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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
w83 1/10 págs. 5-7

Desobediencia a los padres... ¿señal de los últimos días?

“HAY una generación que hasta contra su padre invoca el mal y que ni siquiera a su madre bendice” (Proverbios 30:11). Ésta es una buena descripción de la generación que ha existido desde 1914. Pero ¿realmente han sido únicos a este respecto los jóvenes desde aquel año? Si tal es el caso, ¿a qué se debe?

Nuestro mundo va cambiando

En el pasado, la familia era un refugio en el que había amor y apoyo. No existía la menor duda acerca del papel que desempeñaba cada miembro de la familia ni de sus respectivas responsabilidades. El hombre ganaba el pan. La mayor parte de las mujeres se quedaban en casa y cuidaban de los hijos y de los quehaceres domésticos. El hombre y la mujer unían sus esfuerzos para enseñar valores y principios a los hijos. En muchos casos, los hijos estaban demasiado ocupados con los quehaceres domésticos para tener el tiempo de verse envueltos en travesuras graves.

Las cosas que han sucedido desde que estalló la I Guerra Mundial en 1914 han hecho añicos este cuadro idílico. Tal como profetizó Jesús, el nuestro ha sido un siglo de guerras brutales, desafuero y escaseces de alimento (Mateo 24:4-14). ¿En qué ha resultado esto? Ha cambiado drásticamente nuestro modo de vivir. Esta era del viajar ha resultado en mucha separación entre los miembros de la familia, quienes hacen viajes por su cuenta. Al verse liberadas de mucho del trabajo doméstico pesado, gracias a los adelantos en la tecnología, muchas mujeres han cambiado los quehaceres del hogar por un trabajo asalariado. Los maestros de escuela y las personas encargadas de guarderías infantiles se han convertido en padres y madres suplentes. Los niños luchan contra el aburrimiento, puesto que los aparatos eléctricos desempeñan las tareas domésticas.

Estos sucesos recientes han aumentado grandemente la tirantez dentro de la familia. La cantidad de divorcios ha subido vertiginosamente. También ha ido aumentando a paso acelerado la cantidad de hogares en los que solo hay el padre o la madre. Una madre que no tiene cónyuge dice lo siguiente respecto a lo difícil que se le hace esta tarea: “Cuando llego de la oficina a la casa, mis hijos ya han estado fuera de la escuela por tres horas. No hay manera de saber lo que han estado haciendo. Estoy segura de que mi hija de 16 años de edad tiene relaciones sexuales con un compañero de clase de ella, y que después de la escuela mi hijo de 13 años de edad suele pasar el tiempo en la sala de billar de la localidad”.

Víctimas de la generación del “yo”

Es posible que no haya habido ninguna otra generación tan obsesionada como ésta por los “derechos” personales. De acuerdo con cierto sicólogo prominente, esto ha resultado en que los padres “gradualmente hayan empezado a permitir que sus hijos arguyan con ellos, hagan valer sus propios sentimientos e ideas, y hasta sean un poco desobedientes”. ¿Es esto provechoso?

El autor Robert Coles, ganador del premio Pulitzer, dijo: “Muchos padres tienen miedo de criar a sus hijos por su propia cuenta... basándose en sus propias convicciones y su propia fe moral. Se sienten acobardados por los muchos expertos que escriben libros acerca de la crianza de los hijos y les dicen lo que deben hacer”. Como víctimas de las teorías tolerantes sobre la crianza de los hijos, los padres complacen los caprichos de sus hijos... solo para enfrentarse luego con la verdad de la siguiente declaración bíblica: “Si uno viene mimando a su siervo desde la juventud, éste en el período posterior de su vida hasta llegará a ser un ingrato”. (Proverbios 29:21.)

Los efectos de la televisión

Recientemente, el Instituto Nacional para la Salud Mental publicó un informe extenso intitulado “La televisión y el comportamiento”. El informe mostró que la televisión, además de bombardear la mente con violencia temeraria e inmoralidad, tiene otros efectos perturbadores en la vida familiar. Por ejemplo, “es sorprendente la gran cantidad de casos” en los que la decisión en cuanto al programa que se ha de ver recae sobre los hijos, quienes “frecuentemente resultan ser árbitros de lo que la familia ve; han llegado a ser los que toman las decisiones en la familia”.

El libro Generation of Narcissus afirma que la televisión produce otro efecto secundario insidioso. Declara que debido a la televisión “los niños experimentan el llamado mundo real desde un punto de vista único. Se trata de un mundo que aparentemente se extiende hacia afuera desde el propio cuerpo de ellos”. Sí, puede que el niño que esté enviciado con la televisión desarrolle un punto de vista de la vida que gire enteramente en torno a sí mismo.

Todos éstos son factores que han trastornado el equilibrio natural de la vida familiar. Pero ¿realmente están reaccionando a esto los jóvenes por medio de rebelarse contra la autoridad de los padres?

La desobediencia... la franca y la furtiva

‘El aumento del desafuero’ entre los jóvenes es una de las señales más obvias de que ciertos jóvenes sí se están rebelando contra la autoridad de los padres (Mateo 24:12). Por ejemplo, se informa que “niños de edad escolar cometen una cuarta parte de todos los delitos graves de la urbe londinense [Inglaterra]”. En los Estados Unidos “las detenciones de delincuentes juveniles debido a delitos violentos [...] aumentó en 293% entre 1960 y 1975; y el índice total de detenciones de delincuentes juveniles va aumentando en 10% anualmente... el doble de lo que es el porcentaje de aumento en el caso de los adultos”. De la China provienen informes acerca de delincuentes juveniles que han “matado, defraudado, robado, cometido ultrajes sexuales, traficado en drogas y cometido estafas”.

En ciertos casos, hasta los padres son víctimas de dicha violencia desvergonzada. El sociólogo Richard J. Gelles ayudó a efectuar un estudio que reveló que “según se informa, 2.500.000 adolescentes [de los Estados Unidos] golpearon a uno de sus padres por lo menos una vez. Casi 900.000 padres de adolescentes [...] han sido víctimas de puñetazos, mordeduras, patadas, golpes con algún objeto duro, palizas, amenazas con cuchillo o pistola, o puñaladas o balazos”. Tales actos trágicos hacen resaltar la predicción bíblica de que durante los últimos días la gente no tendría ningún “cariño natural” (2 Timoteo 3:3). Fue verdaderamente espeluznante la conclusión de que “con toda probabilidad, tanto los índices como las predicciones subestiman el verdadero grado de la violencia que los adolescentes cometen contra sus padres”. (Cursivas nuestras, The Urban & Social Change Review, volumen 15, número 1, 1982.)

Los jóvenes también se rebelan contra la voluntad de sus padres por medio de participar en promiscuidad sexual. En una encuesta en la que tomaron parte 160.000 jóvenes norteamericanos, 31 por 100 de ellos, entre las edades de 13 y 15, admitieron que habían tenido relaciones sexuales. Entre los de 16 a 18 años de edad, 58 por 100 habían tenido relaciones sexuales. Del Japón igualmente provienen informes de que “los casos de muchachas adolescentes que han tenido relaciones sexuales han aumentado notablemente durante los pasados siete años”.

Algunos adolescentes, a hurtadillas, consumen bebidas alcohólicas o usan drogas que pueden resultar en enviciamiento. Aproximadamente 43 por 100 de los entrevistados confesaron haber fumado marihuana. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el fumar marihuana “es un pasatiempo común entre muchos adolescentes”. La mitad de los entrevistados admitieron que mentirían a sus padres si éstos les preguntaran si fumaban marihuana.

Otros jóvenes, al sentirse frustados debido a que sus padres les exigen que saquen notas sobresalientes, pero no les dan mucho apoyo, se rebelan, sin decir nada, por medio de fracasar intencionalmente en la escuela. Aun otros desobedecena por medio de no dejarse persuadir a seguir las normas morales o religiosas de sus padres. Solo 53 por 100 de los jóvenes que participaron en la encuesta dijeron que seguirían la religión de sus padres. Los demás o dijeron que no la seguirían o que no estaban seguros. ¡Qué desilusión es esto para los padres! Meramente 17 por 100 de ellos dijeron que querían que sus padres les aconsejaran acerca de lo sexual; una cantidad aún más pequeña de los adolescentes dijeron que solicitarían el consejo de sus padres en cuanto a las drogas. Tales conflictos de opiniones convierten los hogares en campos de batalla.

Lo que usted puede hacer

Así, puede decirse con certeza que la nuestra es una generación única, que ha crecido bajo circunstancias únicas. La tendencia mundial hacia la desobediencia, junto con otras pruebas, nos llevan a la conclusión ineludible de que estamos viviendo en los últimos días.

No obstante, los testigos de Jehová han hallado que el estudio de la Biblia —no las teorías contradictorias sobre la crianza de los hijos que se promueven hoy— los equipa para tratar con los problemas de hoy. Hallan que el mandato de Efesios 6:1-4 es realista y práctico: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo [...] Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. Por lo tanto, sería un placer para los Testigos ayudarle a usted a empezar un estudio sistemático de la Biblia.

Aun si usted no es padre ni madre, un estudio de la Biblia le será de gran provecho. El escudriñar la Palabra de Dios le ayudará a familiarizarse con Dios y Sus propósitos. Éste es el proceder sabio, pues la Biblia insta: “Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová”. (Sofonías 2:3.)

[Nota a pie de página]

a La palabra griega para “desobediencia” literalmente significa “la condición de no dejarse persuadir”.

[Comentario en la página 5]

‘Casi 900.000 padres de adolescentes han sido víctimas de puñetazos, mordeduras, patadas, palizas o amenazas con cuchillo o pistola, o puñaladas o balazos’

[Comentario en la página 7]

Una madre que no tiene cónyuge dijo: “Cuando llego de la oficina a la casa, mis hijos ya han estado fuera de la escuela por tres horas. No hay manera de saber lo que han estado haciendo”

[Ilustración en la página 6]

Los padres que han cedido a las teorías tolerantes sobre la crianza de los hijos frecuentemente terminan teniendo un hijo que es un tirano

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