de las Escrituras. Claro, no basta con leer palabras; queremos conocer bien la Biblia y entender lo que dice. Segundo, aprovechando bien la Noche de Adoración en Familia. ¿Nos detenemos cada semana a llenar el depósito, o solo le echamos un poco? Tercero, asistiendo a las reuniones donde estudiamos la Biblia como congregación. Y, cuarto, buscando un ambiente tranquilo y sin distracciones para meditar acerca de los caminos de Jehová. Queremos imitar al salmista, quien dijo: “He recordado días de mucho tiempo atrás; he meditado en toda tu actividad” (Sal. 143:5).
“Los justos resplandecerán”
El hermano John Barr tuvo a su cargo el tercer y último discurso, que explicó la parábola del trigo y la mala hierba (Mat. 13:24-30, 38, 43). Esta ilustración de Jesús habla de una “siega” durante la cual se junta a “los hijos del reino” y se separa a la mala hierba para quemarla.
El hermano Barr dejó claro que la recolección no va a continuar indefinidamente. Señaló a Mateo 24:34, que dice: “De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. Y leyó dos veces este comentario: “Todo indica que Jesús se refería al hecho de que la vida de los ungidos que estaban en la Tierra en 1914 —cuando comenzó a manifestarse la señal de la presencia— se traslaparía con la de otros ungidos que verían el inicio de la gran tribulación”. No sabemos la duración exacta de “esta generación”, pero incluye a estos dos grupos cuyas vidas se traslapan. Aunque entre los ungidos hay hermanos de diferentes edades, los miembros de ambos grupos de la “generación” son contemporáneos durante una parte de los últimos días. ¡Qué alentador es saber que cuando comience la gran tribulación no habrán muerto todos los ungidos más jóvenes, es decir, los contemporáneos de los ungidos mayores que discernieron la señal cuando comenzó a hacerse evidente en 1914!
“Los hijos del reino” aguardan con ansias su recompensa celestial. Pero todos los cristianos, independientemente de nuestra esperanza, debemos mantenernos fieles, resplandeciendo hasta el fin. ¡Qué honor poder vivir en plena recolección del “trigo”!
Tras el cántico final, la oración de cierre estuvo a cargo de Theodore Jaracz, del Cuerpo Gobernante. ¡Qué reunión tan edificante!