Apoyemos a los precursores

¹ Se conoce al pueblo de Dios por su participación celosa en el ministerio. Aunque las circunstancias no permitan que todos seamos precursores, debemos esforzarnos por desarrollar el espíritu de precursor al efectuar nuestro servicio de toda alma. Nos regocijamos con los muchos que han emprendido el servicio de precursor y los animamos a permanecer en él.

² El llegar a ser precursor, y continuar como tal, es una empresa que requiere mucho de uno. Los precursores efectúan gran parte de la obra de predicar y enseñar. Esto lo logran con mucho esfuerzo y sacrificio. ¿Cómo pueden otros apoyar y animar a estos celosos siervos de tiempo completo?

³ Lo que podemos hacer: Los precursores necesitan el apoyo de los ancianos. Estos pueden dar mucho estímulo a los precursores cuando predican con ellos. Muchos ancianos tratan de predicar por lo menos una vez al año con cada precursor de la congregación. Así pueden encomiarlos por su trabajo y ayudarles a progresar aún más. Puede que los precursores tengan que reajustar su horario para poder salir con los ancianos. Además, los ancianos querrán asegurarse de que haya suficiente territorio para los grupos que salen a predicar. Se pueden organizar reuniones adicionales para el servicio del campo por las tardes o al anochecer, según el horario de los precursores. Esto se debe hacer especialmente durante los meses en que varios publicadores sirven de precursores auxiliares. (Isa. 40:11.)

⁴ Los siervos ministeriales pueden ayudar a los precursores al apoyarlos en el ministerio y atender con diligencia sus deberes en la congregación. Las precursoras agradecen el que haya hermanos que tomen la delantera en organizar los grupos para el servicio del campo. Los que se encargan de la literatura y las revistas pueden asegurarse de que haya suficientes publicaciones disponibles. El que ellos atiendan bien estos asuntos permite que los precursores se concentren en su ministerio.

⁵ Todos pueden ayudar: Los publicadores pueden ayudar mediante hacerse disponibles más a menudo para predicar con los precursores. Estos disfrutan del compañerismo y del apoyo de otros publicadores. Tal vez pudieran hacer planes para predicar con los precursores una vez a la semana o dos veces al mes. Pueden compartir cosas materiales con los precursores, pues ellos agradecen la generosidad que se les muestra. (Fili. 4:14-19.)

⁶ Las familias pueden hacer mucho para ayudar a sus miembros que son precursores. A menudo se pueden reorganizar los quehaceres de la casa para que uno o más miembros de la familia sirvan de precursores. Cierta hermana con tres hijos trabaja dos días a la semana. Los dos varones le ayudan por medio de ocuparse de las compras y de ciertos quehaceres del hogar. La hija le ayuda a limpiar y cocinar, y desde que se graduó de la escuela secundaria, ella también comenzó a servir como precursora y ahora alterna los días de trabajo con su madre. Dicha cooperación en la familia permite que muchos más sirvan en esta capacidad y resulta en bendiciones para la familia.

⁷ Los precursores que son diligentes en su asignación son una bendición para la congregación de muchas maneras. Su celo y ejemplo animan a muchos a hacer más en el servicio del campo. Realmente, deberíamos querer hacer cuanto podamos para darles nuestro apoyo. Esa clase de esfuerzo unido redunda en gozo para todos y en alabanza para Jehová.