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¿Por qué deberían los cristianos aceptar y cumplir responsabilidad?La Atalaya 1962 | 15 de octubre
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lluvia y nadar a través de un río o dos infestados de cocodrilos’? El argumento baladí: ‘Estoy cansado,’ no le ayudará. El Obrero Maestro no quiere a gente perezosa en su ejército. El lo vomitará de su boca como un soldado y trabajador indigno.−Apo. Rev. 3:16.
21. (a) ¿Es correcto buscar el puesto de cualquier clase de siervo en la congregación? (b) ¿Por cuáles dos razones deberían aceptar y cumplir la responsabilidad todos los testigos de Jehová?
21 Hay una necesidad apremiante de siervos de congregación y de conductores de estudios bíblicos para encargarse del gran recogimiento de “otras ovejas.” El apóstol Pablo anima a los hermanos capaces a esforzarse con anhelo por estos puestos aconsejando a Timoteo: “Si algún hombre se está esforzando por tener un puesto de superintendente, está deseoso de un trabajo excelente.” (1 Tim. 3:1) El palacio glorioso del sabio Soberano muy pronto se completará cuando los últimos miembros que ahora están en la Tierra se habrán unido a aquellas “piedras vivas” que ya están en los cielos. La afluencia de “las cosas deseables de todas las naciones” está en marcha y es acelerada. ¿Qué haremos? Como cristianos maduros, seamos de los ungidos, de los que compondrán el palacio de Jehová en los cielos, o de las “otras ovejas” terrestres, hemos aceptado la responsabilidad de trabajar en el recogimiento de otras personas mansas y hacer de ellas adoradores leales de Jehová y maestros. Debemos cumplir amorosamente esta responsabilidad. ¿Por qué? Primero, porque el ser colaboradores del Dios Altísimo en este magnífico trabajo es un privilegio y honor inestimables; y, segundo, porque hay vida para el maestro así como para los que son enseñados. Esto lo aclara muy bien el inspirado apóstol Pablo cuando escribe a Timoteo: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas.” ¿Por qué? “Pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.”—1 Tim. 4:16.
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Libro sorprendenteLa Atalaya 1962 | 15 de octubre
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Libro sorprendente
LA BIBLIA es un libro sorprendente. Esta fue también la opinión del famoso crítico italiano Francisco de Santics, quien ocupó el puesto de Ministro de Educación Pública para el gobierno de Cavour y quien escribió: “Yo nunca había leído la Biblia, ni lo habían hecho los estudiantes. Con una actitud de indiferencia mezclada con desprecio, que entonces prevalecía en cuanto a asuntos religiosos, la Biblia, como la Palabra de Dios, creaba sarcasmo. Leí aquí y allí las maravillas de este libro, como evidencia de su poderosa elocuencia, y, atraído por el tema de mis lecciones, di una ojeada al libro de Job. Quedé estupefacto. En mis estudios clásicos no hallé nada comparable a su grandeza. Inmediatamente traje mis impresiones a la escuela. Ya había presentado una lección sobre el origen del mal y el significado de este libro, y esto había atraído extasiada atención. Pero cuando leí el libro completo, mis sentimientos y mi admiración asombraron a todos. Con este entusiasmo, nos dimos de lleno a estos estudios. Mucho disfrutamos de los Cantares, un Salmo de David, en que la contemplación de la creación sostiene el poder y la grandeza del Creador, y algunas de las Lamentaciones de Jeremías. Para nosotros fue como un viaje por tierras desconocidas y lejanas, extrañas a nosotros. Con el entusiasmo de novatos, nos olvidamos de nuestros clásicos, aun de Homero, y por varios meses no se oyó de otra cosa que de la Biblia. . . . Me maravillo de que en nuestras escuelas, donde se leen tantas cosas frívolas, no haya penetrado la antología bíblica.”—La Bibbia nel giudizio di illustri Italiani (La Biblia según italianos ilustres), por Augusto Jahier, página 34.
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