En cumplimiento de sus promesas o profecías, Él ha hecho que los acontecimientos ocurran al tiempo exacto predicho, sea que el tiempo transcurrido haya sido un día (Éxo. 9:5, 6), un año (Gén. 17:21; 18:14; 21:1, 2; 2 Rey. 4:16, 17), décadas (Núm. 14:34; 2 Cró. 36:20-23; Dan. 9:2), siglos (Gén. 12:4, 7; 15:13-16; Éxo. 12:40, 41; Gál. 3:17) o milenios. (Luc. 21:24.)
... Jehová le dijo a Abrán (Abrahán): “Puedes saber con seguridad que tu descendencia llegará a ser residente forastera en tierra ajena, y tendrá que servirles, y estos ciertamente la afligirán por cuatrocientos años”. (Gén. 15:13; véase, además, Hechos 7:6, 7.)