Cómo evitar la tragedia del ultraje sexual
LAS personas pueden beneficiarse de las experiencias personales que tienen. Pero cuando se trata del ultraje sexual, ¡cuánto mejor es aprender por la experiencia de otras personas, más bien que personalmente ser víctima! Es con este fin que se relatan las siguientes dos experiencias de la vida real.
La muchacha era una adolescente atractiva y pertenecía a una familia grande que vivía en una comunidad rural. No obstante, ella no estaba satisfecha con el compañerismo de los de su casa. Tenía la costumbre de salir a solas para visitar a muchachas que vivían en aquella área.
No está del todo claro con qué motivo hacía aquellas visitas. Parece que simplemente estaba interesada en cultivar la amistad de nuevas amigas. Pero un joven que estaba allí se fijó en ella. No se sabe si ella lo había conocido antes y había hecho algo que hubiera estimulado el interés de él. Sin embargo, en esta ocasión él la obligó a tener relaciones sexuales con él.
Aquel caso de ultraje sexual aparentemente no fue premeditado, pero sí lo fue el ultraje de otra muchacha. Un joven había cultivado un deseo apasionado por su media hermana. Un día fingió estar enfermo, y pidió a su padre que enviara a su hermana a casa de él para que ella le preparara una comida. Cuando se vio a solas con su media hermana, él se abrazó de ella. A pesar de los fervorosos ruegos de la joven, él la venció y la violó.
Muchas personas entre los lectores han leído anteriormente acerca de estos casos de ultraje sexual. Las muchachas en cuestión eran Dina, hija de Jacob, y Tamar, hija de David. Los relatos están registrados en la Biblia.—Gén. 34:1-7; 2 Sam. 13:1-14.
UN DELITO EN RÁPIDO INCREMENTO
El ultraje sexual se está haciendo cada vez más común hoy día. Una razón principal para ello parece evidente. Lo sexual y la violencia se presentan explosivamente en las pantallas de la televisión y el cine, en la radio, los periódicos, las revistas y las carteleras. En las ciudades, en las comunidades rurales —casi adondequiera que se vaya— hay relaciones sexuales ilícitas y violencia. La gente practica lo que ve y oye. Las condiciones del día actual ciertamente se conforman a la descripción bíblica del mundo que existía antes del diluvio que arropó al globo terráqueo: “Abundaba la maldad del hombre en la tierra... y se llenó la tierra de violencia.”—Gén. 6:1-5, 11; Jud. 6, 7.
Entre los actos de violencia de entonces evidentemente había asaltos sexuales, como sucede hoy día. The World Book Encyclopedia indica que “la violación está aumentando más aceleradamente que todo otro delito violento en los Estados Unidos.” La misma fuente de información agrega que “los funcionarios calculan que la verdadera cantidad de casos de violación es por lo menos cuatro veces mayor que la cantidad que se informa.” Dado que se informan unos 70.000 casos de ultraje sexual al año, la verdadera cifra bien podría ser de más de un cuarto de millón. ¡Eso significa que cada dos minutos ocurre un caso de violación en los Estados Unidos!
No obstante, algunos casos de ofensa sexual por lo general ni se clasifican como violaciones. A este respecto, el sociólogo Richard Gelles, de la Universidad de Rhode Island, comenta: “No puedo imaginarme que haya un matrimonio en el cual el esposo golpee a su esposa sin que a veces cometa ultraje sexual también. Anualmente tal vez haya 400.000 casos de ultraje sexual acompañado de violencia dentro del matrimonio, pero si se incluyen los casos de ultraje sexual por el empleo de la intimidación —la amenaza de violencia— la cifra se acercaría más a unos dos millones.”
Más triste aún es la tremenda cantidad de ofensas sexuales que se cometen contra jovencitas... frecuentemente contra simples niñas. Cada año decenas de miles de niñas son víctimas. En el libro de publicación reciente The Sex Offender, Bart Delin escribió: “Se calcula que, de cada seis muchachas, una será víctima del abuso sexual antes de alcanzar los dieciséis años de edad.”
Dina, la hija de Jacob, aparentemente se hallaba solo en los umbrales de la adolescencia cuando fue forzada. ¿Por qué relata la Biblia estas trágicas ofensas? El apóstol Pablo nos proporciona la respuesta, pues dice: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción.”—Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11.
¿Qué se puede aprender de esos relatos bíblicos?
APRENDA A OBRAR DISCRETAMENTE
Dina no obró con discreción. La Biblia nos dice que ella “solía salir . . . para ver a las hijas del país.” (Gén. 34:1) Los habitantes de Canaán eran personas inmorales entre las cuales la prostitución obviamente era común. (Gén. 34:31; 38:21) Queda claro que no le correspondía a Dina andar a solas entre aquella gente. Es probable que sus padres le hayan advertido que no se asociara con las muchachas del país. Si así fue, ella no hizo caso, y esto resultó en desgracia.
De manera similar, muchas jóvenes de hoy día son ultrajadas porque se meten innecesariamente en situaciones comprometedoras. Eso sucede en el caso de las autoestopistas, o muchachas que buscan transportación gratis. Se informa que en el condado de Multnomah, en el estado de Oregón (E.U.A.), se comete un acto de ultraje sexual cada día. ¡Y más de la mitad de las víctimas son jóvenes autoestopistas!
Muchos hombres andan siempre buscando con quién tener relaciones sexuales, y suponen que la autoestopista está, de hecho, ofreciéndose para ello. Este parecer se ha hecho bastante común. Por ejemplo, al explicar por qué se revocó una condena de ultraje sexual, un juez del estado de California escribió: “No sería irrazonable el que un hombre que se encontrara en la posición del acusado pensara que la mujer en cuestión [la autoestopista] estaría dispuesta a participar en relaciones sexuales.” Tal punto de vista quizás parezca insensible y erróneo, pero es típico del mundo de hoy.
Aunque ningún hombre tiene derecho alguno a obligar a una mujer a tener relaciones sexuales con él, sean cuales sean las circunstancias, las mujeres tienen que ser discernidoras en cuanto a la manera en que los hombres interpretan las acciones de ellas. El joven que violó a Dina tal vez supuso que, puesto que ella salía sola, tenía que ser una muchacha fácil. Quizás llegó a la conclusión de que ella hacía sus visitas no simplemente para ver a algunas amigas, sino especialmente para verlo a él. Tal vez haya creído que Dina realmente buscaba lo que le pasó.
CÓMO DESPLEGAR DISCRECIÓN HOY DÍA
Hoy es más necesario todavía el que las mujeres eviten el comportamiento que los hombres puedan interpretar como una invitación a tener relaciones sexuales con ellas. Frederic Straska, quien ha estudiado la cuestión del ultraje sexual y ha pronunciado muchas conferencias sobre ese tema, comentó:
“Las mujeres estimulan indirectamente a los hombres cada vez que en público hacen algo que pudiera llevar a otras personas a creer que ellas han tenido o están teniendo relaciones sexuales con alguien. Me refiero mayormente a muestras de afecto hechas en público, pero hay otras maneras de dar esta impresión también.
“Hoy en día, muchos hombres y mujeres jóvenes viven juntos sin estar casados, lo cual ciertamente es asunto particular de ellos. Pero tal vez haya alrededor ciertos hombres que piensen de otra manera. A tales hombres les parece que cualquier mujer que está dispuesta a vivir con un hombre, y también, obviamente, a acostarse con él sin que los dos estén casados es objetivo fácil de conquistar.”
Si usted es mujer cristiana, indudablemente debido a que respeta las leyes de Dios relacionadas con la moralidad nunca consentiría en tener relaciones sexuales con un hombre sin estar casada con él. No obstante, cierta clase de comportamiento podría hacer que algunos creyeran que usted es una mujer fácil. Por ejemplo, si usted fuera a bares o discotecas frecuentados por mujeres de moral dudosa, pudiera entenderse fácilmente el que los hombres supusieran que usted también fuera una mujer como aquéllas.
Además, el vestirse de manera inmodesta y reveladora puede ser una manera de estimular o invitar a los hombres. A este respecto, la Biblia contiene consejo muy oportuno y valioso. Advierte que “las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia.”—1 Tim. 2:9.
EL ASUNTO DE CONCERTAR CITAS
Es particularmente importante ejercer discreción al concertar citas y salir a solas con una persona del sexo opuesto. Un gran porcentaje o, según algunos, la mayoría de los casos de ultraje sexual, ocurren en esas ocasiones. ¿Por qué?
Primeramente, esto se debe a que la mujer tal vez salga con un hombre que no respete las normas bíblicas de la moralidad. Tal vez ella suponga que el hombre es digno de confianza porque asiste a reuniones religiosas. Pero esto en sí no constituye garantía de que él crea o practique lo que la Biblia enseña. Aun en la congregación cristiana del primer siglo había personas que tenían malos motivos. Acerca de estas personas el apóstol Pedro escribió: “Tienen ojos llenos de adulterio . . . y atraen seductoramente almas inconstantes.” (2 Ped. 2:14) Por lo tanto es importante determinar cuáles son los motivos verdaderos de un joven antes de salir con él.
Además, muchas personas consideran el concertar citas como una especie de juego, y no como un modo de llegar a conocer a un futuro cónyuge. Pero, ¿qué sucede a menudo cuando una mujer consiente en ir a un lugar aislado con un hombre, y los dos tal vez se vean envueltos en besarse y hacerse caricias? Para muchos hombres de la sociedad inmoral de hoy día tal juego sexual preliminar constituye una “promesa” de ayuntamiento sexual, y ellos obligan a la mujer a cumplir con esa “promesa.” Aunque el joven tuviera la intención de comportarse honorablemente, el estímulo sexual que produce el besarse y el hacerse caricias puede vencer sus buenas intenciones de modo que él tal vez obligue a la muchacha a tener relaciones sexuales con él.
¿Qué hay de los sentimientos de la muchacha en tal situación? ¿Qué hay si usted, como muchacha joven, se permite envolverse en tal situación con un joven que le atrae? Podrían producirse dificultades como las que describe Straska, experto en asuntos relacionados con la violación: “Debido a que usted tal vez esté luchando no solo para decir no al hombre, sino también para decirse no a sí misma, puede hacérsele difícil determinar si realmente fue un caso de ultraje o no. Usted quizás quiera aliviarse la conciencia diciéndose que sí lo fue.”
No piense que usted pueda concertar citas como si estuviera participando en un juego, o que de alguna otra manera pueda meterse en situaciones comprometedoras sin que el resultado sea malas consecuencias. Vez tras vez ha sucedido que algunas mujeres jóvenes, incluso miembros de la congregación cristiana, que han creído poder controlar la situación, han sufrido terribles heridas. Sea prudente. Ejerza discreción. Aproveche las lecciones que se presentan en las Escrituras, y evite las situaciones en las cuales usted pueda verse envuelta en relaciones sexuales ilícitas.
ESTÉ ALERTA
Aprenda una lección también de la triste experiencia de Tamar, la joven cuyo medio hermano Amnón se las arregló para estar a solas con ella y la violó. Este caso ilustra la necesidad de estar alerta, de estar consciente de las actitudes y sentimientos de otras personas para con uno. Si Tamar se hubiera dado cuenta de antemano de la pasión que Amnón tenía por ella, tal vez habría podido evitar verse en la situación en que se encontró.
Claro, una mujer simplemente no puede prever todas las posibilidades. Por ejemplo, una joven pasó un fin de semana en casa de una amiga. Por la mañana, mientras la muchacha que estaba de visita todavía estaba en cama, la madre de su amiga salió con ésta para hacer unas compras, de modo que el padre fue el único que quedó en casa con la muchacha. Él entró en el cuarto donde ella estaba durmiendo y se sentó sobre la cama. Cuando él le dijo que quería hacerle el amor, ella se sintió tan asombrada y confundida que presentó poca resistencia.
Sin embargo, ¿qué podría haber hecho la joven? ¿Qué puede hacer usted, como mujer, si alguien trata de ultrajarla? Son varias las cosas que una mujer puede hacer.a
EL MEJOR Y MÁS APROPIADO PROCEDER
Sobre todo, la mujer no debe dejarse amedrentar. Desde el mismo principio debe dar a conocer que no consentirá en tener relaciones sexuales bajo circunstancia alguna. Después de consultar con varios centros que se ocupan de las crisis relacionadas con el ultraje en los Estados Unidos y el Canadá, representantes del periódico Star de Toronto hallaron este tema común:
“El momento más crítico de una confrontación con motivo de ultraje es el primer minuto. Si la mujer no resiste física y mentalmente en ese momento, la posibilidad de que evite el ataque sexual se va haciendo progresivamente menor.”
El Centro para Crisis Relacionadas con el Ultraje, en Cleveland (E.U.A.), explicó:
“El violador primeramente trata de discernir la actitud de su víctima. Él no quiere verse en problemas; quiere atemorizar a la mujer calladamente. Cuanto más asustada parezca la mujer, tanto más susceptible se hace al asalto. Cuanto más tiempo ella permita que dure el encuentro, tanto más grave se pone su situación.”
Por eso, la joven del último caso mencionado debió haber resistido a la amenaza de ultraje inmediatamente, de manera firme y absoluta, no como una persona pasiva que estuviera buscando a tientas cómo responder. Ella pudo haber dicho algo como lo siguiente: “¿Qué pensaría usted si esto le estuviera sucediendo a su propia hija? Hay quienes dicen que su hija y yo nos parecemos mucho.”
Aunque este método no hubiese detenido la agresión, si desde el mismo principio ella hubiera mostrado su oposición y que era una persona difícil y agresiva, el ultraje sin duda podría haberse evitado. Susan Brownmiller, portavoz bien conocida sobre el tema del ultraje, explica:
“Los violadores cobran valor a medida que va progresando el encuentro. Realmente es así. En la mayoría de los casos el asaltante comienza sintiéndose menos seguro de lo que la víctima tal vez se imagine. Si él descubre que ha logrado aterrorizar del todo a su víctima, cobra más valor.”
En el número del 22 de junio de 1974, la revista ¡Despertad! describió el caso de un hombre que, armado de una pistola, tenía presas en el cuarto de un hotel a dos mujeres testigos de Jehová. Cuando él extendió la mano hacia el cierre de la blusa de una de ellas, ésta exclamó: “¡No! ¡No! ¡Eso no!” Le dijo al hombre que, si la tocaba, ella gritaría como él nunca había oído a nadie gritar antes. Explicó que si ella no hacía aquello arruinaría su relación con Jehová Dios y con la congregación cristiana. (Compare con Deuteronomio 22:22-29.) Su firme demanda: “No me toque ni se me acerque” mantuvo al hombre a raya.
Esta joven hizo lo que es correcto según las Escrituras, y éste en realidad es el mejor proceder. La mujer cristiana está bajo la obligación de presentar resistencia, pues en este asunto está envuelta la obediencia a la ley divina de ‘huir de la fornicación.’ (1 Cor. 6:18) Sería absolutamente impropio el que una cristiana se sometiera voluntariamente a ser violada.
Así, por las experiencias tanto de personas de los tiempos de la antigüedad bíblica como de personas que viven hoy día, se puede aprender mucho acerca de cómo evitar el ultraje sexual. Puesto que éste es el delito que con mayor rapidez crece en algunos lugares, ciertamente es sensato que las mujeres piensen acerca de lo que pueden hacer para presentar resistencia.
[Nota a pie de página]
a Para una consideración más detallada de este tema, sírvase ver la ¡Despertad! del 22 de noviembre de 1980.
[Ilustración en la página 3]
Dina buscó amistades entre personas que no servían a Dios
[Ilustración en la página 4]
Tamar tuvo la humillante experiencia de ser violada por su medio hermano Amnón
[Ilustración en la página 5]
Puede ser peligroso el procurar transportación gratis en la carretera
[Ilustración en la página 7]
Desde el mismo principio la mujer debe resistir firmemente a un violador, gritando si es necesario