco ocasionará en torno al 30% de las muertes entre las edades de 35 y 69 años que ocurran en los países desarrollados, lo que lo convierte en la mayor causa de muerte prematura en el mundo desarrollado”.
(NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE.)
[Ilustración y recuadro de la página 22]
ADVERTENCIAS SOBRE EL CÁNCER
Las siguientes advertencias se han extraído de los folletos Facts on Lung Cancer y Cancer Facts & Figures—1995, editados por la Sociedad Americana contra el Cáncer:
• “Las esposas que no fuman corren un 35% más de riesgo de contraer cáncer de pulmón si sus cónyuges son fumadores.”
• “En torno al 90% de los cánceres de pulmón en los hombres y al 79% en las mujeres se deben al tabaco.”
• “Para quien ha fumado dos cajetillas diarias durante cuarenta años, la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón es unas veintidós veces mayor que en el caso del no fumador.”
• “La mejor protección contra el cáncer de pulmón es no iniciarse en el tabaco o dejarlo inmediatamente.”
• “No existe ningún cigarrillo inocuo.”
• “El empleo de tabaco de mascar o rapé incrementa el riesgo de padecer cáncer de boca, laringe, garganta y esófago y es un hábito muy adictivo.”
• “El riesgo adicional de tener cáncer en la mejilla y las encías puede ser casi cincuenta veces mayor en los consumidores veteranos de tabaco de mascar.”
• “Quienes dejan de fumar, sin importar la edad, viven más que los que mantienen el vicio. Los fumadores que se deshabitúan antes de los 50 años corren la mitad de riesgo de morir durante los siguientes quince años que quienes continúan fumando.”
[Ilustración y recuadro de la página 24]
EL DILEMA DEL AGRICULTOR
Por generaciones, las familias cuyos terrenos eran muy pequeños para ganarse la vida con otros cultivos han recurrido al tabaco. Este hecho plantea un problema de conciencia para muchos. Stanley Hauerwas, profesor de Ética Teológica de la Universidad Duke, institución fundada por un magnate tabacalero, dijo: “Creo que lo que más aflige a los tabacaleros es que [...] cuando comenzaron a cultivar tabaco ignoraban sus efectos mortíferos”.
[Ilustraciones de la página 23]
El humo no se queda en la sección de fumadores
Fumar durante el embarazo genera un 10% de las muertes infantiles