Miércoles 17 de abril
Mantengan la conciencia limpia ante Dios y ante los hombres (Hech. 24:16).
Muchas de nuestras decisiones en temas de salud dependen de nuestra conciencia educada por la Biblia (1 Tim. 3:9). Por eso, al tomar decisiones y hablar de ellas con otros, hacemos bien en recordar lo que dice Filipenses 4:5: “Que todos sepan que ustedes son personas razonables”. Podemos demostrar que somos razonables al no obsesionarnos con nuestra salud. Además, amamos y respetamos a nuestros hermanos aunque no tomen las mismas decisiones que nosotros (Rom. 14:10-12). Jehová es la fuente de la vida. Podemos demostrarle que le estamos muy agradecidos cuidando la vida que nos ha regalado y dándole lo mejor de nosotros (Apoc. 4:11). Por ahora, nos toca enfrentarnos a enfermedades y problemas, pero esa no es la vida que Jehová quería para nosotros. De hecho, gracias a él, muy pronto viviremos en un mundo donde no habrá ni sufrimiento ni muerte (Apoc. 21:4). Mientras tanto, valoremos la vida que tenemos y usémosla para servir a nuestro amoroso Padre celestial, Jehová. w23.02 25 párrs. 17, 18
Jueves 18 de abril
Tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y los persas (Dan. 5:28).
Jehová ha demostrado sin lugar a dudas que está muy por encima de “las autoridades superiores” (Rom. 13:1). Veamos tres ejemplos. El faraón de Egipto esclavizó al pueblo de Jehová, y una y otra vez se negó a ponerlos en libertad. Pero Dios los liberó y ahogó al faraón en el mar Rojo (Éx. 14:26-28; Sal. 136:15). El rey Belsasar, de Babilonia, celebró un banquete y desafió “al Señor de los cielos” y alabó “a dioses de plata y oro” en vez de a Jehová (Dan. 5:22, 23). Pero Dios humilló a ese hombre tan arrogante. “Esa misma noche” Belsasar fue asesinado, y se les dio su reino a los medos y los persas (Dan. 5:30, 31). El rey Herodes Agripa I, de Palestina, mató al apóstol Santiago y después metió en prisión al apóstol Pedro con la intención de eliminarlo. Pero Dios le impidió llevar a cabo su plan. “El ángel de Jehová hizo que se enfermara”, y Herodes murió (Hech. 12:1-5, 21-23). w22.10 15 párr. 12
Viernes 19 de abril
Yo los escucharé (Jer. 29:12).
Al leer sobre cómo Jehová cuidó a sus siervos leales del pasado, nuestra esperanza se fortalece cada vez más. Todas las cosas que están en la Palabra de Dios “fueron escritas para nuestra enseñanza, para que mediante nuestro aguante y el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4). Reflexionemos en cómo ha cumplido Jehová sus promesas. Pensemos en lo que hizo por Abrahán y Sara. Debido a su edad, ellos ya no podían tener hijos, pero Dios les prometió que tendrían uno (Gén. 18:10). ¿Cómo reaccionó Abrahán? La Biblia responde: “Tuvo fe en que sería padre de muchas naciones” (Rom. 4:18). Para un ser humano, podía parecer que no había esperanza, pero Abrahán estaba seguro de que Jehová cumpliría su promesa. Este siervo fiel de Dios no quedó decepcionado (Rom. 4:19-21). Relatos como este nos enseñan que siempre podemos confiar en que Jehová será fiel a su palabra. w22.10 27 párrs. 13, 14