Martes 31 de diciembre
No retengas el bien cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo (Prov. 3:27).
“El amor de Dios” nos obliga a amarnos unos a otros, sobre todo en situaciones desesperadas (1 Juan 3:17, 18). Cuando el hambre amenazó a los cristianos de Judea del siglo primero, la congregación organizó el envío de ayuda (Hech. 11:28, 29). Los apóstoles Pablo y Pedro también animaron a los discípulos a ser hospitalarios (Rom. 12:13; 1 Ped. 4:9). Si los cristianos deben recibir bien a los hermanos que los visitan, cuánto más a los que están en peligro de muerte o son perseguidos por su fe. Hace poco, miles de testigos de Jehová tuvieron que huir de la guerra y la persecución en el este de Ucrania. Desgraciadamente, algunos fueron asesinados. Pero a la mayoría los acogieron sus hermanos de otros lugares de Ucrania y de Rusia. En los dos países, se mantienen neutrales en política, pues “no son parte del mundo”, y siguen “declarando las buenas nuevas de la palabra” (Juan 15:19; Hech. 8:4). w17.05 1:6, 7