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La conexión del bautismo en agua con la salvaciónLa Atalaya 1973 | 15 de mayo
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4. ¿Por qué, como lo ilustra el caso de los judíos bajo el pacto de la Ley Mosaica, es una buena conciencia algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Dios?
4 Una cosa que corresponde con esto es lo que les sucede a los que se hacen discípulos bautizados de Jesucristo. Una buena conciencia para con Dios no es algo con lo cual nacemos o que producimos para nosotros mismos según nuestras propias estipulaciones por obras de rectitud propia. Los judíos trataron de adquirir una buena conciencia para con Jehová Dios por medio de esforzarse por alcanzar la perfección haciendo las obras que se mandaban en el pacto de la Ley Mosaica con su nación, pero fracasaron. Es por eso que, anualmente, cada Día de Expiación (10 de Tisri), el sumo sacerdote de Israel tenía que ofrecer sacrificios propiciatorios para ellos, para restaurar su buena conciencia para con Dios. Por lo tanto, una buena conciencia es algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Jehová Dios.
5. (a) ¿Cómo hacemos una solicitud a Dios para una buena conciencia, y la obtenemos? (b) Hasta entonces, ¿la voluntad de quién obrábamos?
5 Por eso Pedro, al declarar lo que envuelve el bautismo, dice: “No el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” (1 Ped. 3:21) Entonces, ¿cómo hacemos una solicitud a Dios para recibir esa buena conciencia? Lo hacemos haciendo como Noé, dedicándonos, antes de pasar por el agua. Como Noé nos dedicamos a Jehová Dios para hacer su voluntad y desde entonces en adelante procedemos a hacerla. Y puesto que esto tiene que ver con llegar a estar asociados con el nuevo pacto de Jehová del cual Jesucristo es el Mediador, tenemos que hacer como el pueblo de Israel en el monte Sinaí antes de ser introducidos en el pacto de la Ley Mosaica, al dedicarse ellos a Dios con las palabras: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” (Éxo. 19:8; 24:7, 8) Hasta entonces ‘obrábamos la voluntad de las naciones’ y vivíamos “para los deseos de los hombres”; pero ahora nos dedicamos a vivir “para la voluntad de Dios.” (1 Ped. 4:1-3, 19) Esto resulta en que obtengamos una buena conciencia, porque cuando sabemos que estamos haciendo la voluntad de Dios disfrutamos de una buena conciencia.
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La conexión del bautismo en agua con la salvaciónLa Atalaya 1973 | 15 de mayo
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10. (a) A fin de que seamos salvos, ¿para qué tenemos que presentarnos? (b) ¿Por qué es “mediante la resurrección de Jesucristo” que dicho bautismo ahora también nos está salvando a nosotros?
10 Por consiguiente podemos apreciar y comprender ahora que si queremos ser salvos tenemos que presentarnos para bautismo en agua, en imitación de Jesucristo y en obediencia a su mandato. (Mat. 28:19, 20) Nada podría estar más claramente declarado, en 1 Pedro 3:21, a saber: “Lo que corresponde a esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, . . . mediante la resurrección de Jesucristo.” Tenemos que creer con nuestro corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. Un Jesucristo resucitado es necesario para nuestra salvación, porque solo un Hijo resucitado de Dios podría actuar como el Sumo Sacerdote de Dios ofreciendo a Dios en el cielo el valor de su sangre vital que fue derramada para que consigamos perdón de pecados y una buena conciencia resultante. Él es necesario para que Dios nos dé una buena conciencia en respuesta a nuestra solicitud.—1 Ped. 3:22.
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