Jueves 23 de noviembre
Oh, Dios, ¡qué valioso es tu amor leal! (Sal. 36:7).
Poco después de que los israelitas salieran de Egipto, Jehová le habló a Moisés de su nombre y sus cualidades. Le dijo: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor leal y verdad, que demuestra amor leal a miles, que perdona errores, ofensas y pecados” (Éx. 34:6, 7). Con estas hermosas palabras, Jehová le reveló una característica singular de su amor leal. Veamos cuál es. Jehová no solo dijo que tiene amor leal, sino que está “lleno de amor leal”. Esta frase descriptiva aparece siete veces más en la Biblia (Núm. 14:18; Neh. 9:17; 13:22; Sal. 86:15; 103:8; Joel 2:13; Jon. 4:2). En todos los casos, se refiere solo a Jehová, nunca a seres humanos. ¿Verdad que es llamativo que Jehová enfatice tanto su amor leal? w21.11 44:3, 4
Viernes 24 de noviembre
Dejen de angustiarse por su vida (Mat. 6:25).
Un buen ejemplo para los matrimonios es el del apóstol Pedro y su esposa. Entre seis meses y un año después de conocer a Jesús, el apóstol Pedro tuvo que tomar una decisión importante. Como vivía de la pesca, cuando Jesús lo invitó a seguirlo a tiempo completo, Pedro tuvo que analizar su situación familiar (Luc. 5:1-11). Decidió acompañar a Jesús en su labor de predicar. Y por lo visto su esposa lo apoyó. La Biblia indica que, después de que Jesús resucitó, ella viajó con Pedro al menos durante un tiempo (1 Cor. 9:5). Sin duda, el buen ejemplo de ella le dio autoridad moral a Pedro para darles consejos tanto a las esposas como a los esposos (1 Ped. 3:1-7). Está claro que Pedro y su esposa confiaban en la promesa de Jehová de que él les daría lo necesario si ponían el Reino en primer lugar en su vida (Mat. 6:31-34). w21.11 46:14
Sábado 25 de noviembre
Imítenme a mí (1 Cor. 11:1).
El apóstol Pablo amaba a sus hermanos cristianos, y por eso trabajaba sin descanso por ellos (Hech. 20:31). Con razón lo querían tanto. Por ejemplo, en cierta ocasión, cuando los ancianos de Éfeso se enteraron de que no volverían a verlo, “todos rompieron a llorar” (Hech. 20:37). Del mismo modo, los ancianos hoy día aman a sus hermanos y se desviven por darles apoyo (Filip. 2:16, 17). Pero a veces se encaran a ciertos desafíos. ¿Qué puede ayudarlos? Los ancianos, que tienen tanto trabajo, hacen bien en fijarse en el ejemplo de Pablo. Él no era un superhombre; era un ser humano imperfecto que a veces tenía que luchar por hacer lo que estaba bien (Rom. 7:18-20). Aunque afrontó muchas dificultades, no se rindió ni perdió la alegría. Si los ancianos copian su ejemplo, seguirán sirviendo a Jehová con alegría pese a las dificultades. w22.03 14:1, 2