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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1973 | 1 de agosto
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vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” (Mat. 22:21) Por consiguiente el cristiano no podría jurar a alguna cosa que requiriera que él hiciera cosas que son contrarias a la ley de Dios. Pero no habría objeción alguna a que prestara un juramento para ‘sostener o defender’ las disposiciones de la ley que no se oponen a la ley de Dios. El cristiano reconoce que su defensa y apoyo a la ley de César tienen que estar dentro de las limitaciones impuestas por la Palabra de Dios. Puede ‘defender’ la ley por palabra, por su conducta diaria y, en asuntos legales, por su testimonio en el tribunal. A los cristianos se les dice: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores.” (Rom. 13:1) De modo que no habría motivo para oponerse a jurar hacer algo que uno ya está obligado por Dios a hacer.
Sin embargo, muchos países iluminados reconocen lo razonable que es la otra obligación del cristiano, de ‘dar a Dios lo que es de Dios.’ Por lo tanto la Constitución de los Estados Unidos, así como la de muchas otras naciones, garantiza la libertad de religión. Se entiende, pues, que a un cristiano no se le va a requerir que haga algo contrario a sus creencias religiosas y sus obligaciones a Dios. No hay ningún peligro para el país en esta disposición, porque los cristianos verdaderos no participan en subversión; más bien, se esfuerzan por ser ciudadanos ejemplares, observantes de la ley.
Puesto que el cristiano verdadero toma muy en serio su adoración y su relación con Dios, debe pensar cuidadosamente en cualquier juramento que se le pida que preste. Debe estar convencido en su propia mente de que el juramento no causará una violación de su conciencia ni transigirá en su posición neutral tocante a las naciones políticas y sus controversias. (Compare con Romanos 14:5.) Si, después de razonar sobre el asunto, decide que puede prestar un juramento en particular, tendrá que asumir su propia responsabilidad. Siempre debe tener presente su obligación precedente al Soberano Supremo, Jehová Dios, antes de ponerse bajo cualquier otra obligación.
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Puede evitarse que los hijos sean rebeldesLa Atalaya 1973 | 1 de agosto
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Puede evitarse que los hijos sean rebeldes
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