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  • Generosidad inspira generosidad
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1969
w69 15/11 págs. 675-676

Generosidad inspira generosidad

“EL QUE siembra mezquinamente, mezquinamente también segará; y el que siembra liberalmente, liberalmente también segará.” Esas palabras del apóstol cristiano Pablo constituyen buen consejo, no solo para jardineros y agricultores, sino para todos los que quieran tener buenas relaciones con su Creador y sus semejantes.—2 Cor. 9:6.

Es verdad que hay quienes abusan de la generosidad, pero con pocas excepciones estas palabras de Jesús tienen aplicación: “Practiquen el dar y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.”—Luc. 6:38.

Jesucristo mismo experimentó el resultado de este principio en su ministerio terrestre. Fue la personificación de la generosidad. Celosa y altruistamente predicó las buenas nuevas del reino de Dios a los pobres. Consoló a los que estaban de duelo, curó a los enfermos, sanó a los ciegos y a los cojos y hasta levantó a los muertos. No cobraba por sus servicios ni esperaba que se le pagara determinado salario; ni siquiera hizo colectas, cosas que son práctica común de parte de muchísimos que dicen estar siguiendo sus pasos. No obstante a Jesús nunca le faltó nada en cuanto a alimento, ropa o abrigo, aunque no tenía una casa que pudiera llamar suya. La gente, generosa y voluntariamente, lo sostuvo en su ministerio.—Luc. 7:22; 8:1-3; 9:58.

La generosidad que él demostró no solo inspiró a otros a darle los artículos de primera necesidad de la vida, sino que también inspiró a otros a mostrar generosidad semejante a la de él al dejar todas las cosas para participar en su ministerio. Así, en una ocasión pudo enviar a doce apóstoles a predicar y ejecutar obras milagrosas y en otra ocasión pudo enviar a otros setenta discípulos suyos a efectuar la misma obra. ¡Y qué ejemplo de generosidad mostraron aquellos primeros cristianos inmediatamente después del Pentecostés! Los que entre ellos tenían propiedad la vendieron y trajeron los valores a los apóstoles para que ninguno entre ellos se hallara necesitado.—Luc. 9:1-6; 10:1-7; Hech. 4:32-35.

El hecho de que la generosidad inspira generosidad es tan cierto hoy como lo fue en los días del cristianismo primitivo. Los testigos cristianos de Jehová generosamente dan de su tiempo, energía y recursos para hacer posible que otros oigan las buenas nuevas del reino de Dios. ¿Por qué? Porque han llegado a conocer al generoso Dios Jehová. Acerca de él leemos: “Dios es amor.” De él desciende “toda dádiva buena y todo don perfecto,” incluso el de su Hijo unigénito, el don más costoso de todos.—1 Juan 4:8; Sant. 1:17; Juan 3:16.

A su vez, a medida que ellos manifiestan generosidad al predicar las buenas nuevas del reino de Dios otras personas, además, se sienten inspiradas a expresar generosidad por medio de participar con ellos en predicar las buenas nuevas. Así mismo, en sus congregaciones locales el ministro presidente y sus auxiliares ministeriales generosamente sirven sin paga, y no se hacen colectas, de modo que no sorprende el que los miembros individuales de estas congregaciones contribuyan voluntaria y generosamente los recursos necesarios para alquilar o construir Salones del Reino. A todos ellos aplican las palabras inspiradas: “El justo es generoso y da.”—Sal. 37:21, NR.

La verdad de que la generosidad inspira generosidad se ilustró notablemente en las Asambleas de Distrito “Buenas Nuevas para Todas las Naciones” que se celebraron en todo el mundo durante el verano de 1968. Por ejemplo, dos señoras habían entregado gratis su hogar a un grupo de Testigos que asistieron a la asamblea de Spokane, Washington. Los Testigos, no deseando aceptar el alojamiento totalmente gratis, utilizaron una jarra de vidrio para que cada uno contribuyera algo por utilizar las habitaciones. Al terminarse la asamblea las dos señoras trajeron el dinero al departamento de examen de cuentas de la asamblea como una contribución a la causa de los Testigos. La cantidad total era de 50 dólares y 81 centavos.

En una asamblea de Dinamarca, Testigos pintores ayudaron al pintor empleado por el nuevo estadio de deportes para que pudiera acabar su trabajo antes de sus vacaciones y también antes del tiempo en que los Testigos iban a utilizar el estadio para su asamblea. Esta acción generosa tanto agradó al gerente del estadio que no le cobró a la asamblea el uso de luz y teléfono durante la asamblea. En verdad la generosidad inspira generosidad.

Hoy muchos acusan a los jóvenes de ser egoístas, y no sin alguna buena razón. Pero, ¿no es posible que por lo menos parte de la razón sea el hecho de que los adultos no están poniéndoles un ejemplo de altruismo? Se ve que esto bien podría ser lo que sucede cuando se nota la manera en que los jóvenes Testigos cooperaron con sus mayores en estas Asambleas de Distrito. Haciendo comentarios acerca de este hecho, La Presse de Montreal, Canadá, el diario más grande en francés del Canadá, del 7 de agosto de 1968, dijo:

“Otra contribución útil de los testigos de Jehová es el énfasis que este grupo da a la unidad de familia, al respeto a la autoridad del cabeza de familia y a la participación de los adolescentes en los esfuerzos comunes. En estas tres esferas obtenemos la impresión de que otras organizaciones religiosas pudieran estudiar y utilizar provechosamente ciertos métodos de ellos . . . Es interesante observar que la instrucción que se basa en principios bíblicos . . . produce en general una juventud mejor protegida de la delincuencia.” Sí, estos jóvenes se sienten inspirados a actividad altruista en virtud del ejemplo generoso de sus padres y mayores.

¿Inspira generosidad la generosidad? ¡Ciertamente que sí! El principio que Jesucristo declaró, de que la generosidad influye en otros estimulándolos a ser generosos, es cierto. Ese principio también se denota en las palabras del sabio rey Salomón: “El alma generosa será engordada ella misma, y el que liberalmente riega a otros también él mismo será liberalmente regado.”—Pro. 11:25.

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