Quedará una sola religión
IMAGÍNESE cómo sería el mundo si todos estuviéramos unidos por la misma religión: la adoración pura del único Dios verdadero. ¡Cuánta unidad se lograría! Desaparecerían las discusiones, las contiendas y las guerras por motivos religiosos. Pero ¿es una utopía? No, pues la visión que tuvo el apóstol Juan acerca de la ramera, el imperio mundial de la religión falsa, indica que, una vez destruida, subsistirá una religión. ¿Cuál?
La voz procedente del cielo que escuchó Juan nos da una pista: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas”. (Revelación 18:4.) Es patente que el propio Dios dirige estas palabras a su pueblo. Observe que no ordena unirse a la ramera en labores ecuménicas a fin de ayudarla a que se reforme y obtenga la salvación. No, pues es un caso perdido. Por ello, manda a su pueblo que salga de ella y no se le acerque para evitar contaminarse con su extremada pecaminosidad y compartir el juicio y la destrucción que se le avecinan.
La orden celestial de ‘salirse de ella’ también facilita que los que sinceramente buscan la verdad identifiquen al pueblo de Dios. Pueden preguntarse: ‘En el mundo actual ¿quiénes han obedecido este mandato y se han desligado de toda religión, organización o colectividad de adoradores relacionada con “Babilonia la Grande”? (Revelación 18:2.) ¿Quiénes se han liberado de toda doctrina, credo, rito y tradición babilónicos?’. ¿Quiénes, sino los testigos de Jehová? Ya superan la cifra de 5.200.000 en más de doscientos treinta países. Si fueron miembros de una religión babilónica, sea por nacimiento o por conversión, presentaron su renuncia, aunque suscitaran protestas y oposición de familiares, amigos y guías religiosos.
Así ocurrió en el caso de Henry, sudafricano que estaba muy ligado a su Iglesia, de la que era tesorero. Sin embargo, buscaba la verdad, y un día aceptó estudiar la Biblia gratis en su hogar con los testigos de Jehová. Cuando decidió ser Testigo, comunicó al pastor, que vivía cerca de él, su deseo de salirse de la Iglesia.
El pastor se quedó atónito y más tarde visitó a Henry con el moderador y otros feligreses. Le preguntaron por qué había dejado la Iglesia y se había integrado en una religión que, a su parecer, no tenía el espíritu santo de Dios. “Al principio, temía responderles —señaló Henry—, pues siempre habían influido mucho en mi vida. Pero pedí ayuda a Jehová y él me permitió presentar esta defensa: ‘De las religiones internacionales, ¿cuál es la única que usa constantemente el nombre divino, Jehová? ¿Verdad que es la de los Testigos de Jehová? ¿Creen ustedes que Dios les permitiría llevar su nombre sin otorgarles su espíritu santo?’.” Los dirigentes eclesiásticos no pudieron refutar este razonamiento, y en la actualidad Henry es testigo de Jehová.
Así pues, cuando la voz celestial da la orden “sálganse de ella” (Revelación 18:4), hay a dónde huir: junto a los adoradores del Dios verdadero, Jehová. Millones de personas ya han escapado. Son los testigos de Jehová, miembros de una hermandad cristiana internacional organizada en más de setenta y ocho mil seiscientas congregaciones, que en la actualidad pasa por la etapa de mayor crecimiento de toda su historia. En los últimos cuatro años han bautizado a más de un millón doscientas mil personas. Antes de bautizarse, todas ellas han recibido un curso bíblico completo que las ha estimulado espiritualmente y las ha capacitado para tomar la decisión personal y bien fundada de cortar todo lazo con cualquier otra religión. (Sofonías 2:2, 3.)
Si usted aún no ha asistido a las reuniones que celebran los testigos de Jehová en sus Salones del Reino, ¿por qué no lo hace esta semana? Quizás le impresione lo que vea y oiga. Y si desea entender la Biblia, ¿por qué no le pregunta a un testigo de Jehová si puede estudiar la Biblia con él, tal como hacen millones de personas? Si usted ha orado pidiendo ayuda para entender la Palabra de Dios y hallar un modo de vida que se ajuste a ella, encontrará la respuesta a su oración.
[Ilustraciones de la página 9]
Millones de personas acuden a la adoración de Jehová Dios