Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo hacer más amena la lectura de la Biblia?
“A veces me cuesta entender la Biblia, y eso me desanima.”—Annalieza, de 17 años.
“La Biblia me resultaba aburrida.”—Kimberly, de 22 años.
A MUCHA gente que no le gusta leer, incluso a lectores ávidos, una obra tan grande quizá les parezca abrumadora. “A mi juicio, la Biblia era un libro grueso con infinidad de palabras desconocidas y difíciles de entender —dice Tammy, de 17 años—. Para leerla necesitas mucha concentración y constancia.”
Los deberes escolares, las tareas de la casa y las actividades recreativas también pueden restarte gran parte de tu tiempo y energías, lo cual dificultará que te concentres y saborees la lectura. Alicia, una testigo de Jehová que, además, dedica tiempo a prepararse para las reuniones cristianas, asistir a ellas y hablar de su fe, admite: “Tal vez no sea fácil leer la Biblia porque parece que siempre tienes un sinfín de cosas que hacer”.
Aun así, Alicia, Tammy y muchos jóvenes más han superado los obstáculos y hoy se complacen en leerla con frecuencia. ¡Tú también puedes lograrlo! Piensa en las siguientes tres sugerencias para hacer más amena su lectura.
Halla tiempo para leer la Biblia
“Creo que los jóvenes dicen que la Biblia es aburrida porque la leen poco”, comenta Kelly, de 18 años. Disfrutarás de leerla en cuanto lo hagas de continuo, del mismo modo que disfrutas de un deporte si lo practicas a menudo.
Pero ¿qué hacer si no dispones de mucho tiempo? El apóstol Pablo aconseja: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos” (Efesios 5:15, 16). Una forma de ‘comprarte tiempo’ es dedicando menos cantidad a asuntos secundarios, como ver la televisión. La palabra que Pablo usó para “tiempo” puede referirse a un horario o período seleccionado con un propósito en concreto. ¿Cuál sería tu horario para leer la Biblia?
Mucha gente la lee por la mañana, después de analizar el texto y los comentarios que aparecen en el folleto Examinando las Escrituras diariamente.a Hay quien prefiere hacerlo antes de acostarse. Elige un horario realista que te convenga y adáptalo si es necesario. Alicia dice: “En mi caso, la flexibilidad es fundamental para mantener un programa regular de lectura”.
Algunos jóvenes cristianos dedican de diez a quince minutos al día a leer la Biblia; así, han conseguido terminarla en uno o dos años. Aunque te parezca que no está a tu alcance hacer lo mismo, proponte leerla a diario. Si te atienes con resolución a tu horario, crecerá tu amor por la Palabra de Dios (Salmo 119:97; 1 Pedro 2:2).
Pide sabiduría a Dios
Hay que admitir que hasta los lectores asiduos de las Santas Escrituras consideran que algunos pasajes son difíciles de entender, pero Jehová Dios, su Autor, desea que comprendas su Palabra. El libro de Hechos habla de un viajero etíope que no acababa de entender una profecía del capítulo 53 de Isaías. Como aquel hombre estaba dispuesto a pedir ayuda, el ángel de Jehová envió a Felipe el evangelizador para que le explicara aquel pasaje (Hechos 8:26-39).
Ahora bien, el primer paso para una lectura eficaz de la Biblia es la oración. Antes de abrir las Escrituras hay quienes acostumbran a pedir a Jehová que les dé sabiduría para entender y aplicar las lecciones que aprendan (2 Timoteo 2:7; Santiago 1:5). El espíritu de Dios hasta puede hacerte recordar versículos bíblicos que te permitan responder preguntas o enfrentarte a pruebas.
Un joven cristiano recuerda: “Cuando tenía 12 años, mi papá nos abandonó. Una noche, ya acostado, le rogué a Jehová que lo hiciera regresar. Acto seguido, tomé la Biblia y leí el Salmo 10:14: ‘A ti [Jehová] el desdichado, el huérfano de padre, se encomienda. Tú mismo has llegado a ser su ayudador’. Pausé por un instante. Parecía que Jehová me estaba hablando y diciendo que él era mi ayudador, que era mi Padre. ¿Qué mejor padre que él?”.
¿Por qué no adoptas la costumbre de orar cada vez que te pongas a leer la Biblia? Adrian recomienda: “Ora antes y, si quieres, después de leer, para que se convierta en una auténtica conversación con Jehová”. Las oraciones sinceras fortalecerán tu decisión de atenerte al programa de lectura y estrecharán tu relación con Dios (Santiago 4:8).
Vívela
Kimberly, mencionada al principio, pensaba que la Biblia era aburrida. La verdad es que es un libro muy antiguo, escrito mucho antes de que se inventara la computadora, la televisión o el avión, y, además, sus personajes murieron hace miles de años. Aun así, el apóstol Pablo escribió: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder” (Hebreos 4:12). ¿Cómo es posible que un libro tan antiguo ejerza poder?
En la época de Esdras el copista, miles de hombres, mujeres y “todos los de suficiente inteligencia como para escuchar” se reunieron en Jerusalén para atender a la lectura de la Ley de Moisés. En aquel tiempo, la Ley superaba los mil años de antigüedad. Sin embargo, Esdras y sus ayudantes “continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y había el ponerle significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura”. ¿En qué resultó que estos hombres explicaran las Escrituras y le dieran vida a la lectura? En que “todo el pueblo se fue a comer y beber y a enviar porciones y a tener un gran regocijo, porque habían entendido las palabras que se les habían dado a conocer” (Nehemías 8:1-12).
¿Cómo puedes “ponerle significado” a la lectura de la Biblia? Cathy, a quien le resulta difícil leer, se concentra mejor leyendo en voz alta. Nicki trata de ubicarse en la escena del relato. “Me imagino cómo me sentiría en esa situación —dice—. Mi historia favorita siempre ha sido la de Rut y Noemí, y no me canso de leerla. Cuando me mudé a otra ciudad, el relato me consoló, pues me imaginé los sentimientos que tendría Rut al marcharse a un lugar lejano, sin conocer a nadie. Me di cuenta de que confió en Jehová, y eso me ayudó a hacer lo mismo.” (Rut, capítulos 1-4.)
Para que la Biblia ‘ejerza poder’, es preciso meditar. Siempre que la leas, dedica tiempo a reflexionar en ella y a pensar cómo utilizarás lo que has aprendido. Tal vez quieras enriquecer tu lectura y buscar información en las obras de consulta publicadas por los testigos de Jehová.b
Persevera
No es fácil ceñirse a un programa de lectura de la Biblia. Hasta los mejores planes quizá tengan que modificarse de vez en cuando. Entonces, ¿cómo lograrás perseverar en tu objetivo de leerla todos los días?
Pueden ayudarte los amigos y la familia. Amber, de 15 años, dice: “Algunas noches estoy tan cansada que solo quiero acostarme; entonces mi hermana, con quien comparto la habitación, me recuerda mi programa de lectura. Así, nunca se me olvida”. Si encuentras algún texto o pasaje que te llame la atención, coméntalo con los demás. Al hacerlo, aumentará tu aprecio por la Palabra de Dios y tal vez fomentes su interés por leerla (Romanos 1:11, 12). Si has pasado más de un día sin leerla, no te rindas. Continúa donde lo dejaste y resuélvete aún más, si cabe, a seguir tu programa.
No olvides los abundantes beneficios que se obtienen de la lectura diaria de la Biblia. Al escuchar a Jehová mediante su Palabra, disfrutarás de una estrecha relación con él y llegarás a percibir sus opiniones y sentimientos (Proverbios 2:1-5). Estas valiosas verdades de nuestro Padre celestial te protegerán. “¿Cómo limpiará un joven su senda? —preguntó el salmista—. Manteniéndose alerta conforme a tu palabra.” (Salmo 119:9.) De modo que empieza tu lectura de la Biblia y cíñete a ella. Quizá la encuentres mucho más amena de lo que jamás habías imaginado.
[Notas]
a Publicado por los testigos de Jehová.
b La Atalaya del 1 de octubre de 2000, págs. 16, 17, ofrece varias sugerencias prácticas para profundizar en el estudio de la Biblia.
[Ilustraciones de la página 24]
La oración y la investigación le darán un nuevo aire a tu lectura de la Biblia y te ayudarán a descubrir el significado de las Escrituras
[Ilustración de la página 25]
Si te ubicas en la escena del relato, las Escrituras cobrarán vida