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OdrePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Por regla general, los odres nuevos de vino podían resistir la presión interna del anhídrido carbónico generado por la fermentación del vino, a diferencia de los odres viejos, que con el tiempo se endurecían, perdían su elasticidad y podían reventar con facilidad. Jesucristo dijo apropiadamente: “Tampoco ponen vino nuevo en odres [una forma plural de a·skós; “cueros”, NBE; “pellejos”, BJ] viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y ambas cosas se conservan”. (Mt 9:17;
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OdrePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Por regla general, los odres nuevos de vino podían resistir la presión interna del anhídrido carbónico generado por la fermentación del vino, a diferencia de los odres viejos, que con el tiempo se endurecían, perdían su elasticidad y podían reventar con facilidad. Jesucristo dijo apropiadamente: “Tampoco ponen vino nuevo en odres [una forma plural de a·skós; “cueros”, NBE; “pellejos”, BJ] viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y ambas cosas se conservan”. (Mt 9:17; Mr 2:22; Lu 5:37, 38.) Esta ilustración era parte de la respuesta de Jesús en cuanto a por qué sus discípulos no se sometían a todas las costumbres y prácticas antiguas de los fariseos. Es evidente que Jesús quiso decir que la verdad del cristianismo era demasiado poderosa y enérgica para que la retuviese el viejo sistema del judaísmo, que ya no tenía vitalidad ni elasticidad y que estaba desvaneciéndose rápidamente. (Mt 9:14-16.)
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