Cuando Moisés envió espías delante de la nación para explorar la Tierra Prometida y obtener algo de su producto, llevaron higos, granadas y un racimo de uvas tan grande, que lo tuvieron que transportar dos hombres con una barra.
... Justo antes de que por fin entraran en la tierra, el vocero de Jehová aseguró al pueblo: “Jehová tu Dios va a introducirte en una buena tierra, tierra de valles torrenciales de agua, manantiales y profundidades acuosas que brotan en la llanura-valle y en la región montañosa, tierra de trigo y cebada y vides e higos y granadas, tierra de olivas de aceite y miel, [...] en la cual no te faltará nada, tierra cuyas piedras son hierro y de cuyas montañas extraerás cobre”. (Dt 8:7-9.)