Viene... un mundo sin dolor
“Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como novia adornada para su esposo. Con eso oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.’”—Rev. 21:1-4.
EL SENTIR dolor físico puede hacer que una persona se dé cuenta de alguna lesión que, de otro modo, pudiera pasar inadvertida por algún tiempo. Ciertamente hay ocasiones en las cuales el poder percibir tal dolor puede resultar en la salvación de la vida. Sin embargo, la Palabra de Dios promete un mundo sin dolor. El apóstol cristiano Juan escribió:
“Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como novia adornada para su esposo. Con eso oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos. y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.’”—Rev. 21:1-4.
Ahí está... una promesa de Dios en el sentido de que ‘el dolor no será más.’ ¿Qué pudiera significar esto? ¿Qué efecto tendrá en la humanidad?
NOS ESPERA ALGO NUEVO
Estas preguntas necesitan respuesta. Pero esas palabras registradas hace 19 siglos dicen mucho más. Indican que nos espera algo nuevo. Considere brevemente lo que esta profecía significa.
El predicho “nuevo cielo” es el reino celestial de Jesucristo. Con él, asociados en la gobernación, están sus “coherederos,” designados aquí como la “Nueva Jerusalén.” (Rom. 8:14-17) La prometida “nueva tierra” no es un globo terrestre diferente. Más bien, es una nueva sociedad humana unificada y justa que está en sujeción al reino de Cristo.—Compare con Salmo 96:1; Eclesiastés 1:4.
El “cielo anterior y la tierra anterior,” el sistema previo lleno de lágrimas, muerte, lamento, clamor y dolor angustioso, serán reemplazados. Y aunque los mares acuosos literales permanecerán, el “mar” simbólico de pueblos agitados e impíos ya no existirá.
DESENVOLVIMIENTOS BAJO LA GOBERNACIÓN DEL REINO
¡Qué grandiosos desenvolvimientos nos esperan! Bajo la gobernación del Reino, Dios “limpiará toda lágrima” de los ojos humanos. Esto, por supuesto, no significa que los conductos lagrimales no hayan de descargar ya su fluido natural... algo que es beneficioso en sentido físico. Tampoco se eliminarán las lágrimas de gozo, porque la Tierra se llenará de regocijo.
El lamento y los clamores debidos a varias razones que causan angustia serán removidos gradualmente durante el reinado de mil años de Jesucristo. (Rev. 20:6) Como resultado de esto, cesará el fluir de lágrimas de desconsuelo de los ojos humanos. Pero ¿qué hay de la remoción del dolor... algo que también se predice?
EL DOLOR QUE DESAPARECERÁ
El poder sentir el dolor físico puede ser beneficioso. De hecho, es esencial para la vida humana. Por lo tanto, la promesa de Dios en el sentido de que no habrá más dolor no pudiera significar que los súbditos terrestres de la gobernación del reino llegarán a ser insensibles a todo dolor.
Más bien, esta promesa de que ‘el dolor no será más’ indica que el dolor mental y emocional y el dolor físico intenso y severo desaparecerán. El dolor de esa índole ha sido resultado del pecado y la imperfección. (Rom. 5:12; 8:21, 22) ¿Cómo sucederá que ‘no será más’? En el sentido de que se eliminarán las causas de éste.
SE ELIMINAN LAS CAUSAS DEL DOLOR
Considere tan solo algunas de las bendiciones de que disfrutará la humanidad bajo la gobernación del Reino. Quizás usted pueda colocarse mentalmente entre las muchedumbres que de seguro disfrutarán del mundo sin dolor que nos espera. ¿Qué clase de vida se vivirá en la Tierra después de haberse removido las siguientes causas de dolor?
La adversidad se habrá ido, y con ella el dolor emocional que ésta produce. La pobreza —ciertamente una de las manifestaciones de la adversidad en tantos casos— no existirá. ¿Cómo podemos estar seguros de eso? Pues bien, ¿carecería el Dios Todopoderoso, a quien pertenece todo el oro y la plata de la Tierra, de poder para eliminar la pobreza? (Ageo 2:8) Sin lugar a dudas, el Señor Soberano Jehová puede eliminar la causa del dolor, y lo hará.
Bajo la gobernación del Reino se eliminarán el hambre y la mala alimentación, que producen dolor. “Si tuviera yo hambre,” dice Jehová, “no te lo diría; porque a mí me pertenece la tierra productiva y su plenitud.” (Sal. 50:12) Además, la Palabra de Dios nos da esta seguridad: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Sal. 72:16) Y ciertamente el Hacedor de la humanidad puede encargarse de que haya una altruista distribución del abundante suministro de alimento de la Tierra, y se encargará de que así sea, de modo que para siempre desaparezca el dolor que es resultado del hambre.
La opresión, otra causa de dolor mental y emocional, también se eliminará. En palabras que se cumplirán por completo bajo la gobernación de Jesucristo, se nos asegura: “Él librará al pobre que clama por auxilio, también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador. Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las almas de los pobres salvará. De la opresión y de la violencia les redimirá el alma, y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.” (Sal. 72:12-14) ¿Puede haber alguna duda de que el dolor de la opresión habrá pasado entonces?
La enfermedad, una causa más de dolor mental y emocional, jamás desbaratará la tranquilidad y felicidad de las familias piadosas bajo la gobernación del Reino. Jehová Dios tiene poder para eliminar las enfermedades. (Éxo. 15:26; 23:25; Deu. 7:15) Su profeta Isaías escribió acerca de un tiempo en que “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Isa. 33:24) La remoción de todo dolor físico, mental y emocional no presentará ningún problema insoluble al Médico Divino.
La muerte —el gran enemigo de la humanidad que tanto dolor produce— “no será más” cuando la voluntad divina se haga plenamente en el cielo y en la Tierra. (1 Cor. 15:26; Rev. 21:4; Mat. 6:9, 10) El lamento, el clamor y el dolor ciertamente estarán fuera de lugar cuando las gozosas resurrecciones reemplacen a los tristes entierros y ‘la muerte y el Hades entreguen los muertos que hay en ellos.’—Juan 5:28, 29; Rev. 20:13.
DE USTED... SI LO DESEA
Sí, viene un mundo en el cual no habrá dolor. Puede ser suyo porque esa esperanza puede ser suya. La ausencia del dolor que se asocia con la adversidad, opresión, enfermedad y muerte estará entre las muchas bendiciones que verá realizada la humanidad obediente que teme a Dios.
¿Pueden abrigar esta esperanza con confianza absoluta personas que viven actualmente? Sí, porque un mundo sin dolor es la promesa que ha hecho Aquel que puede producirlo... Jehová, “el Altísimo sobre toda la tierra.”—Sal. 83:18.