Alabe a Jehová con música
LOS siervos de Jehová pueden alabarlo de muchas maneras. Y no cabe duda de que una de las más hermosas, y que regocija muchísimo el corazón de Jehová, es la de ‘cantarle y producirle melodía’. (Salmo 105:2.) Se sabe muy bien que la música es una de las “marcas distintivas de las características humanas”.
La música ha sido considerada como “el incomparable don del hombre, tanto creativo como recreativo”. Los animales, sean salvajes o domésticos, no tienen aptitud musical. Es cierto que algunos pájaros emiten preciosos cantos, pero lo hacen enteramente por instinto. No pueden apreciar la música, tal como un loro entrenado no comprende las palabras que dice. Pero con música hermosa podemos llegar al corazón de otras personas, tal como podemos comunicarnos con otras criaturas inteligentes por medio del habla.
La música ciertamente es un don de parte de nuestro Creador, y ¡qué don tan magnífico! Estudios recientes muestran que los bebés, aun antes de nacer, revelan la clase de música que les agrada —la suave y melodiosa— y la música que les desagrada... la fuerte y escandalosa, como la música “rock”. También se informa que el niño no nacido puede desarrollar talento musical al oír música agradable. De modo que al ser humano le deleita la música no solo desde que nace hasta que muere, ¡sino aun desde que está en el vientre de la madre! Puesto que la música por lo general no se considera como absolutamente esencial para la existencia humana, el que el Creador haya hecho posible que los humanos compongan música y disfruten de ella es otro ejemplo de su sabiduría y amor. Se nos informa que “los hebreos eran un pueblo notablemente inclinado a la música”. También es notable que desde muy temprano en la historia humana la música se destacaba, junto con la agricultura y la industria, como una de las ocupaciones del hombre. (Génesis 4:20-22.)
Efectos de la música
No obstante, nunca pasemos por alto el hecho de que la música puede ser edificante o degradante. La buena música combina sonidos agradables caracterizados por su melodía, armonía y ritmo; despierta sentimientos nobles en el hombre. Pero la música mala excita las tendencias pecaminosas del hombre. Tal música ha llegado a conocerse como “la profana trinidad de [...] la violencia, el sexo y el ruido escandaloso”.
Lamentablemente, algunos músicos que afirman servir a Jehová Dios no han llegado a comprender esto. Algunos han aceptado contratos para tocar en bodas y entonces han desplegado falta de aprecio por los principios bíblicos debido a la clase de música que han tocado. Ha sido música tan fuerte que no era posible tener una conversación a un volumen normal. Parece que han olvidado por completo que los invitados no han ido a la boda principalmente para oír a músicos que presumen de sus talentos.
La buena música cumple muchos propósitos útiles. La música de fondo suave puede tener un efecto tranquilizador y relajador. Mucha música que se considera “estupenda”, como la música clásica y la de ópera, puede ser atractiva al intelecto, o estimular la imaginación y las emociones. Algo que no debe pasarse por alto son los oratorios, que por lo general se basan en temas bíblicos y requieren grandes orquestas y coros. Uno de los más conocidos es “El Mesías”, de Handel.
La música puede ser una bendición para las personas de edad avanzada, para los que por alguna razón no pueden salir de la casa y para los enfermos. Se ha empleado para ayudar a niños con impedimentos mentales cuando todo otro esfuerzo ha fracasado. Se dice que ciertos tipos de música pueden tener un efecto tranquilizador en las personas que van a consultorios médicos y dentales. También se alega que la clase de música apropiada ha ayudado a empleados de fábricas a efectuar mejor su trabajo y rendir más. Es interesante el hecho de que hace más de 3.000 años el rey Saúl, de Israel, apreció el valor terapéutico de la música. (1 Samuel 16:14-23.)
Por supuesto, el mejor uso que se le puede dar a la música es en alabanza a Jehová Dios. Tal cantar de alabanza se remonta hasta hace unos 3.500 años, cuando, a orillas del mar Rojo, Israel cantó alabanzas a Jehová después que fue liberado. (Éxodo 15:1-21.) El alabar a Jehová con canciones e instrumentos musicales llegó a ser un rasgo muy importante en la adoración de Dios en el templo. La música del templo estaba a cargo de más de la décima parte de la cantidad total de levitas. (1 Crónicas 23:3, 5.) En la dedicación del templo de Salomón hubo una enorme orquesta y coro. (2 Crónicas 5:12, 13.) Muy apropiadamente, las Escrituras Hebreas (especialmente en el libro de los Salmos) vez tras vez nos instan a cantar y producir melodía a Jehová Dios.
Al pasar a las Escrituras Griegas Cristianas, leemos que Jesús y sus apóstoles cantaron cuando celebraron la Cena del Señor. El apóstol Pablo y Silas cantaron cuando estuvieron encarcelados en Filipo. (Mateo 26:30; Hechos 16:25.) Primera a los Corintios 14:15 indica que el cantar era un rasgo de la adoración de la congregación en tiempos apostólicos. Muy apropiadamente Pablo dio el consejo que se registra en Colosenses 3:16: “Sigan enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, alabanzas a Dios, canciones espirituales con gracia, cantando en sus corazones a Jehová”. Podemos leer instrucciones parecidas en Efesios 5:18-20.
En armonía con estos mandatos, desde hace mucho tiempo los testigos cristianos de Jehová del día moderno han aprovechado bien el don de la música en su adoración formal. En el mismísimo primer año en que se publicó Zion’s Watch Tower (1879) también se publicó un cancionero titulado Songs of the Bride (Canciones de la novia). En 1896 la Sociedad publicó un número de Zion’s Watch Tower que consistía enteramente de canciones compuestas por Estudiantes de la Biblia. El siguiente número de esta revista declaró: “El cantar en cuanto a la verdad es una buena manera de inculcarla en la mente y el corazón del pueblo de Dios. [...] Damos gracias a Dios por los talentos musicales y poéticos que él ha concedido a algunos de sus santos”. Después de cien años de publicar libros de cánticos, el que más refleja talento musical y poético es el que se publicó en inglés en 1984. Se titula Canten alabanzas a Jehová.
Aspectos melódicos
Este último cancionero tiene el doble de la cantidad de páginas que el anterior. Se ha impreso tanto en conveniente tamaño de bolsillo como en tamaño grande con letras y notas musicales que son fáciles de leer. Tanto la letra de los cánticos como las melodías las han contribuido Testigos que viven en los cuatro cabos de la Tierra, incluso Australia, Brasil, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Inglaterra, Italia, Japón y la República Federal de Alemania.
En contraste con los demás cancioneros que la Sociedad Watch Tower ha publicado, la armonía tradicional para cuatro voces ha sido eliminada. En vez de eso, se han preparado acompañamientos más melodiosos y fáciles de tocar. También se añadieron notaciones musicales para guitarra.
Se compusieron nuevas melodías para la letra de dos cánticos muy conocidos debido a que se supo que las melodías anteriores no habían sido compuestas por Testigos. ¿Cómo sucedió esto? Puede que un compositor oiga una melodía poco conocida. Entonces, más tarde, cuando le viene a la memoria, podría imaginarse que él la compuso.
Mejoramiento en las ideas
En armonía con Proverbios 4:18, a medida que la luz brillante de la verdad de Dios fue haciéndose cada vez más clara, se hizo necesario efectuar cambios en varias canciones que se habían usado en cancioneros anteriores. Eso fue lo que sucedió con el actual cántico 215. En 1974 llegamos a entender que el arca de Noé prefigura nuestro paraíso espiritual, no el Reino. (Véase La Atalaya, 1975, página 214.) Por eso la estrofa que en el cancionero anterior decía “¡Apresúrense al arca que salva, Hacia el Reino que brinda Jehová!” se cambió a “¡Con presteza sirvamos gozosos, dedicados al Reino de Jah!”.
Entre otras mejoras que se hicieron en interés de la exactitud se hallan las siguientes: En el nuevo sistema de cosas, ya no habrá más “causa de aflicción”, más bien que “demonios en legión”. (Cántico 129.)
En varios casos se cambió la letra de ciertas melodías porque parecía resultar ser más eficaz y útil. El cántico 60, “El Reino de Dios de Mil Años”, usa la melodía del cántico 86 del cancionero anterior. La letra del cántico 2, “Obedecer a Dios más bien que al hombre”, es una extensión de la letra que se había usado anteriormente en el cántico 79. Se consideró apropiado dedicar una página completa a este tema, más bien que media página.
Tesoros espirituales
El nuevo libro de cánticos se titula apropiadamente Canten alabanzas a Jehová, basado en Salmo 96:1, 4. Muchas de las canciones son dirigidas a Jehová y exaltan sus cualidades. Note los títulos de algunas de ellas: “¡Gran Dios, Jehová!” (este cántico alista unas 20 cualidades o títulos de Jehová); “Jehová, nuestro mejor amigo”; “Jehová se interesa por nosotros”; “La bendición de Jehová enriquece”; “Jehová, proveedor de escape”; “La creación declara la gloria de Jehová”; y “Jehová, ‘el Dios de todo consuelo’”.
Se nos dice que debemos ‘enseñar y amonestarnos unos a otros con salmos, alabanzas a Dios y canciones espirituales’, y este cancionero ciertamente hace eso. (Colosenses 3:16.) Esto se puede ver por títulos como: “¡Háganse constantes, inmovibles!”; “‘Portémonos como hombres’”; “Hagamos más, como los nazareos”; “¡Adelante, ministros del Reino!”; “Sumisión leal al orden teocrático”; y “Mantengámonos despiertos, estemos firmes, hagámonos poderosos”.
Para ayudarnos a prestar atención a la amonestación del apóstol Pablo de ‘siempre regocijarnos en el Señor’ (Filipenses 4:4), tenemos los cánticos: “La canción del regocijo”; “¡Gozosos por la esperanza del Reino!”; “Gozosos todo el día”; “Cantad la canción del regocijo del Reino”; “Participemos gozosamente en la cosecha”; y “Los gozos y frutos del servicio del Reino”.
En el nuevo cancionero también se fija la atención en las bendiciones del Reino: “El Reino de Dios de Mil Años”; “La promesa de Dios de un Paraíso”; “Vida sin fin... ¡al fin!”; “Con Cristo en el Paraíso”.
Nuestros jóvenes han disfrutado particularmente de los nuevos cánticos, tales como: “¡Jóvenes! Imitad la fe de ellos”; “El lugar de los jóvenes en el pueblo de Dios”; y “Los hijos, un don precioso de Dios”. Un cántico que expresa aprecio por el excelente trabajo de nuestras hermanas es “Las mujeres son un ejército grande”.
¿Cómo podemos mostrar aprecio por estos excelentes cánticos? En primer lugar, por medio de tomar en serio el privilegio y la obligación que tenemos de cantarlos como parte de nuestra adoración formal en el Salón del Reino. Debemos esforzarnos por llegar temprano a las reuniones y quedarnos hasta el final, a fin de participar en cantar estos cánticos. Cantemos de todo corazón con viveza y entusiasmo, con voz fuerte. También podemos mostrar que los apreciamos al usarlos en nuestras reuniones sociales. Podemos obtener grabaciones de la música de los cánticos para cuando deseemos disfrutar de música de fondo. Así podremos ser edificados en sentido espiritual cada vez que oímos esta música tan hermosa.
Sobre todo, mostremos nuestro aprecio por estos preciosos cánticos mediante vivir a diario en armonía con los excelentes sentimientos que se expresan en ellos en lo relacionado con nuestra conducta diaria y nuestras obligaciones ministeriales.