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Portadores del Nombre que inspira temorLa Atalaya 1962 | 1 de mayo
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H. L. Mencken [un autor, crítico y editor norteamericano de la revista American Mercury] escribió una vez que la “cristiandad es la parte del mundo en la que, si un hombre se pone de pie y dice que es cristiano, todo sus oyentes se ríen.”
Eso fue hace treinta años. Hoy, ni siquiera están lo suficientemente interesados para reírse.
31. ¿Qué factores se unieron para inducir al resto a abrazar el nombre, y aun dónde se halla ahora impreso el nombre?
31 Estando de pie ante el asiento de juicio de Jehová Dios, la cristiandad puede ser condenada por haber traído el oprobio más grande sobre el nombre de su Hijo Jesucristo. Este hecho en sí mismo basta para hacer que los verdaderos cristianos dedicados quieran diferenciarse de los cristianos nominales. ¿Cómo? Por medio del nombre del Padre de Cristo. Por eso ellos confiesan delante de la cristiandad y de todo el mundo que se llaman del nombre de Jehová y que ellos, así como Jesucristo mismo lo fue, son testigos de Jehová. Antes de abrazar ese nombre bíblico en 1931 a los testigos modernos de Jehová los llamaban de toda clase de nombres injuriosos y ofensivos sus enemigos religiosos de la cristiandad, protestantes y católicos. Este fue un factor fuerte en inducirlos a tomar una designación bíblica de la cual ellos no tendrían que avergonzarse y por la cual se podrían distinguir de los supuestos cristianos. ¡Por eso ahora el nombre se encuentra en diccionarios y enciclopedias!
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Naciones en temor por el Nombre de que se nos llamaLa Atalaya 1962 | 1 de mayo
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Naciones en temor por el Nombre de que se nos llama
1. ¿Qué hizo Jehová a favor de sí mismo en lo que toca al antiguo Egipto, y ahora es tiempo para que de nuevo él haga qué?
YA ERA tiempo para acción, debido a que el nombre de Dios y de Cristo estaban implicados. Hace mucho tiempo, en el antiguo Egipto, Jehová dijo por medio de su profeta Moisés a Faraón el rey: “En realidad, por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la Tierra.” (Éxo. 9:16) Por medio de traer primero las diez plagas destructivas sobre el antiguo Egipto, luego por medio de libertar a los israelitas esclavizados y por medio de destruir las fuerzas militares de Egipto en el mar Rojo después de haber hecho pasar milagrosamente a su pueblo, Jehová Dios hizo algo por lo cual es conocido aun en el día de hoy. Jeremías 32:20 se dirige a Jehová Dios como “tú que estableciste señales y milagros en la tierra de Egipto hasta este día y en Israel y entre los hombres, para hacerte un nombre para ti mismo, tal como en este día.” Verdaderamente él hizo un nombre para sí mismo entonces, y fue declarado por toda la Tierra habitada. Pero las generaciones que vinieron después lo olvidaron, y la nuestra, la generación más reciente, lo ha olvidado. La profecía bíblica y su cumplimiento desde 1914 d. de J.C. colocan a éste como el tiempo para que Jehová Dios vuelva a hacerse un nombre para sí mismo.
2. (a) ¿Con qué propósito sobresaliente ha conservado Dios la Biblia hasta ahora? (b) ¿Cómo conviene con este propósito de la Biblia un artículo reciente por un arqueólogo judío?
2 No fue en vano que él inspiró la escritura de la Biblia completa de los sesenta y seis libros que la componen. No fue sin propósito que él preservó la Santa Biblia hasta el día de hoy a pesar de los esfuerzos de la sección más grande de la cristiandad por destruirla. Él la ha preservado hasta el día de hoy para que sea usada en dar a conocer su nombre. Su nombre Jehová es el nombre más usado y el más famoso en la entera Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. El nombre que sigue es el de Jesucristo; lo cual debe ser así, ya que Jesús mismo dijo a sus discípulos: “Me voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Entre otras cosas, Jehová hizo que se escribiera la Biblia para preservar su nombre. Aun un notable arqueólogo, el doctor Nelson Glueck, aunque es judío modernista en sus puntos de vista, admite este hecho. En un artículo reciente intitulado “El libro de fe y de historia,” el doctor Glueck dice, en el párrafo tres:
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