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“Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado”Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
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14. a) ¿Qué indica el hecho de que Jehová tome de la mano a su Siervo aprobado? b) ¿Qué papel desempeña el Siervo Escogido?
14 El Gran Creador del universo, el Dador y Sustentador de la vida, toma a su Siervo Escogido de la mano y le promete apoyo total y constante. ¡Qué palabras más tranquilizadoras! Además, Jehová lo protege para darlo como “pacto del pueblo”. Un pacto es un contrato, un convenio, una promesa solemne. También puede aplicarse el término a un decreto invariable. En efecto, Jehová ha hecho de su Siervo una ‘señal de su pacto con el pueblo’ (Versión Popular, 1983).
15, 16. ¿En qué sentido fue Jesús “luz de las naciones”?
15 Como “luz de las naciones”, el Siervo prometido abrirá “los ojos ciegos” y liberará a “los que están sentados en oscuridad”. Eso mismo fue lo que hizo Jesús. Al dar testimonio de la verdad, glorificó el nombre de su Padre celestial (Juan 17:4, 6). Puso al descubierto las falsedades religiosas, predicó las buenas nuevas del Reino y abrió la puerta a la libertad espiritual a quienes estaban en esclavitud religiosa (Mateo 15:3-9; Lucas 4:43; Juan 18:37). También previno contra realizar obras que pertenecen a la oscuridad y denunció a Satanás como “el padre de la mentira” y “el gobernante de este mundo” (Juan 3:19-21; 8:44; 16:11).
16 Jesús declaró: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Y lo demostró de forma notable cuando ofreció su vida humana perfecta como rescate, haciendo así posible que los que ejercen fe obtengan el perdón de sus pecados, una relación aprobada con Dios y la esperanza de vida eterna (Mateo 20:28; Juan 3:16). Al manifestar a perfección durante toda su vida la devoción piadosa, sostuvo la soberanía de Jehová y probó que el Diablo es un mentiroso. Jesús verdaderamente dio vista a los ciegos y liberó a los que estaban cautivos en la oscuridad espiritual.
17. ¿Cómo demostramos que somos portadores de luz?
17 Jesús dijo a sus discípulos en el Sermón del Monte: “Ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5:14). También nosotros somos portadores de luz. Mediante nuestro modo de vivir y nuestra predicación tenemos el privilegio de dirigir a las personas a Jehová, la Fuente de la verdadera iluminación. A imitación de Jesús, damos a conocer el nombre de Jehová, sostenemos Su soberanía y proclamamos que Su Reino es la única esperanza para la humanidad. Además, como portadores de luz, ponemos al descubierto las falsedades religiosas, prevenimos contra las obras inmundas que pertenecen a la oscuridad y denunciamos a Satanás, el inicuo (Hechos 1:8; 1 Juan 5:19).
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