¿Puede usted esperar con paciencia?
¿HA APRENDIDO usted a esperar... esperar pacientemente? Pudiera decirse que ésa es una lección que el Creador, Jehová Dios, desea enseñarnos a nosotros, las criaturas terrestres. Y esto lo hace tanto con su Libro de la Creación como con su Libro inspirado, la Santa Biblia.
Uno no puede acelerar los días, las estaciones o los años. Nada que usted o cualquier otra persona en la Tierra haga puede acelerar la revolución que ejecuta la Tierra alrededor del Sol en 365 días y cuarto. Tampoco puede alguien apresurar las estaciones o el paso al cual gira la Tierra sobre su propio eje. Cada día requiere veinticuatro horas.
El agricultor siembra su semilla, pero entonces también tiene que esperar. No puede apresurar mucho las cosas, si acaso puede apresurarlas. En lo que toca a algunas siembras tiene que esperar varios años. El discípulo Santiago pone como ejemplo para los cristianos el ejercicio de paciencia del agricultor: “Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos. . . . ¡Miren! El labrador sigue esperando el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la lluvia tardía. Ustedes también ejerzan paciencia.”—Sant. 5:7, 8.
Jehová Dios mismo nos pone un ejemplo de esperar con paciencia. Por eso el apóstol Pedro nos dice que “la paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca.” Igualmente Dios ejerció paciencia para con su antiguo pueblo de Israel que se descarrió “hasta que no hubo curación.”—1 Ped. 3:20; 2 Cró. 36:15, 16.
Jesucristo, Hijo de Dios, también puso un ejemplo excelente de esperar con paciencia. Él sabía, como se puede discernir por las profecías que se encuentran en los capítulos 19 al 21 de Revelación, que el propósito de Dios era que eliminara a todos los enemigos de Dios. Y aunque al ser resucitado tenía la voluntad y el poder que le hacían posible proceder contra sus enemigos, “se sentó a la diestra de Dios, esperando desde entonces hasta que sus enemigos fuesen colocados como banquillo para sus pies.”—Heb. 10:12, 13; Mat. 28:18.
David el hijo de Jesé nos proporciona otro ejemplo excelente de esperar con paciencia. El profeta Samuel lo ungió cuando era un simple muchacho para ser el futuro rey de Israel. Él mostró que era el guerrero principal de Israel al matar él solo al gigante Goliat, y en las batallas contra los filisteos mató diez veces más enemigos que el rey Saúl. Cuando el envidioso Saúl lo persiguió como a un perro, David tuvo varias oportunidades de matar a Saúl y así tomar posesión del reino que Dios le había asegurado. Pero no; David estuvo dispuesto a esperar con paciencia hasta el tiempo en que ‘Jehová mismo le asestara un golpe a Saúl.’