-
‘Acerquémonos a Dios’La Atalaya 2002 | 15 de diciembre
-
-
‘Acerquémonos a Dios’
“Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.” (SANTIAGO 4:8.)
1, 2. a) ¿Qué suelen afirmar las personas? b) ¿Qué exhortación dio Santiago, y por qué era necesaria?
“DIOS con nosotros.” Palabras como estas se han inscrito en emblemas nacionales y hasta en uniformes militares. Por otro lado, en innumerables monedas y billetes aparece el lema “En Dios confiamos”. No es infrecuente que las personas afirmen que tienen una estrecha relación con Dios. Ahora bien, ¿no concordamos en que tener una relación así exige mucho más que limitarse a hablar de ello o a publicar lemas?
2 La Biblia indica que es posible entablar una relación con Dios, si bien exige esfuerzo. En el siglo primero fue necesario que incluso ciertos cristianos ungidos afianzaran su relación con él. El superintendente cristiano Santiago tuvo que llamar la atención a algunos de ellos por sus tendencias carnales y su falta de limpieza espiritual. Entre sus consejos incluyó esta enérgica exhortación: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:1-12). ¿Qué quiso decir Santiago con “acérquense”?
3, 4. a) Probablemente, ¿qué les recordó a los cristianos del siglo primero la expresión “acérquense a Dios”? b) ¿Por qué estamos seguros de que es posible aproximarse a Dios?
3 Santiago empleó una expresión que muchos de sus lectores de aquel tiempo conocían. La Ley mosaica daba pautas claras a los sacerdotes para “acerca[rse]”, o aproximarse, a Jehová en favor de su pueblo (Éxodo 19:22). Así, Santiago tal vez hizo recordar a sus lectores que acercarse a Jehová no es algo que deba darse por sentado, pues Él es el más grande dignatario del universo.
4 Por otra parte, como destaca cierto biblista, “esta exhortación [la de Santiago 4:8] revela un gran optimismo”. Santiago sabía que Jehová siempre había extendido a los seres humanos imperfectos una afectuosa invitación para que se le acercaran (2 Crónicas 15:2). De hecho, el sacrificio de Jesús abrió el camino para hacerlo a mayor grado (Efesios 3:11, 12). En la actualidad, el medio para aproximarse a Dios está al alcance de millones de personas. Pues bien, ¿cómo podemos aprovechar esta magnífica oportunidad? Analizaremos de manera breve tres medios que nos permitirán acercarnos a Jehová Dios.
Sigamos “adquiriendo conocimiento” de Dios
5, 6. ¿Cómo ilustra el ejemplo del joven Samuel lo que implica ‘estar adquiriendo conocimiento’ de Dios?
5 Según Juan 17:3, Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. Muchas traducciones difieren un poco de la Traducción del Nuevo Mundo en este pasaje, ya que en vez de usar la expresión “estén adquiriendo conocimiento” de Dios, emplean otras como “conocerte” o “que te conozcan”. Sin embargo, varios eruditos observan que el sentido de la palabra griega original implica algo más: revela un proceso continuo que puede incluso llevar a una amistad íntima.
6 El concepto de llegar a conocer a Dios íntimamente no era nuevo en los días de Jesús. En las Escrituras Hebreas, por ejemplo, leemos que cuando Samuel era niño, “todavía no había llegado a conocer a Jehová” (1 Samuel 3:7). ¿Significa esto que Samuel sabía muy poco de Dios? No. Sin duda había aprendido mucho de él, gracias a sus padres y los sacerdotes. Sin embargo, la palabra hebrea utilizada en este versículo, según cierto especialista, “se emplea para referirse a la relación más íntima”. Samuel aún no había llegado a conocer a Jehová al grado que lo haría más adelante sirviéndole de portavoz. A medida que crecía, iba conociendo realmente a Jehová, cultivando así una estrecha relación con él (1 Samuel 3:19, 20).
7, 8. a) ¿Por qué no deben intimidarnos las enseñanzas bíblicas más profundas? b) ¿Cuáles son algunas verdades profundas de la Palabra de Dios que haríamos bien en estudiar?
7 ¿Estamos adquiriendo conocimiento de Jehová a fin de tener una íntima relación con él? Para ello, se necesita “desarroll[ar] el anhelo” por el alimento espiritual que Dios da (1 Pedro 2:2) y no quedarse satisfecho con las enseñanzas bíblicas básicas, sino indagar en las más profundas (Hebreos 5:12-14). ¿Nos intimidan tales enseñanzas porque creemos que son muy difíciles de entender? Si así es, recordemos que Jehová es el “Magnífico Instructor” (Isaías 30:20). Él sabe transmitir las verdades profundas a la mente humana y bendice los esfuerzos sinceros que hacemos por comprender lo que nos está enseñando (Salmo 25:4).
8 ¿Por qué no reflexionar sobre lo que opinamos de algunas de “las cosas profundas de Dios”? (1 Corintios 2:10.) No son temas aburridos como los que quizás debatan los teólogos y eclesiásticos; son doctrinas provechosas que nos permiten percibir fascinantes aspectos de la mente y el corazón de nuestro amado Padre. Tomemos, por ejemplo, el rescate, el “secreto sagrado” y los diversos pactos que Jehová ha utilizado para bendecir a su pueblo y cumplir sus propósitos, temas que, al igual que muchos otros, nos reportan deleite y satisfacción cuando los investigamos en nuestro estudio personal (1 Corintios 2:7).
9, 10. a) ¿Por qué es peligroso el orgullo, y qué nos ayudará a evitarlo? b) ¿Por qué debemos esforzarnos por ser humildes tocante al conocimiento de Jehová?
9 Conforme aumenta nuestro conocimiento de las verdades espirituales más profundas, hemos de cuidarnos de un peligro que puede acompañarlo: el orgullo (1 Corintios 8:1). El orgullo es peligroso, porque aleja a los hombres de Dios (Proverbios 16:5; Santiago 4:6). Recordemos que nadie tiene motivos para jactarse de su conocimiento. Para ilustrarlo, pensemos en estas palabras del prólogo de un libro que reseña los últimos adelantos científicos: “Cuanto más descubrimos, más nos damos cuenta de lo poco que sabemos. [...] Todo cuanto hemos aprendido es insignificante si lo comparamos con lo que todavía desconocemos”. Reconforta percibir humildad en este comentario. Pues bien, tocante al mayor campo del saber —el conocimiento de Jehová Dios—, tenemos aún más motivo para seguir siendo humildes. ¿Por qué?
10 Fijémonos en algunas frases bíblicas que hablan de Jehová. “Muy profundos son tus pensamientos.” (Salmo 92:5.) “Su entendimiento es superior a lo que se puede relatar.” (Salmo 147:5.) “No se puede escudriñar su entendimiento.” (Isaías 40:28.) “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” (Romanos 11:33.) Obviamente, nunca lo sabremos todo de Jehová (Eclesiastés 3:11). Él nos ha enseñado muchas cosas maravillosas, pero siempre tendremos ante nosotros un infinito caudal de conocimiento del cual aprender. ¿Verdad que es una perspectiva emocionante y que, a su vez, nos infunde humildad? Según vayamos aprendiendo, pues, usemos siempre el conocimiento para acercarnos a Jehová y para ayudar al prójimo a hacer lo mismo, nunca para ensalzarnos sobre los demás (Mateo 23:12; Lucas 9:48).
Expresemos el amor que sentimos por Jehová
11, 12. a) ¿Cómo debe influir en nosotros el conocimiento que adquirimos de Jehová? b) ¿Qué determina si el amor a Jehová es verdadero o no?
11 El apóstol Pablo estableció con acierto la relación entre el conocimiento y el amor al escribir: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento” (Filipenses 1:9). En lugar de hincharnos de orgullo, las inestimables verdades que aprendemos de Jehová y sus propósitos deben hacer que amemos más a nuestro Padre celestial.
12 Claro está, muchas personas afirman que aman a Dios aunque en realidad no sea así. Quizá sean sinceras en cuanto a los intensos sentimientos que albergan en su corazón, sentimientos que son buenos y loables cuando están basados en conocimiento exacto, pero que no pueden calificarse de auténtico amor a Dios. ¿Por qué no? Veamos cómo define la Biblia dicho amor: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos” (1 Juan 5:3). Por lo tanto, solo es verdadero amor a Jehová el que se expresa mediante actos de obediencia.
13. ¿Cómo contribuirá el temor piadoso a que demostremos que amamos a Jehová?
13 El temor piadoso nos ayudará a obedecer a Jehová. Este profundo temor y respeto nace del conocimiento que adquirimos de él y de su santidad, gloria, poder, justicia, sabiduría y amor, cualidades de infinita magnitud. Tal temor es primordial a fin de acercarnos a él. De hecho, el Salmo 25:14 dice: “La intimidad con Jehová pertenece a los que le temen”. De modo que si poseemos un temor sano a desagradar a nuestro amado Padre celestial, podemos acercarnos a él. Tal temor contribuirá a que obedezcamos el sabio consejo que se halla en Proverbios 3:6: “En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”. ¿Qué significan estas palabras?
14, 15. a) ¿Cuáles son algunas decisiones que nos vemos obligados a tomar a diario? b) ¿Cómo podemos tomar decisiones que reflejen nuestro temor piadoso?
14 Todos los días nos vemos obligados a tomar decisiones, tanto importantes como triviales. Por ejemplo, ¿qué conversaciones vamos a mantener con los compañeros de trabajo o de estudios, y con los vecinos? (Lucas 6:45.) ¿Trabajaremos con ahínco en las labores que tengamos que realizar, o nos limitaremos a cumplir, haciendo el mínimo esfuerzo? (Colosenses 3:23.) ¿Nos aproximaremos más a quienes demuestran muy poco o ningún amor a Jehová, o, por el contrario, trataremos de fortalecer nuestra relación con personas espirituales? (Proverbios 13:20.) ¿Qué haremos, aun en los aspectos más insignificantes de nuestra vida, para promover los intereses del Reino? (Mateo 6:33.) Si los principios bíblicos aquí citados rigen nuestras decisiones cotidianas, demostramos que de verdad tomamos en cuenta a Jehová “en todos [nuestros] caminos”.
15 En efecto, cada vez que vayamos a tomar una decisión, debemos preguntarnos: “¿Cómo espera Jehová que actúe? ¿Qué le agradará más?” (Proverbios 27:11). Proceder así, con temor piadoso, es una excelente manera de expresar el amor que sentimos por Jehová. Dicho temor también nos impulsará a mantenernos limpios en sentido espiritual, moral y físico. No olvidemos que el mismo versículo en que Santiago insta a los cristianos a ‘acercarse a Dios’ contiene esta exhortación: “Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos” (Santiago 4:8).
16. ¿Qué es lo que nunca lograremos con nuestras ofrendas a Jehová, pero qué conseguiremos siempre si las hacemos?
16 Como es natural, expresar el amor que sentimos por Jehová no solo nos impulsa a evitar lo que es malo, sino a hacer lo que es bueno. Por ejemplo, ¿cómo respondemos ante su inmensa generosidad? Santiago escribió: “Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes” (Santiago 1:17). Es cierto que cuando le damos a Jehová de nuestras posesiones no lo enriquecemos, puesto que a él le pertenece todo lo que existe (Salmo 50:12). Y cuando le dedicamos nuestro tiempo y energías, no satisfacemos una necesidad que él no pueda cubrir de otra manera. Incluso si nos negáramos a predicar las buenas nuevas del Reino, él podría hacer que las piedras hablaran. ¿Por qué, pues, brindarle de nuestros recursos, tiempo y energías? Principalmente, porque es la manera de expresarle el amor que le profesamos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas (Marcos 12:29, 30).
17. ¿Qué nos motivará a dar a Jehová con alegría?
17 Siempre que le hagamos una ofrenda a Jehová, debemos hacerlo de buena gana, “porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). Nos motivará a dar con alegría el principio recogido en Deuteronomio 16:17: “La dádiva de la mano de cada uno debe ser en proporción con la bendición de Jehová tu Dios que él te haya dado”. Contemplar lo espléndido que ha sido Jehová con nosotros nos impele a corresponderle del mismo modo. Las donaciones generosas le regocijan el corazón, de manera parecida a como un pequeño regalo de un hijo amado deleita a su padre. Expresar así el amor que le tenemos nos acercará a Jehová.
Cultivemos una relación íntima mediante la oración
18. ¿Por qué merece la pena analizar la calidad de nuestras oraciones?
18 Los momentos que dedicamos en privado a la oración nos ofrecen una inestimable oportunidad para hablar íntima y confidencialmente con nuestro Padre celestial (Filipenses 4:6). En vista de que este es un medio esencial de acercarnos a él, merece la pena analizar la calidad de nuestras oraciones. No es necesario que sean modelos de elocuencia y orden; más bien, deben consistir en expresiones sinceras que emanen del corazón. ¿Cómo mejorar su calidad?
19, 20. ¿Por qué meditar antes de orar, y sobre qué temas es apropiado reflexionar?
19 Una manera sería meditando antes de orar. Si así lo hacemos, podremos ofrecer oraciones específicas y significativas, con lo que evitaremos la costumbre de repetir frases que nos suenan familiares y que acuden rápidamente a la memoria (Proverbios 15:28, 29). Tal vez sea útil reflexionar sobre algunos de los temas que Jesús mencionó en la oración modelo y ver cómo nos atañen en particular (Mateo 6:9-13). Por ejemplo, cabría preguntarnos qué pequeña participación esperamos tener para que se efectúe la voluntad de Jehová sobre la Tierra. ¿Hemos pensado en expresarle el deseo de serle lo más útiles posible y pedirle su ayuda para desempeñar cualquier comisión que nos haya dado? ¿Nos abruman las preocupaciones por satisfacer nuestras necesidades materiales? ¿De qué pecados necesitamos perdón, y a quién tenemos que perdonar más aún? ¿Qué tentaciones nos afligen? ¿Nos damos cuenta de que precisamos que Jehová nos proteja de ellas?
20 Además, haremos bien en recordar a personas que en especial necesitan la ayuda divina (2 Corintios 1:11). Tampoco queremos pasar por alto el dar gracias. Si nos detenemos a reflexionar, no cabe duda de que encontraremos razones para estar agradecidos a Dios y alabarlo todos los días por su abundante bondad (Deuteronomio 8:10; Lucas 10:21). Hacerlo así nos reportará un beneficio añadido: adoptaremos una actitud más positiva y agradecida hacia la vida.
21. ¿Qué ejemplos bíblicos nos ayudarán a dirigirnos a Jehová en oración si los estudiamos?
21 Otra manera de mejorar nuestras oraciones es mediante el estudio. En la Palabra de Dios encontramos plegarias extraordinarias de hombres y mujeres fieles. Por ejemplo, si ante nosotros se presentara una situación difícil que nos creara ansiedad y hasta nos hiciera temer por el bienestar de nuestros seres queridos, podríamos repasar la oración de Jacob ante su inminente encuentro con Esaú, su vengativo hermano (Génesis 32:9-12). Otra posibilidad sería estudiar la súplica que ofreció el rey Asá cuando un ejército de un millón de etíopes amenazaba al pueblo de Dios (2 Crónicas 14:11, 12). En caso de que nos preocupase un problema que pudiera causar oprobio al nombre de Jehová, sería bueno meditar en la oración que pronunció Elías ante los adoradores de Baal congregados en el monte Carmelo, así como en la que hizo Nehemías concerniente al deplorable estado de Jerusalén (1 Reyes 18:36, 37; Nehemías 1:4-11). Leer oraciones como estas y reflexionar sobre ellas fortalece nuestra fe, además de proporcionarnos ideas para dirigirnos apropiadamente a Jehová y contarle las preocupaciones que nos abruman.
22. ¿Cuál es el texto del año 2003, y qué hemos de hacer de vez en cuando durante el año?
22 Huelga decir que no existe mayor honor ni objetivo más noble que seguir el consejo de Santiago de ‘acercarse a Dios’ (Santiago 4:8). Que todos cumplamos dicho objetivo, aumentando en el conocimiento de Dios, buscando maneras de expresarle cada vez más nuestro amor y cultivando una relación íntima con él mediante la oración. Durante el año 2003, mientras tenemos presente el texto del año tomado de Santiago 4:8, sigamos examinándonos para ver si en realidad estamos acercándonos a Jehová. Ahora bien, ¿qué decir del resto de la frase? ¿En que sentido ‘se nos acercará Jehová’, y qué beneficios nos reportará? Se analizará este asunto en el siguiente artículo.
-
-
‘Él se acercará a nosotros’La Atalaya 2002 | 15 de diciembre
-
-
‘Él se acercará a nosotros’
“[Dios] no está muy lejos de cada uno de nosotros.” (HECHOS 17:27.)
1, 2. a) ¿Qué pregunta acerca del Creador nos viene a la mente cuando observamos el cielo estrellado? b) ¿Cómo nos asegura la Biblia que Jehová no considera insignificantes a los seres humanos?
¿LO HA invadido alguna vez un sentimiento de admiración al observar el cielo estrellado en una noche clara? Las innumerables estrellas y la inmensidad del espacio nos llenan de asombro. En el vasto universo, nuestro planeta Tierra no es más que un puntito. ¿Significa esto que el Creador, “el Altísimo sobre toda la tierra”, es tan superior que no se preocupa por los seres humanos, o tan distante e inescrutable que no deja que estos lo conozcan? (Salmo 83:18.)
2 La Biblia nos asegura que Jehová no nos considera insignificantes. De hecho, nos estimula a buscarlo, diciendo: “No está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27; 1 Crónicas 28:9). Es más, si damos los pasos para acercarnos a Dios, él nos corresponderá. ¿De qué manera? Las palabras del texto del año 2003 nos suministran esta confortadora respuesta: “Él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8). Veamos algunas de las maravillosas bendiciones que derrama Jehová sobre quienes se le acercan.
Un regalo personal de Jehová
3. ¿Qué regalo hace Jehová a quienes se le acercan?
3 En primer lugar, los siervos de Dios poseen un valioso don que él ha reservado para ellos. No es posible obtenerlo ni con todo el poder ni con toda la riqueza ni con toda la educación que este mundo ofrece, pues es un regalo personal que Jehová hace solo a quienes se le acercan. ¿De qué se trata? La respuesta está en su Palabra: “Si [...] das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. Porque Jehová mismo da la sabiduría” (Proverbios 2:3-6). Pensemos: ¡seres humanos imperfectos que hallan “el mismísimo conocimiento de Dios”! ¿Por qué se asemeja este regalo —el conocimiento de la Palabra de Dios— a “tesoros escondidos”?
4, 5. ¿Por qué se asemeja “el mismísimo conocimiento de Dios” a “tesoros escondidos”? Ilústrelo.
4 Primeramente, el conocimiento de Dios es muy valioso. Una de sus más preciadas recompensas es la perspectiva de la vida eterna (Juan 17:3). Además, enriquece nuestra vida en la actualidad. Por ejemplo, tras un estudio cuidadoso de las Escrituras, llegamos a conocer las respuestas a preguntas importantes, como cuál es el nombre de Dios (Salmo 83:18), en qué estado se encuentran realmente los muertos (Eclesiastés 9:5, 10), y cuál es el propósito de Dios para la Tierra y la humanidad (Isaías 45:18). Asimismo hemos aprendido el mejor modo de vivir, a saber, regirnos por los sabios consejos bíblicos (Isaías 30:20, 21; 48:17, 18). Por lo tanto, contamos con dirección sensata que nos ayuda a sobrellevar las inquietudes de la vida y a seguir un derrotero que produce verdadera felicidad y satisfacción. Pero, sobre todo, el estudio de la Palabra de Dios nos permite llegar a conocer las maravillosas cualidades de Jehová y acercarnos a él. ¿Existe algo de más valor que una estrecha relación con Jehová cimentada en “el mismísimo conocimiento de Dios”?
5 Otra razón por la que el conocimiento de Dios se asemeja a “tesoros escondidos” es que, como muchos tesoros, no es muy común en este mundo. De los 6.000 millones de habitantes del planeta, unos seis millones de adoradores de Jehová (1 de cada 1.000) han hallado “el mismísimo conocimiento de Dios”. Para ilustrar el extraordinario privilegio que tenemos de conocer la verdad de la Palabra de Dios, pensemos en esta pregunta bíblica: ¿qué sucede cuando morimos? Hemos aprendido en las Escrituras que el alma muere y que los muertos están inconscientes (Ezequiel 18:4). Sin embargo, la mayoría de las religiones aceptan la creencia falsa de que algo dentro de la persona sigue viviendo después de la muerte. Tal doctrina es parte integrante de las religiones de la cristiandad, así como del budismo, el hinduismo, el islam, el jainismo, el judaísmo, el sijismo, el sintoísmo y el taoísmo. Esto significa que hay miles de millones de personas engañadas con esta doctrina falsa.
6, 7. a) ¿Quiénes son los únicos que hallan “el mismísimo conocimiento de Dios”? b) ¿Qué ejemplo demuestra que Jehová nos ha concedido entender bien las verdades que se les escapan a muchos “sabios e intelectuales”?
6 ¿Por qué no halla más gente “el mismísimo conocimiento de Dios”? Porque nadie es capaz de comprender la Palabra de Dios sin la ayuda divina. Recordemos que dicho conocimiento es un regalo que Jehová hace solo a quienes están dispuestos a investigar su Palabra con honradez y humildad, aunque no sean “sabios según la carne” (1 Corintios 1:26). Quizá un buen número de ellos sean considerados “iletrados y del vulgo” en el mundo (Hechos 4:13). Pero eso no es importante; Jehová nos otorga “el mismísimo conocimiento de Dios” por las cualidades que ve en el corazón.
7 Pensemos en esto: muchos eruditos de la cristiandad han publicado comentarios bíblicos detallados, en los que se exponen antecedentes históricos, el significado de las palabras hebreas y griegas, y otros datos. Con toda esa erudición, ¿han hallado en realidad “el mismísimo conocimiento de Dios”? ¿Entienden claramente el tema de la Biblia, es decir, la vindicación de la soberanía de Jehová mediante su Reino celestial? ¿Saben que Jehová Dios no forma parte de una Trinidad? Nosotros sí tenemos un conocimiento exacto de estos asuntos. ¿La razón? Dios nos ha concedido comprender bien las verdades espirituales que se les escapan a muchos “sabios e intelectuales” (Mateo 11:25). ¡Cuánto ha recompensado Jehová a los que se acercan a él!
“Jehová está guardando a todos los que lo aman”
8, 9. a) ¿Qué dijo David acerca de otra bendición de que disfrutan quienes están cerca de Jehová? b) ¿Por qué necesitan la protección divina los auténticos cristianos?
8 Quienes están cerca de Jehová disfrutan de otra bendición: la protección divina. El salmista David, que había sufrido muchas desgracias, escribió: “Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en apego a la verdad. Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará. Jehová está guardando a todos los que lo aman” (Salmo 145:18-20). En efecto, Jehová está cerca de quienes lo aman y, por tanto, no tarda en responder a su clamor por ayuda.
9 ¿Por qué necesitamos la protección divina? Además de padecer los efectos de vivir en estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, los auténticos cristianos somos el blanco especial del enemigo acérrimo de Jehová, Satanás el Diablo (2 Timoteo 3:1). Este astuto adversario procura “devorar[nos]” (1 Pedro 5:8). Satanás nos persigue, nos presiona y nos pone tentaciones. Busca asimismo inclinaciones de nuestra mente y corazón de las cuales sacar partido; su objetivo es debilitar nuestra fe y acabar con nosotros en sentido espiritual (Revelación [Apocalipsis] 12:12, 17). Dado que peleamos contra un enemigo tan poderoso, ¿no es reconfortante saber que “Jehová está guardando a todos los que lo aman”?
10. a) ¿Cómo protege Jehová a su pueblo? b) ¿Qué tipo de protección es la más importante, y por qué?
10 ¿Cómo, pues, protege Jehová a su pueblo? El que nos prometa protección no nos garantiza una vida sin problemas en este sistema ni tampoco significa que esté obligado a obrar milagros a favor de nosotros. No obstante, Dios sí protege físicamente a su pueblo en conjunto. Nunca permitiría que el Diablo borrara de la faz de la Tierra a sus adoradores (2 Pedro 2:9). Ante todo, nos ofrece protección espiritual. Nos provee lo necesario para aguantar las pruebas y salvaguardar nuestra relación con él. En definitiva, la protección espiritual es la más importante de todas. ¿Por qué razón? En tanto mantengamos nuestra relación con Jehová, nada —ni siquiera la muerte— podrá ocasionarnos daño permanente (Mateo 10:28).
11. ¿Qué medios ha dispuesto Jehová para la protección espiritual de su pueblo?
11 Jehová ha dispuesto muchísimos medios para la protección espiritual de quienes se le acercan. Mediante su Palabra, la Biblia, nos concede sabiduría para superar las diversas pruebas (Santiago 1:2-5). Si aplicamos los prácticos consejos de las Escrituras, obtendremos resultados positivos. Además, Dios da “espíritu santo a los que le piden” (Lucas 11:13). Ese espíritu es la fuerza más poderosa del universo, de modo que puede prepararnos para salir airosos ante cualquier prueba o tentación que se nos presente. Mediante Cristo, Jehová suministra “dádivas en hombres” (Efesios 4:8), varones espiritualmente capacitados que se empeñan por imitar la compasión sincera de Jehová al ayudar a sus hermanos en la fe (Santiago 5:14, 15).
12, 13. a) ¿Qué medios usa Jehová para darnos el alimento espiritual al debido tiempo? b) ¿Qué opina de los medios que Jehová ha dispuesto para nuestro bienestar espiritual?
12 Jehová también nos protege de otra forma: nos da alimento espiritual al tiempo apropiado (Mateo 24:45). Nos provee lo necesario al debido tiempo mediante las publicaciones impresas, entre ellas La Atalaya y ¡Despertad!, así como mediante las reuniones y asambleas. ¿Quién no recuerda una reunión o asamblea cristiana en la que escuchó algo que le llegó al corazón y lo fortaleció o reconfortó? ¿Quién no ha leído un artículo en una de las mencionadas revistas y ha pensado: “Esto lo escribieron para mí”?
13 Una de las armas más eficaces de Satanás es el desánimo, y nosotros no somos inmunes a ella. Él sabe muy bien que el abatimiento prolongado nos roba la energía y nos hace vulnerables (Proverbios 24:10). En vista de que el Diablo procura aprovecharse de los sentimientos negativos, necesitamos apoyo. En las revistas La Atalaya y ¡Despertad! han aparecido de vez en cuando artículos que nos ayudan a combatir el desánimo. Tocante a uno de ellos, una hermana cristiana escribió: “Lo leo casi todos los días, y todavía se me llenan los ojos de lágrimas. Lo guardo junto a la cama para tenerlo a mano cuando estoy deprimida. Al leer artículos como este, siento como si me rodearan los brazos protectores de Jehová”.a ¿No es verdad que estamos agradecidos a Dios de que nos dé alimento espiritual al tiempo oportuno? Recordemos que todos estos medios para nuestro bienestar espiritual son prueba de que él está cerca de nosotros y nos ha colocado bajo su cuidado protector.
Acceso al “Oidor de la oración”
14, 15. a) ¿Qué beneficio personal concede Jehová a los que están cerca de él? b) ¿Por qué es un privilegio excepcional el que se nos permita el libre acceso a Jehová en oración?
14 ¿Ha percibido que cuando las personas adquieren más poder y autoridad se hacen a menudo menos abordables a sus subalternos? Pero ¿y Jehová Dios? ¿Está él tan lejos, que no se interesa en las expresiones que le dirigen simples seres humanos? ¡Todo lo contrario! El don de la oración es otro beneficio que Jehová concede a los que están cerca de él. El hecho de que se nos permita el libre acceso al “Oidor de la oración” es un privilegio realmente excepcional (Salmo 65:2). ¿Por qué?
15 Ilustrémoslo. El presidente de una gran empresa tiene numerosas responsabilidades. Decide qué asuntos atenderá en persona y cuáles delegará en sus ayudantes. De modo similar, el Gobernante Soberano del universo cuenta con la opción de decidir en qué asuntos tomará él mismo parte activa y cuáles delegará en otros. Pensemos en todo lo que él ha delegado en su amado Hijo, Jesús. Al Hijo se le ha dado “autoridad para hacer juicio” (Juan 5:27). Los ángeles fueron “sujetados a él” (1 Pedro 3:22). El poderoso espíritu santo de Jehová está a su total disposición para dirigir a sus discípulos en la Tierra (Juan 15:26; 16:7). Por ello, Jesús pudo decir: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra” (Mateo 28:18). No obstante, Jehová ha optado por atender personalmente nuestras oraciones, de ahí que estas deban dirigirse solo a Jehová, en el nombre de Jesús, tal como nos manda la Biblia (Salmo 69:13; Juan 14:6, 13).
16. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová sí escucha nuestras oraciones?
16 ¿Escuchará Jehová nuestras oraciones? Si no le importaran, no nos exhortaría a “persever[ar] en la oración” o a que arrojáramos nuestras cargas e inquietudes sobre él (Romanos 12:12; Salmo 55:22; 1 Pedro 5:7). Los siervos fieles de tiempos bíblicos tuvieron total confianza en que Jehová escucha las oraciones (1 Juan 5:14). Por ello, el salmista David dijo: “[Jehová] oye mi voz” (Salmo 55:17). Nosotros también tenemos razones de peso para confiar en que Jehová está cerca, dispuesto a escuchar cada uno de nuestros pensamientos e inquietudes.
Jehová recompensa a sus siervos
17, 18. a) ¿Qué opina Jehová del servicio fiel que le prestan sus criaturas inteligentes? b) Explique cómo indica Proverbios 19:17 que nuestros actos misericordiosos no pasan desapercibidos a Jehová.
17 El puesto de Soberano Universal que ocupa Jehová no se ve afectado por lo que los simples seres humanos hagan o dejen de hacer. Sin embargo, él es un Dios agradecido. Valora —de hecho, tiene en alta estima— el servicio fiel que le prestan sus criaturas inteligentes (Salmo 147:11). Jehová recompensa a sus siervos, lo cual constituye otro beneficio para quienes se acercan a él (Hebreos 11:6).
18 Las Escrituras indican claramente que Jehová aprecia lo que hacen sus adoradores. En ellas leemos, por ejemplo, que “el que muestra favor al de condición humilde le presta a Jehová, y Él le pagará su trato” (Proverbios 19:17). La misericordiosa consideración que Dios tiene hacia los de condición humilde se plasma en la Ley mosaica (Levítico 14:21; 19:15). ¿Cómo se siente él cuando imitamos su misericordia con los menos favorecidos? Cuando damos a estos sin esperar nada a cambio, Jehová lo ve como si le prestáramos a él y promete saldar esa deuda otorgándonos su favor y bendiciones (Proverbios 10:22; Mateo 6:3, 4; Lucas 14:12-14). Así es, Jehová se conmueve siempre que demostramos compasión por un cristiano necesitado. ¡Qué felices nos sentimos de saber que nuestros actos misericordiosos no pasan desapercibidos a nuestro Padre celestial! (Mateo 5:7.)
19. a) ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová valora lo que hacemos en la predicación y la obra de hacer discípulos? b) ¿Cómo recompensa Jehová los actos de servicio en apoyo de su Reino?
19 Jehová valora de forma especial lo que realizamos en favor de su Reino. Cuando nos acercamos a él, lo normal es que deseemos utilizar nuestro tiempo, energías y recursos económicos al mayor grado posible para predicar el Reino y hacer discípulos (Mateo 28:19, 20). A veces, quizá pensemos que no estamos logrando mucho, y hasta nuestro corazón imperfecto haga que nos preguntemos si le complacen a Jehová nuestros esfuerzos (1 Juan 3:19, 20). Pero él estima cada ofrenda —por pequeña que sea— que parte de un corazón movido por amor (Marcos 12:41-44). La Biblia nos asegura: “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre” (Hebreos 6:10). En efecto, Jehová recuerda y recompensa hasta el servicio más pequeño prestado en apoyo de su Reino. Además de las abundantes bendiciones espirituales de hoy, podemos esperar con ilusión los gozos de vivir en el nuevo mundo cercano, donde Jehová abrirá generosamente su mano y satisfará los justos deseos de todos los que están cerca de él (Salmo 145:16; 2 Pedro 3:13).
20. ¿Cómo podemos tener presentes las palabras del texto del año durante el año 2003, y con qué resultado?
20 Durante el año 2003 preguntémonos si estamos esforzándonos de continuo para acercarnos a nuestro Padre celestial. Si lo estamos haciendo, podemos contar con que él responda como ha prometido. Después de todo, “Dios [...] no puede mentir” (Tito 1:2). Si nos acercamos a él, él se acercará a nosotros (Santiago 4:8). ¿Y en qué resultará? En abundantes bendiciones ahora y en la perspectiva de acercarnos cada vez más a Dios durante la eternidad.
[Nota]
a En respuesta al artículo “Jehová es mayor que nuestro corazón”, de La Atalaya del 1 de mayo de 2000, págs. 28-31.
-