La congregación cristiana y su funcionamiento
LA HUMANIDAD está muy dividida en la actualidad. Las barreras religiosas, raciales, nacionales, sociales y lingüísticas han resultado insuperables. Pero Dios no se propuso esta división. Al principio, Adán y Eva, los padres de la raza humana, estaban en plena unidad y armonía el uno con el otro y, sobre todo, con Dios y su familia celestial de hijos angélicos. (Gén. 1:27-31; Job 38:7) Dios se propone restaurar esta unidad y armonía en el universo. La Biblia, hablando del “secreto sagrado de su voluntad [la de Dios],” dice: “Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo para una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber, de reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra. Sí, en él.”—Efe. 1:9, 10.
No puede haber paz y felicidad en la Tierra sin unidad. Pero ésa no puede ser una unidad por medio del temor, como la que hoy las naciones esperan alcanzar para protegerse de la guerra nuclear. La paz verdadera se tiene que basar en unidad sincera... amor de unos a otros y a Dios. Este reunir en Cristo es un reunir bajo la autoridad de Jehová Dios, un reconocimiento de él como Soberano. Durante los pasados 1.900 años él ha estado reuniendo a personas de toda raza, nación y lenguaje para formar la congregación cristiana, con Cristo como Cabeza. En este tiempo de la conclusión del presente sistema de cosas del mundo, Dios también está reuniendo a personas que esperan pasar con vida a través del fin de este sistema, para vivir eternamente sobre la Tierra bajo la soberanía de Jehová. Además, durante el gobierno de mil años de su reino Cristo hará que los muertos vuelvan a la vida por medio de una resurrección, para reunir en un solo cuerpo armonioso a todos los que resulten ser obedientes.—1 Cor. 15:22, 23.
LA CONGREGACIÓN Y SU UNIDAD
¿Qué es la congregación? La palabra “congregación” es una traducción de la palabra griega ekklesia, que significa, literalmente, “un llamar fuera,” de ek, “fuera de,” y klesis, “un llamar.” Los griegos primitivos usaban este término acerca de un cuerpo de ciudadanos que se hubiera reunido para considerar los asuntos del Estado. Equivalentes españoles de esa palabra son “asamblea” y “congregación.” Algunas versiones bíblicas vierten ekklesia “iglesia.” La palabra hebrea equivalente es qahal, que se usa para aludir a la congregación de Israel.—Compare con Salmo 22:22, 25 y Hebreos 2:12.
La expresión “congregación” aplica, en su sentido mayor, al cuerpo entero de discípulos cristianos bajo Cristo como Cabeza. (Col. 1:18; Rom. 12:5) También se utiliza en la Biblia con referencia a los cuerpos locales de cristianos. (Hech. 15:41; Rev. 1:4) Cada congregación debe tener unidad dentro de sí y con la entera congregación de toda la Tierra... todos son como uno solo. La clase de unidad que la congregación debe tener se describe en 1 Corintios 1:10: “Ahora les exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.”
El amor, la base para la unidad, es la principal marca que identifica a la verdadera congregación cristiana. Dijo Jesús: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) La Biblia manda a los cristianos: “Vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión.” (Col. 3:14) Para alcanzar esta unidad amorosa todos los miembros de la congregación tienen que estudiar la Palabra de Dios, inspirada por su espíritu, y seguirla. De este modo desarrollan la mente y el espíritu o fuerza impelente de Cristo y obtienen la mente o modo de pensar de él sobre los asuntos. (Rom. 8:9; 1 Cor. 2:16) Llegan a conocer a Dios... su personalidad, sus excelentes cualidades y caminos, y pueden hacerse imitadores de él. (Efe. 5:1). Esto produce unidad, pero no uniformidad. Cada miembro de la congregación, al ‘vestirse de la nueva personalidad,’ no pierde su identidad. (Efe. 4:22-24) Todavía tiene sus propios gustos, talentos y aptitudes. Esto contribuye a variedad deleitable y felicidad en la congregación.
EL CUERPO CENTRAL DE ANCIANOS
Se necesita esfuerzo unificado, concertado, para lograr que se proclamen las “buenas nuevas” por toda la Tierra. Los cristianos del primer siglo disfrutaron de esta unidad, como escribió el apóstol Pablo a la congregación cristiana de la ciudad de Filipos, en Macedonia: “Solamente pórtense de una manera digna de las buenas nuevas acerca del Cristo, a fin de que, sea que yo vaya y los vea o esté ausente, oiga de las cosas que tienen que ver con ustedes, que están firmes en un mismo espíritu, con una misma alma esforzándose lado a lado por la fe de las buenas nuevas.” (Fili. 1:27) Las congregaciones del primer siglo cooperaban con la congregación de Jerusalén. Puesto que aquélla era la congregación más antigua, y entre su cuerpo de ancianos estaban los apóstoles, las otras congregaciones acudían a este cuerpo por consejo y dirección.
Hoy los testigos de Jehová han hecho esfuerzos por aprender el modo en que funcionaba la congregación cristiana primitiva y por seguir ese modelo bíblico. Las más de 40.000 congregaciones de los testigos de Jehová por toda la Tierra cooperan con un cuerpo central de ancianos que se encuentra en Brooklyn, Nueva York. Este cuerpo está compuesto de varones cristianos que son miembros maduros y experimentados de la congregación de Cristo, y son de diversas nacionalidades y de diversos países. También califican, como se bosqueja en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9, para ser pastores y superintendentes del rebaño de Dios.
El funcionamiento del cuerpo de ancianos del primer siglo que estaba en Jerusalén se ilustra en el capítulo 15 de Hechos. Como se muestra ahí, Dios estaba tratando con su pueblo dondequiera que estuviera en la Tierra... su entera congregación. Por medio del Cabeza de la congregación, Jesucristo, Dios condujo a sus siervos Pablo y Bernabé, que predicaban en países no judíos, a una situación que planteó un problema: ¿Se debería requerir que los gentiles que aceptaban el cristianismo se circuncidaran antes de aceptárseles en la congregación? Algunos cristianos judíos decían: Sí.
En consecuencia, el apóstol Pablo y otros llevaron el problema a Jerusalén, donde residían los demás apóstoles y los ancianos de aquella congregación. (Hech. 15:1, 2) Estando reunido todo este cuerpo, Pablo y Bernabé les presentaron la cuestión. Entonces hubo una consideración del asunto en la cual Pedro describió la guía del espíritu en relación con el primer converso gentil, Cornelio. (Hechos, cap. 10) Luego, Pablo y Bernabé testificaron de modo similar. Así el espíritu santo ‘dio testimonio’ acerca de la voluntad de Dios en el asunto. (Juan 15:26)) Entonces, para zanjar bíblicamente la cuestión, el espíritu de Dios obró como recordador para dirigir la atención del medio hermano de Jesucristo, Santiago, a Amós 9:11, 12, y como maestro para hacer que Santiago viera el significado de esa profecía. (Juan 14:26) Así se zanjó el asunto, en realidad por espíritu santo. Por consiguiente, se escribió una carta a todas las congregaciones para guiarlas en armonía con la voluntad de Dios.—Hech. 15:22-29.
Al observar cómo funcionaba ese cuerpo cristiano en Jerusalén, podemos ver cómo funciona el cuerpo central de ancianos del tiempo actual. Cuando surge la necesidad de recibir ayuda adicional, los hombres que componen el cuerpo central de ancianos seleccionan para servir con ellos en este cuerpo a otros hombres experimentados que están calificados para ello. Este cuerpo también dirige la revisión de las recomendaciones para ancianos que hacen las congregaciones y el nombramientos de hombres a estas posiciones. Otra de sus funciones es la supervisión de la redacción y/o publicación de las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, Biblias y otras publicaciones bíblicas, utilizando a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania y la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc., como agencias legales.
Además de la administración de estos asuntos, el cuerpo central se mantiene en contacto estrecho con las congregaciones de todo el mundo mediante oficinas de sucursal. Mantiene la escuela misional de Galaad en Brooklyn, Nueva York, dirige la asignación de misioneros por toda la Tierra y se encarga de que los proclamadores de las “buenas nuevas” del Reino lleguen a lugares aislados. Miembros de este cuerpo visitan estos otros países de vez en cuando. Esto ayuda a mantener la unidad de pensamiento y acción en todo el mundo. (1 Cor. 1:10) Estos hombres se asocian con congregaciones locales de Nueva York y sirven de ancianos allí. No son gobernadores o “amos” de las vidas o la fe de los testigos de Jehová, sino que se les considera como hermanos e iguales que tienen un deber de mayordomía.—1 Cor. 4:1, 2; 2 Cor. 1:24; 1 Ped. 4:10.
ANCIANOS DE LAS CONGREGACIONES
Cada congregación local, a su vez, tiene su cuerpo de “ancianos,” o “superintendentes” (griego, episkopoi). Los ancianos de ninguna manera son personas superiores, sino que en realidad son siervos para el “rebaño” de Dios. El apóstol Pedro describe la actitud y trabajo de ellos en 1 Pedro 5:1-4, donde se les llama “pastores.” Se supone que ayuden al “rebaño” que se les ha encargado. Los términos que se aplican a estos hombres no son títulos sino, más bien, realmente designan que de hecho son “ancianos” como hombres cristianos maduros que han sido nombrados para efectuar una obra de pastorear y superentender asuntos espirituales. Títulos especiales que separen una clase de “clero” de una de “legos” no se utilizan entre Testigos de Jehová.—Job 32:21, 22.
A los hombres recomendados por cada congregación para recibir reconocimiento como ancianos o superintendentes se les selecciona según las calificaciones bíblicas que se manifiestan en 1 Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9 y otros textos que describen las cualidades y el trabajo de los superintendentes verdaderos. Así es como “espíritu santo” le indica al cuerpo central de ancianos a quienes deben nombrar “para pastorear la congregación de Dios.”—Hech. 20:28.
La supervisión del rebaño de Dios es una obra “pastoral.” Al hablar de su deber de ‘cuidar de la congregación de Dios,’ el apóstol Pablo utiliza la palabra griega epimeléomai, que significa “cuidar de,” lo cual envuelve presciencia y provisión; epi indica ‘la dirección de la mente hacia el objeto que recibe cuidado.’ (1 Tim. 3:5) En Lucas 10:34, 35 esa palabra se usa respecto al cuidado que el buen samaritano otorgó al hombre herido.
En armonía con ello, la función primaria de los ancianos es cuidar bien de la espiritualidad de la congregación, enseñando, ayudando, censurando, corrigiendo, exhortando. Los ancianos no se interesan en la congregación como en una masa indistinta de gente, sino que se interesan en el bienestar espiritual de todo miembro individualmente. El que los ancianos estén ‘capacitados para enseñar’ incluye el poder dar consejo útil a los individuos, matrimonios y familias en cuanto a la aplicación de las Escrituras a sus vidas y problemas.—1 Tim. 3:2; 2 Tim. 4:2; 2:24, 25.
Los ancianos de una congregación se sientan según se requiera para oír casos en los cuales haya disputas entre miembros de la congregación, o en los cuales estén envueltas acusaciones de mal proceder. Sin embargo, en esto no se les ha de considerar como jueces severos, sino, más bien, como hermanos amorosos que se interesan en el recobro del que ha procedido mal. Su objetivo es ayudar a los que están envueltos en el problema a resolverlo como dirige la Palabra de Dios y mantener la limpieza moral de la congregación, en armonía con las Escrituras. Esto asegura el favor continuo de Dios y también protege contra el que caiga vituperio sobre la congregación de Dios. (1 Ped. 2:15, 16) Por lo tanto la misericordia y la buena posición espiritual de la congregación son los factores primarios. Se efectúa todo esfuerzo por ‘ganar’ al que ha errado y ayudado a reajustarse, a corregir su camino y volver a la sana condición espiritual. (Mat. 18:15) Sin embargo, si los individuos violan seriamente los principios bíblicos y no muestran arrepentimiento verdadero o inclinación a apartarse de una práctica mala, el cuerpo de ancianos puede tomar acción para expulsar al ofensor. Esta acción es una disociación o separación de compañerismo espiritual e intimidad social.—1 Cor. 5:9-13.
Además de mantener a la congregación libre de la acusación de pasar por alto voluntariamente el mal proceder, la expulsión puede ayudar al ofensor a recobrar el juicio. (1 Tim. 1:20) Tal persona, posteriormente se arrepiente y se aparta de su mal proceder y pide que se le restablezca, puede ser recibida de vuelta después que el cuerpo de ancianos considere el cambio que haya habido en su proceder y actitud. (2 Cor. 2:5-8) Mientras esté expulsado, no se maltrata al individuo, sino que se le considera de la manera que aconsejó Jesús, “como hombre de las naciones,” es decir, como una persona que está entre el mundo exterior, no como miembro de la congregación cristiana.—Mat. 18:17.
SIERVOS MINISTERIALES
A los “siervos ministeriales” (griego, diakonoi, siervos o ministros) se les selecciona según las calificaciones formuladas en 1 Timoteo 3:8-13. Estos hombres trabajan bajo la supervisión de los ancianos para ayudar a atender las muchas necesidades de la congregación. Esto lo hacen cuidando de los registros de la congregación, manteniendo limpios, equipados y abastecidos los lugares de reunión, encargándose de que se llegue sistemáticamente a la gente de la comunidad con las “buenas nuevas,” lo cual tiene que ver con mapas de territorio, asignaciones de territorio a individuos y grupos, asegurarse de que a todos los miembros de la congregación se les suministre literatura bíblica para testificar y enseñar, ayudar a los nuevos a proclamar las “buenas nuevas,” visitar a las personas que muestran interés en la verdad, ayudar a los necesitados o enfermos, etcétera. Ellos, así como los ancianos, sirven en armonía con los “dones” que a Dios le ha parecido bien darles. (Rom. 12:6-8) Ninguno de los ancianos o siervos ministeriales recibe salario como tal. Sus servicios se dan gratis.
Aunque las mujeres participan en la obra de proclamar y enseñar las “buenas nuevas” a la gente, como lo hicieron las mujeres de la congregación cristiana primitiva, a ninguna se le nombra para la obra de anciano. Esto está en armonía con las palabras del apóstol Pablo en 1 Timoteo 2:12 y 1 Corintios 14:34.
Para proporcionar entrenamiento especial para los ancianos, periódicamente se suministra un curso escolar, en sitios convenientes. A todos los ancianos de congregación se les invita a estas escuelas, que se llaman “Escuelas del Ministerio del Reino,” donde se les suministra un libro de texto adaptado a sus necesidades. Instructores calificados conducen las escuelas. Las congregaciones locales pueden proveer alimento y alojamiento para los que vienen a la escuela desde fuera de la cercanía de la escuela. Se suministra una escuela similar para entrenar a Testigos “precursores”... los que con regularidad dedican noventa horas o más cada mes a la obra directa de proclamar las buenas nuevas.
SUPERINTENDENTES VIAJANTES DE CIRCUITO Y DISTRITO
A los ancianos que pueden dedicar todo su tiempo o una porción grande de él a trabajar como superintendentes de circuito se les nombra para hacer visitas regulares a unas veinte congregaciones dentro de determinada zona. El trabajo del superintendente de circuito es cooperar con los ancianos de las congregaciones que visita, considerar problemas que surgen y estimular a la congregación por asociarse con ella y participar con tantos miembros de la congregación como sea posible en el excelente servicio de proclamar las “buenas nuevas.” También da discursos para estimular a todos a progresar en la fe.—Rom. 1:11, 12.
El trabajo del superintendente de distrito es similar al del superintendente de circuito. Un distrito por lo general se compone de unos veinte circuitos o secciones de ellos. El superintendente de distrito visita estos circuitos, y en esas ocasiones se celebran “asambleas de circuito” en ciudades convenientes o en un Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová situado centralmente. Él sirve de presidente en esas reuniones. Por lo general estas asambleas duran dos días. Discursos y consideraciones edificantes por el superintendente de circuito y el superintendente de distrito y otros ancianos locales tratan bíblicamente de la vida del cristiano, su trabajo y problemas. El cuerpo central de ancianos supervisa el trazar los programas para dos asambleas de esa índole al año. Se conduce un servicio bautismal en estas asambleas.
REUNIONES
Los testigos de Jehová, como congregación, tienen las siguientes reuniones cada semana, programadas para las horas que son más convenientes en la localidad.
Estudio de libro de congregación. Una vez a la semana los testigos de Jehová y las personas que están estudiando la Biblia con ellos se reúnen en hogares de sus diversas vecindades para estudiar por una hora, usando la Biblia y un libro de texto bíblico producido bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Aquí uno puede familiarizarse estrechamente con otras personas de su localidad que estén sirviendo a Dios. El tamaño pequeño del grupo estimula a uno a hablar con libertad y acostumbrarse a declarar su fe delante de otros. (Heb. 13:15) Uno tiene también la oportunidad de hacer preguntas y recibir respuestas, además de considerar textos bíblicos de apoyo. Esto aguza en uno su conocimiento de la Biblia.—Pro. 27:17.
A menudo el hogar donde se celebra el estudio de libro de congregación sirve de lugar en el cual el grupo se reúne en otras ocasiones, para salir desde allí a visitar los hogares de la gente de la vecindad con las “buenas nuevas.” Este arreglo de grupo da a los que progresan bien en su estudio bíblico la oportunidad de recibir ayuda para participar en la proclamación de las “buenas nuevas.”
Reunión pública. Semanalmente, por lo general los domingos, la congregación se reúne para oír una conferencia bíblica o discurso sobre la Biblia para el público. Se suministran bosquejos en cuanto a una extensa variedad de temas bíblicos, y oradores calificados, por lo general ancianos, presentan los discursos. Si uno lleva consigo la Biblia a esa reunión, tiene la oportunidad de seguir la lectura del orador cuando él cita referencias de la Escritura, y así uno obtiene entendimiento de lo que la Biblia enseña sobre el asunto.
Estudio de “La Atalaya”. Esta reunión por lo general viene después de la reunión pública. Consta de un estudio de la Biblia con la ayuda de la revista La Atalaya. El procedimiento que se sigue aquí, mientras está presente toda la congregación, es similar al que se sigue en el caso del grupito del estudio de libro de congregación. El presidente hace preguntas y el auditorio ofrece comentarios voluntarios.
Escuela Teocrática. Cada congregación tiene esta escuela para ayudar a todos los miembros que en ella se matriculan a equiparse más cabalmente para comunicar de modo eficaz la verdad a otros. Equipa a muchos para que se ‘hagan ejemplos a los fieles en el hablar,’ cuando pronuncian discursos públicos, y para exhortar y enseñar a la congregación desde la plataforma. A todos los que participan en la escuela se les asignan discursos sobre temas bíblicos, y se les ayuda a progresar mediante el consejo que el anciano que conduce la escuela les suministra bondadosamente en privado. (1 Tim. 4:12, 13, 15; 2 Tim. 2:15) Todo el que se asocia con la congregación puede matricularse. De esta manera puede hacerse más eficaz en hablar y enseñar en los hogares de las personas que se interesan en el mensaje bíblico.
Reunión de servicio. Esta reunión, que por lo general se celebra después de la Escuela Teocrática en la misma noche, se llama así porque se concentra específicamente en el servicio del cristiano para con Jehová Dios. Esto incluye asuntos del vivir cotidiano así como el proclamar y enseñar las “buenas nuevas” a la gente. Se consideran modos de presentar la verdad bíblica a otros, el educar y disciplinar a los hijos, comportamiento, experiencias que han tenido los Testigos al proclamar las “buenas nuevas,” al enfrentarse a problemas de la vida, etcétera. En el programa hay conferencias y consideraciones por grupos de personas. También, en esta reunión se demuestra la consideración de asuntos bíblicos con otras personas que tienen un oído que oye, y cómo conducir estudios bíblicos en los hogares de las personas que muestran interés en la verdad.
SALONES DEL REINO Y FINANCIAMIENTO
Los testigos de Jehová llaman a los lugares donde se reúnen como congregación “Salones del Reino.” A veces se usan edificios alquilados, pero a menudo los Testigos edifican salones hermosos y al mismo tiempo sencillos, funcionales. Por lo general los Testigos mismos efectúan la mayor parte del trabajo de construcción. Los miembros de la congregación sufragan por contribuciones voluntarias la construcción y el mantenimiento de los Salones del Reino y todos los demás gastos de la congregación. En las reuniones de los testigos de Jehová no se pasan platillos de colecta, y nunca se hace solicitación de dinero. Se coloca una caja de contribuciones en el salón, y cualquiera que desee ayudar a sufragar los gastos puede contribuir según lo crea conveniente.—Mat. 6:3, 4.
De modo similar, la obra mundial de los testigos de Jehová se sostiene por medio de contribuciones que se reciben de los que desean ver predicadas “estas buenas nuevas del reino.” (Mat. 24:14) Las contribuciones que por la literatura bíblica se reciben de personas que se interesan en el mensaje bíblico sufragan parte del costo de la impresión y la distribución.
Los testigos de Jehová, porque se dan cuenta de que la “congregación del Dios vivo” es “columna y apoyo de la verdad” en la Tierra, se adhieren estrechamente a la Biblia en su estructura de organización y funcionamiento. El propósito de ellos es que la congregación pueda realmente ayudar a muchas personas a aprender de los arreglos de Dios y vivir en armonía con la verdad, y glorificar al Dios de la verdad.—1 Tim. 3:15.
[Ilustración de la página 24]
Cuerpo de ancianos de los EE. UU.
[Ilustraciones de la página 26]
Una familia entra en un Salón del Reino en Australia
Testificando en el Brasil
... en Costa de Marfil