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Cuando estalla la cóleraLa Atalaya 1981 | 15 de febrero
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pero nunca olvidar,” ¿está verdaderamente dominando su espíritu? Y ¿qué hay de la persona que, aunque no se encoleriza, se pone arisca y resentida, de modo que rehúsa hablar a las personas que, según ella, la han herido?
No podemos pasar por alto los sentimientos de frustración o envidia que surgen en nuestro corazón, o simplemente despedirlos como algo “normal.” Estos sentimientos representan nuestro verdadero “espíritu” o personalidad predominante. Estas son las emociones interiores que necesitamos controlar si queremos agradar a Dios.
Para demostrar los efectos dañinos que pueden tener las emociones interiores que no se controlan, Jesucristo dijo: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias.” Dice a continuación: “Estas son las cosas que contaminan al hombre.” (Mat. 15:19, 20) Sí, el dominar nuestro espíritu significa dominar nuestro “corazón,” es decir, nuestras mismísimas actitudes y motivos.
Por lo tanto, no basta con simplemente refrenarnos cuando se nos provoca. Para agradar a Dios, realmente tenemos que dominar nuestro espíritu. Pero, ¿cómo?
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¿Cómo dominar el espíritu?La Atalaya 1981 | 15 de febrero
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¿Cómo dominar el espíritu?
TODOS hemos heredado una constitución genética de nuestros padres imperfectos, y este factor hasta cierto grado determina la clase de espíritu que tenemos. Además, nuestro ambiente y antecedentes influyen en nuestra personalidad en gran medida. ¿Significa esto que deberíamos tratar el asunto con indiferencia, encogernos de hombros y decir: “No puedo hacer nada para remediarlo. Así soy, y eso es todo”? Definitivamente no es a tal proceder que nos guía la Biblia. Más bien, nos exhorta a ‘rehacer nuestra mente’ y ‘vestirnos de la nueva personalidad.’ Esto significa luchar con la “vieja personalidad” y despojarnos de las malas inclinaciones de ésta.—Efe. 4:20-24; Rom. 12:2.
Fracasaremos a veces, puesto que ningún hombre puede dominar perfectamente su espíritu. Sin embargo, por medio de meditar en la Palabra de Dios y orar para que su espíritu nos guíe, podemos hacer mucho para contrarrestar cualquier “espíritu” malsano que podamos tener, y de esta manera dominarlo. (Luc. 11:13; Gál. 5:22, 23, 25) ¿Qué puede ayudarnos a hacer esto?
AYUDAS PARA DOMINAR EL ESPÍRITU
Sea cual sea la causa de la agitación que se manifieste en nuestro espíritu, hay varias cosas en las cuales podemos pensar a fin de permanecer tranquilos bajo la
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