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¿Controla su vida el temor al vecino?La Atalaya 1974 | 1 de septiembre
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Aun el apóstol Pablo necesitaba la fuerza que podía obtener de parte de compañeros cristianos.—Col. 4:11; compare con Romanos 1:11, 12.
Si usted hace estas cosas puede estar seguro de recibir ayuda. Puede confiar en que se mantendrá firme. Dios lo sostendrá. No lo dejará “sin ayuda.” (2 Cor. 4:8, 9) La mofa de parte de otros no hace que Dios abandone su amor y cuidado. El apóstol Pablo dijo: “Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.”—Rom. 8:38, 39.
“Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación él también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.” (1 Cor. 10:13) La salida no es abandonar a Dios, ser un triste fracaso, perdiendo la vida para usted mismo y, quizás, para su familia y vecinos. La salida es un camino que Dios suministra para impedir que usted llegue a ser presa del temor y sufra la pérdida de la fe. Es un camino por el cual usted puede ganar la victoria y ser feliz. “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que está confiando en Jehová será protegido.” El lazo —temor a los hombres— es la cosa de la cual ser librado, dejando que el amor a Dios, no el temor a su vecino, controle su vida.—Pro. 29:25.
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¿En qué templo puede uno hallar a Dios?La Atalaya 1974 | 1 de septiembre
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¿En qué templo puede uno hallar a Dios?
ES LÓGICO y apropiado que el Soberano del universo designara una manera señalada y definida para que la gente en la Tierra se acerque a él. Una criatura humana por su condición inferior no podría esperar razonablemente presentarse precipitadamente ante él sin autorización y sin la actitud y el decoro apropiados.
Es posible acercarse a Dios. Él no está “muerto,” como alegan algunos. Es decir, no está apartado, dejando a los hombres enteramente a sus propios recursos, no estando dispuesto a escuchar nuestros problemas ni hacer algo acerca de ellos. Un apóstol de Jesucristo declaró: “[Dios] decretó los tiempos señalados y los límites fijos de la morada de los hombres, para que busquen a Dios, por si acaso busquen a tientas y verdaderamente lo hallen, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros.”—Hech. 17:26, 27.
Dios no es omnipresente, estando en todas partes a la vez, un espíritu esparcido en todo. Tampoco son todas las cosas parte de él. Él las creó. Puesto que es una Persona, tiene una ubicación, su lugar de residencia donde es posible acercarse a él. Esta residencia está en el cielo, en la región invisible.—Mat. 6:9.
Y no es para su propio provecho, sino para provecho de los hombres que quieren acercarse a él, que ha hecho arreglos especiales. Al hacerlos cambió el aspecto de su residencia celestial. No fue cambiada para con los ángeles, quienes siempre han tenido acceso a él; como dijo Jesús, ellos “siempre contemplan el rostro de mi Padre que está en el cielo.” (Mat. 18:10) Fue un cambio para que hombres pecaminosos pudieran tener una manera de apelar a él y una oportunidad de recibir su favor.
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