¿Ha hallado usted la clave?
¿POR qué es tan importante que los cristianos muestren amor? Debido a la clase de Dios que adoran. El apóstol Juan describió a Dios de esta manera: “Dios es amor”. (1 Juan 4:8.) Así como muchos padres desean que sus hijos sigan sus pasos, de la misma manera Jehová Dios quiere que los cristianos se esfuercen por ser como él. Por eso, el apóstol Pablo aconsejó: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor”. (Efesios 5:1, 2.)
El amor también complementa las demás cualidades cristianas. En los días de Jesús, los judíos —principalmente sus líderes— eran estudiantes diligentes de la Biblia. Pero note lo que Jesús les dijo: “Ustedes escudriñan las Escrituras, porque piensan que por medio de ellas tendrán la vida eterna; [...] pero bien sé que no tienen el amor de Dios en ustedes”. (Juan 5:39, 42; Lucas 11:42.) Si aquellos estudiantes hubieran tenido amor además de conocimiento, hubieran reconocido a Jesús como el Mesías. Pero, como fue el caso, la mayoría de ellos perdió la oportunidad de estar entre los primeros miembros de la congregación cristiana.
Recuerde, también, a los conquistadores católicos romanos que llevaron su religión al Nuevo Mundo. Tuvieron que haber tenido una fe fuerte y un celo intenso para llevar a cabo lo que hicieron. Pero ciertamente no fue templado por el amor. De otra manera, nunca hubieran robado, torturado, violado ni matado a los nativos de las Américas.
Así, el amor es la principal cualidad cristiana. ¿A quiénes debemos amar? Jesús dice: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’”. (Mateo 22:37-39.)
De hecho, el amor del cristiano va aun más allá. Jesús también dijo: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos”. (Mateo 5:44, 45.) En otras palabras, ¡el amor del cristiano abarca prácticamente a todos! Pero ¿qué implica esto?
Si realmente amamos a Dios
En primer lugar, si realmente deseamos amar a Dios, tenemos que llegar a conocerlo mejor. Dios mismo ha hecho esto posible al habernos suministrado la Biblia, la cual es, en efecto, una carta de parte de él para nosotros. Cuando recibimos una carta de un ser amado, la mayoría de nosotros la leemos inmediatamente, prescindiendo de cuán ocupados estemos. ¿Deberíamos actuar de manera diferente respecto a leer la Biblia? De ningún modo. Es cierto que, en el caso de muchas personas, hoy día la vida está llena de distracciones y parece que la mayoría prefiere ver la televisión a leer información importante. Pero los cristianos verdaderos no permiten que eso les impida leer la Palabra de Dios. Por eso, son como el salmista que escribió: “Mi alma ha guardado tus recordatorios [los cuales se hallan en la Biblia hoy día], y los amo en sumo grado”. (Salmo 119:167.)
En la Biblia, Dios nos dice cómo quiere que nos comportemos. Tal como los padres establecen normas de conducta para sus hijos, así Jehová ha establecido normas que él espera que cumplamos... normas que no se pueden violar. Por ejemplo, la Biblia dice: “Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, 10.) ¡Esa lista abarca mucho! Pero cualquier persona que realmente ama a Dios se complace en evitar tales cosas. ¿Por qué? Porque, como indicó el apóstol Juan: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos”. (1 Juan 5:3.)
Es lamentable que muchas de las prácticas que la Biblia condena están llegando a ser aceptables hoy día, aun entre “cristianos”. Un informe de una secta protestante de Canadá recomendó que se considerara el asunto de ordenar a homosexuales como ministros, y afirmó que las relaciones sexuales entre personas no casadas podrían ser aceptables bajo ciertas circunstancias y sugirió que la fidelidad marital no necesariamente excluye el adulterio. Sin duda, los originadores de ese informe habrán querido parecer comprensivos e interesados en la gente. Pero ¿estaban realmente mostrando amor para con Dios o para con las personas al animarlas a continuar en tales prácticas inmorales? Difícilmente, puesto que Pablo dijo que los que practican tales cosas no heredarían el Reino de Dios. ¡Cuánto más amoroso es observar con valor las normas de Dios y ayudar a los débiles a hacer lo mismo, en vez de estimularlos sentimentalmente a seguir un derrotero más fácil, uno que con el tiempo resultará en calamidad!
Movidos a compartir con otros
Cuando leemos la Biblia, también aprendemos sobre las cosas maravillosas que Dios se ha propuesto para la humanidad. Aprendemos que “tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) También aprendemos acerca del propósito de Dios de eliminar la iniquidad de la Tierra y establecer en esta un sistema de cosas pacífico y paradisíaco mediante su Reino en manos de Jesús. (Mateo 6:9, 10; Revelación 21:3, 4.) La Biblia promete: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...] Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. (Salmo 37:10, 11.)
En realidad, el mensaje de la Biblia es exactamente lo que la humanidad necesita. Por eso causa tristeza leer sobre misioneros de la cristiandad que participan en la política y hasta en revoluciones debido a la pobreza e injusticia que ven en los países pobres. Las revoluciones no solucionarán los problemas de esos países. ¿Realmente aman estos misioneros a Dios? Si lo amaran, ¿no mostrarían fe en sus promesas y dirigirían a los rebaños a su Reino? En vez de animarlos a participar en intrigas políticas que solo resultan en frustración, los pastores que verdaderamente aman a sus rebaños les enseñan que la obediencia a la ley de Dios puede ser útil aun ahora.
La verdad es que el mensaje de la Biblia es tan maravilloso que ninguna persona amorosa lo retendría para sí misma. Por eso el amor mueve a los cristianos verdaderos a compartir con otras personas lo que aprenden. En la cristiandad, la obra de hablar a otros en cuanto a la Biblia se asigna, por lo general, a una pequeña clase profesional que recibe un salario... el clero. Esto ha tenido malos resultados. Como admitió un pastor luterano en la revista Christianity Today: “La Iglesia está débil hoy día debido a que los líderes espirituales no han adiestrado a un cuerpo de creyentes a hacer la misma clase de obra que ellos hacen. O debido a que los creyentes no reconocen ni aceptan dicho ministerio”.
Pero los cristianos verdaderos sí ‘reconocen y aceptan dicho ministerio’. Toman a pecho estas palabras del apóstol Pablo: “Tengamos firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, porque fiel es el que ha prometido”. (Hebreos 10:23.) ¿Cuál es su motivo? Es el mismo que impulsó a un grupo de cristianos del primer siglo, a quienes el apóstol Pablo encomió afectuosamente al decir: “Estos están dando publicidad al Cristo debido a amor”. (Filipenses 1:16.)
Ame a sus compañeros cristianos
Sí, el amor es la clave del cristianismo verdadero, pues afecta todo aspecto de la vida del cristiano. Por eso es que este llega a ser muy diferente de las personas a su alrededor. ¿Por qué? El apóstol Juan dijo concerniente a este mundo: “El mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19.) El inicuo es Satanás el Diablo, y los valores de Satanás se reflejan en muchas de las actividades del mundo. Se puede ver claramente la influencia de Satanás en la desenfrenada falta de honradez, inmoralidad, injusticia, tensión racial y opresión económica que existe hoy día. El cristiano que adora al Dios amoroso y lo imita al cultivar la cualidad del amor tiene que ser diferente.
Ahora bien, no es fácil hacer esto por sí solo. Por eso, la Biblia también nos anima a asociarnos con personas que tienen este mismo aprecio por la cualidad del amor. Así, los cristianos pueden ayudarse unos a otros. Por consiguiente, el apóstol Pablo escribió estas palabras animadoras: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, [...] sino animándonos unos a otros”. (Hebreos 10:23-25.)
Si usted desea obrar en armonía con tal consejo, los testigos de Jehová se deleitarán en presentarlo a un grupo de personas que están esforzándose arduamente por manifestar amor piadoso en su vida. Es muy probable que haya un grupo de estas personas en su comunidad, y el espíritu de Dios está sobre ellas porque, en resumidas cuentas, este es la fuente del verdadero amor cristiano. “El fruto del espíritu es: amor.” (Gálatas 5:22.) El asociarse con dicho grupo le ayudará a tener presente lo que el apóstol Pedro nos animó a manifestar: “Tengan amor a toda la asociación de hermanos”. (1 Pedro 2:17.)
Sería muy trágico el que nos halláramos entre aquellos a quienes, después de haberse esforzado por servir a Dios, se dirigen las palabras desesperanzadas de Jesús: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”. (Mateo 7:23.) Pero esto no nos sucederá si cultivamos el amor, la clave del cristianismo verdadero. El amor nos mueve a leer la Biblia, a vivir de acuerdo con sus normas, a buscar la asociación con otros cristianos y a hablar con otras personas acerca de las cosas buenas que se hallan en la Biblia. Sí, el amor nos impele a hacer lo que Dios quiere que hagamos. Y, como dijo Jesús, “el que hace la voluntad de [su] Padre que está en los cielos” es el que heredará las promesas de Dios. El apóstol Juan añadió: “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (Mateo 7:21; 1 Juan 2:17.)
Sí, cultive el amor. Deje que este le mueva a hacer la voluntad de Dios. Así, usted demostrará que es un cristiano verdadero, pues Jesús dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:35.) Y usted disfrutará de las recompensas eternas que Dios ha prometido a los que lo aman.
[Fotografías en la página 7]
Cultive el amor