Nota
a Estando de visita en Antioquía de Siria, Pedro disfrutaba de la afectuosa compañía de los creyentes gentiles. Sin embargo, tras la llegada de unos cristianos judíos de Jerusalén, “se puso a retirarse y a separarse, por temor a los de la clase circuncisa”. Podemos imaginarnos lo dolidos que aquellos conversos gentiles debieron de sentirse cuando el respetado apóstol se negó a comer con ellos (Gálatas 2:11-13).