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Fortaleza impartida mediante estímuloLa Atalaya 1963 | 1 de diciembre
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cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.” (1 Ped. 5:1-10) Los superintendentes tienen buena razón para cobrar ánimo.
17. Por eso, ¿quién verdaderamente es el gran Dador de fortaleza, y por qué lo es?
17 Sin duda, Jehová mismo es el Dador de fortaleza a su pueblo. Él es El que inspiró la escritura de estas palabras de estímulo que hemos considerado. Las promesas que contiene su propia Palabra, la Biblia, son las que nos llenan de esperanza. Nos ha instruido para que podamos hacer frente a los problemas de la vida con buen éxito. Con él para respaldarnos, podemos permanecer firmes aun ante la oposición del mundo. Por eso, con David decimos: “Jehová es mi fuerza y mi escudo. En él ha confiado mi corazón, y he sido ayudado, de modo que mi corazón se alboroza, y con mi canción lo alabaré. Jehová es una fortaleza para su pueblo.”—Sal. 28:7, 8.
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Trabajo que no es en vanoLa Atalaya 1963 | 1 de diciembre
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Trabajo que no es en vano
UN TESTIGO de Jehová que se graduó de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en 1962 sirvió hace varios años en una congregación pequeña de Forfar, Angus, Escocia. Él cuenta del tiempo en que la congregación consistía toda de mujeres: “Aquí había nueve hermanas de edad avanzada. Si se hubiera sacado un promedio de la edad, posiblemente hubiera sido de alrededor de setenta y cinco años. Pero la edad no era el único impedimento de estas hermanas; la edad avanzada les había traído impedimentos de vista y oídos pobres. Considere a la sierva auxiliar de congregación; era una hermana valerosa que presentaba sus varias partes en las reuniones usando un gran lente de aumento para ver sus notas. La que era sierva de estudios bíblicos tenía unos enérgicos ochenta y cinco años. Durante mucho de ese tiempo ella había usado una trompetilla acústica debido a su sordera. Para cuando llegué a conocerla tenía una de las más modernas ayudas para escuchar. Todas se reunían en un salón con luz de gas que podía acomodar a veinte personas bien apretujadas.
“Aunque las nueve de la congregación eran bien conocidas en la comunidad, su predicación no producía nada en cuanto a resultados tangibles. Volvían y revolvían por el territorio, pero su evidente presencia de ancianas, aunque agradable, y el no poder presentar elocuentemente la verdad parecía indicar que estaban trabajando en vano. Sin embargo, nunca se rindieron. Por muchos años continuaron trabajando y reuniéndose. Entonces empezaron a suceder varias cosas.
“Un hombre de negocios del lugar empezó a preguntarse por qué estas mujeres de edad avanzada seguían visitando a la gente año tras año, aunque sin resultado. Para satisfacer su curiosidad, obtuvo alguna literatura y la leyó. Pronto se estaba asociando con la congregación, escuchando a las hermanas luchando con sus diferentes partes. Empezó a hablar a otros asociados del pueblo. Otros empezaron a interesarse. Una de las primeras cosas que este hombre de negocios hizo fue comprar uno de los mejores solares en el centro del pueblo y construir un excelente y espacioso Salón del Reino. Ahora la congregación continúa creciendo.
“Lo último que oí acerca de ella fue que había alcanzado cuarenta miembros. Unos meses atrás me enviaron un recorte de periódico que describía la primera asamblea de circuito que se celebraba allí. En la primera página, sonreía la fotografía de la sierva de estudios bíblicos que era casi sorda como una tapia, y ahora era de noventa años. Sobre la foto decía: ‘Este es el día más feliz de mi vida.’ Así Jehová había recompensado el esfuerzo valeroso de estas hermanas fieles y su servicio de año tras año. Como declaró el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:58: ‘Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.’”
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