JUECES
Hombres que Jehová levantó para librar a su pueblo antes del período de los reyes humanos de Israel. (Jue. 2:16.) Moisés, como mediador del pacto de la Ley y caudillo nombrado por Dios, juzgó a Israel durante cuarenta años. Pero normalmente se considera que el período de los jueces empezó con Josué y duró hasta la conclusión de la judicatura de Samuel, es decir, los trescientos cincuenta y seis años abarcados desde la muerte de Moisés, en 1473 a. E.C., hasta el principio del reinado del rey Saúl, en 1117 a. E.C.
Jehová seleccionó y nombró jueces de las diversas tribus de Israel. Josué era de la tribu de Efraín y Samuel era levita. (Núm. 13:8, 16; 1 Sam. 1:1; 1 Cró. 6:16, 33, 34.) Entre Josué y Samuel el registro bíblico menciona doce jueces (sin incluir a Débora) según el siguiente orden:
Juez Tribu Juez Tribu
Otniel Judá Jaír Manasés
Ehúd Benjamín Jefté Manasés
Samgar (?) Izbán Zabulón(?)
Barac Neftalí(?) Elón Zabulón
Gedeón Manasés Abdón Efraín
Tolá Isacar Sansón Dan
No se puede precisar en todos los casos cuándo ni sobre qué zona exacta ejerció su jurisdicción cada uno de los jueces. Puede que en ciertas épocas varios jueces juzgaran al mismo tiempo en diferentes partes de Israel; y el registro también indica que entre un juez y otro mediaron períodos de opresión.
El término “jueces” también aplica a las personas que tenían la responsabilidad de decidir causas judiciales. En Job 31:11, 28, la frase “para la atención de los jueces” se usa en un sentido adjetivo para describir los errores que requerían un juicio. La traducción Nácar Colunga dice “un gran crimen” (vs. 11) y “es también criminal delito” (vs. 28), en lugar de “un error para la atención de los jueces”. El “error” bajo consideración en el versículo 11 es adulterio (vss. 9, 10), delito que en el tiempo de Job puede que haya sido juzgado por los ancianos que estaban en la puerta de la ciudad. (Compárese con Job 29:7.) Sin embargo, el “error” del versículo 28 tiene que ver con materialismo e idolatría secreta (vss. 24-27), males de la mente y el corazón que no pueden ser establecidos por boca de testigos. Por lo tanto, ningún juez humano podía determinar la culpa. No obstante, es evidente que Job reconocía que Dios podía juzgar tales males y que estos eran lo suficientemente serios como para merecer su juicio. (Véanse CRONOLOGÍA; JUECES, LIBRO DE; TRIBUNAL JUDICIAL; y los jueces de Israel bajo sus nombres individuales.)