Miércoles 18 de septiembre
Nunca se ha hecho una profecía por voluntad del hombre, sino que los hombres hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo (2 Ped. 1:21).
En la Biblia hay muchas profecías que se cumplieron, y algunas llevaban siglos escritas. La historia confirma que esas profecías se cumplieron. Esto no nos extraña, porque sabemos que el autor de esas profecías es Jehová. Pensemos en la caída de la poderosa ciudad de Babilonia. Para el siglo octavo antes de nuestra era, Jehová inspiró al profeta Isaías para que predijera que Babilonia sería conquistada. Isaías hasta dijo que el conquistador se llamaría Ciro y explicó en detalle cómo invadiría la ciudad (Is. 44:27-45:2). También profetizó que, con el tiempo, Babilonia sería destruida y quedaría totalmente deshabitada (Is. 13:19, 20). La que en un tiempo fue una ciudad muy gloriosa cayó en manos de los medos y los persas en el 539 antes de nuestra era, y ahora no es más que un montón de ruinas. w23.01 1:10
Jueves 19 de septiembre
Sigan animándose unos a otros (1 Tes. 5:11).
Jehová nos ha dado el gran honor de ser parte de la familia mundial de siervos suyos. Gracias a eso, disfrutamos de muchas bendiciones (Mar. 10:29, 30). Por todo el planeta tenemos hermanos y hermanas que como nosotros aman a Jehová y se esfuerzan por respetar sus normas. Quizás nuestro idioma, nuestra cultura y nuestra forma de vestir sean diferentes, pero sentimos amor por ellos desde el primer momento en que los conocemos. Sobre todo nos encanta alabar y adorar juntos a nuestro cariñoso Padre celestial. Y debemos estar unidos (Sal. 133:1). A veces, los hermanos nos ayudan a llevar nuestras cargas (Rom. 15:1; Gál. 6:2). También nos animan a mantenernos activos en nuestro servicio a Jehová y a estar fuertes en sentido espiritual (Heb. 10:23-25). Qué triste sería si no contáramos con el apoyo de la congregación para hacer frente a nuestros enemigos: Satanás y su mundo malvado. w22.09 37:3, 4
Viernes 20 de septiembre
El que les pone freno a sus labios actúa con prudencia (Prov. 10:19).
Algo que puede poner a prueba nuestro autocontrol son las redes sociales. Si no tenemos cuidado, podríamos revelar sin querer información confidencial a muchísimas personas. Y una vez que enviamos esa información no podemos controlar cómo se usará ni deshacer el daño que pueda causar. El autocontrol también nos ayuda a guardar silencio cuando nuestros enemigos tratan de engañarnos para que les contemos cosas que pueden poner en peligro a nuestros hermanos. Esto podría ocurrir si la policía nos interroga en un país donde nuestra obra está prohibida o restringida. En esta y otras situaciones nos puede ayudar poner en práctica este principio: “Mantendré mi boca tapada con un bozal” (Sal. 39:1). Debemos ser confiables con nuestros familiares, con nuestros amigos, con nuestros hermanos y con cualquier otra persona. Y para esto es imprescindible que tengamos autocontrol. w22.09 38:16