¿Puede ser mejorada su vida de familia?
¿ES FELIZ su vida de familia? O, ¿hay campos donde a usted le parece que podría haber mejoramiento? ¿Qué ayudará? Prescindiendo del lugar en que parezca estribar la falta, ¿hay algo que USTED puede hacer para que su matrimonio y vida de familia tenga más éxito? Lo hay. Usted puede hacer más seguros los vínculos de familia dando atención especial a ejercer amor. Entre las muchas cosas buenas que menciona la Biblia que contribuyen a la unidad, note lo que dice acerca del amor, en Colosenses 3:14.
¿Qué, en realidad, es el amor, y cómo puede aplicarse verdaderamente para que funcione eficazmente? Vemos la palabra “amor” en carteleras, garabateada en edificios, en botones y en la ropa. ¿Surte efecto esta clase de “amor” o este método? No; tenemos que hacer más que hablar acerca de amor. Tenemos que saber lo que realmente significa y esforzarnos por aplicarlo.
El “amor” del que dice la Biblia que es “un vínculo perfecto de unión” se traduce de una palabra griega (agape) que significa más que atracción sexual. Significa más que amar sin distinción a la gente, pasando por alto lo correcto y lo incorrecto que estén practicando. Este amor no pasa por alto los principios, simplemente amando cualquier cosa o a cualquiera sin guía o propósito. Sin embargo, no es frío sino genuinamente afectuoso y es motivado por un fuerte deseo de promover el bienestar de aquellos a quienes uno ama.
La Biblia nos ayuda mucho a saber exactamente cómo aplicar el amor para que surta efecto. Pero sin duda usted sabe que un matrimonio donde existe dificultad no puede ser hecho completamente feliz en el transcurso de una semana o aun un mes. El proceso puede asemejarse a la reparación de las paredes de una casa que se está cayendo. El amor que forma un vínculo perfecto tiene que ser aplicado concienzudamente tal como un albañil aplicaría mezcla, ladrillo por ladrillo o piedra por piedra.
Por lo general las grietas y las cuarteaduras en un matrimonio se desarrollan con el tiempo, basadas en una serie de pequeñas irritaciones y pequeños desacuerdos. De modo que se requiere tiempo y esfuerzo para reedificar fuertes vínculos de familia. Con confianza usted puede esperar resultados; pero sea paciente.
Consideremos, entonces, lo que dice la Biblia en cuanto a la aplicación del amor, y los casos en que podemos aplicarlo. Encontramos esta cuidadosa discusión del amor en la Biblia en Primera a los Corintios, capítulo trece, versículos cuatro al ocho.
Primero, “el amor es sufrido y bondadoso.” Aguanta condiciones desfavorables, no de balde, sino con el propósito de ayudar a todos los que estén envueltos en la situación. Por ejemplo, ¿ha usado palabras ásperas uno de los cónyuges? El otro podría hacerse adusto, “enmudecer” y rehusar hablar o podría desquitarse con aspereza similar. Pero el hablar bondadosamente, aun desempeñando algún servicio al que lo ha ofendido, casi siempre hace menos tenso el ambiente. Por lo general se aprecia, aunque quizás no se exprese agradecimiento al instante.
“El amor no es celoso.” No es sospechoso, demasiado posesivo ni teme que otra persona viole sus derechos. “No se porta indecentemente.” No es de malos modales, rudo, vulgar, descortés, insolente, soez ni irrespetuoso. ¡Cuán a menudo sucede que estas cosas malas producen alejamiento gradual de los cónyuges!
El amor “no busca sus propios intereses.” El que muestra amor pensará primero en los sentimientos del otro, considerando las circunstancias y haciendo lo que sea más provechoso para el bienestar y felicidad del otro, aunque tengan que hacerse algunos sacrificios. El cónyuge amoroso no exigirá que todo se haga a su modo. Tampoco exige el amor sus “derechos.”
El amor “no lleva cuenta del daño.” Si usted ejerce amor para con su cónyuge, usted no abrigará en su corazón un espíritu vengativo, aguardando la ocasión en que se haga el balance de los ‘libros de cuentas,’ y en el ínterin perjudicando sus relaciones como matrimonio por una actitud encolerizada u hostil.
El amor ‘soporta todas las cosas,’ o ‘cubre todas las cosas.’ Si usted es amoroso no atribuirá malos motivos a su cónyuge ni estará “leyendo entre líneas” en lo que dice o hace su cónyuge, listo para llegar a conclusiones encolerizadas. Usted expresará confianza y apoyará a su cónyuge, a menos que se demuestre verdadera maldad.
El amor ‘espera todas las cosas, aguanta todas las cosas.’ Puesto que el matrimonio es una institución de Dios, una persona no debe desesperanzarse en cuanto a su matrimonio. Él o ella no debe considerarlo una “causa perdida” o imposible de hacer que tenga éxito y hasta que sea feliz. Las palabras de la Biblia son las palabras de Dios, quien hizo al hombre y la mujer y que arregló el matrimonio, y Dios sabe lo que puede hacer que tenga éxito el matrimonio. El no seguir estos principios del amor es lo que ha causado fracaso en el matrimonio. Si usted ama a su cónyuge y a Dios usted esperará lo mejor, usted aplicará el consejo de Dios y aguardará su respuesta, el que lo bendiga. Se requiere algo de aguante, pero produce ricos galardones.
“El amor nunca falla.” El amor lo sustentará a usted, y por lo general despertará verdadera simpatía en su cónyuge. Quizás el progreso parezca lento. Sin embargo, el conocimiento de que usted está emprendiendo el derrotero correcto, positivo, y el poder para curar que su práctica del amor produce en su propio corazón, lo mantendrá a usted estimulado y le suministrará contentamiento. Y, prescindiendo de cómo responda la otra persona, el amor no fallará, pues no puede menos que traerle a usted mucho mayor felicidad.
Se requiere fortaleza del corazón para seguir practicando el amor. La única manera en que usted puede adquirir la fuerza necesaria es por un estudio de la Biblia. Esta no solo bosqueja el amor, sino también las diversas otras cualidades relacionadas con el amor y suministra guía en cuanto a cómo desarrollarlas y aplicarlas para su propia felicidad. Un estudio semanal de la Biblia con el auxilio de ayudas para el estudio de la Biblia o de otras personas que la entienden le proveerá a usted un conocimiento de Jehová, “el único Dios verdadero.” Sin tal conocimiento, como explica la Biblia, el amor verdadero es imposible, porque “Dios es amor.”—Juan 17:3; 1 Juan 4:8.