El rayo—abono extraordinario
La ciencia ahora ha aprendido que el servicio valioso directo que logra el rayo es el de fertilizar la tierra. Describiendo el proceso, el Science Digest de julio de 1956 decía: “El rayo es el mayor productor de compuestos de nitrógeno del mundo, el ingrediente de la tierra sin el cual no pudiera existir la mayoría de la vida vegetal de la tierra. A medida que cada rayo se abre camino candente a través del aire, el tremendo calor que produce une químicamente el nitrógeno y el oxígeno y forma óxido de nitrógeno, el cual finalmente se junta con más oxígeno y con agua y se transforma en ácido nítrico y nitratos. En formas muy diluidas, estos compuestos caen a la tierra con la lluvia. Se ha calculado que sobre toda la superficie de la tierra los rayos producen anualmente hasta cien millones de toneladas de compuestos de nitrógeno. Esa cantidad es muchísimas veces la cantidad que producen todas las fábricas de abono del mundo. Hasta se considera posible que sin los rayos casi toda la vida vegetal de la tierra pudiera realmente marchitarse y morir.” Como ha sucedido en el caso de muchas otras cosas que la ciencia ahora está aprendiendo, el descubrimiento de que el rayo fertiliza eléctricamente la tierra verifica el hecho de que la Biblia es el libro de la ciencia verdadera y prueba que su Autor es Jehová, el omnisapiente Creador. Pues fué Jehová mismo quien le hizo esta pregunta a Job: “¿Quién repartió conducto al turbión, y camino á los relámpagos y truenos, para hartar la tierra desierta é inculta, y para hacer brotar la tierna hierba?”—Job 38:25, 27, Val.