Jueves 26 de enero
Durante siete días celebrarás la fiesta para Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escoja (Deut. 16:15).
A los israelitas de la antigüedad se les dijo: “Tres veces al año, todos tus varones deben presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja” (Deut. 16:16). Tenían que dejar su casa y sus campos sin vigilancia. Pero Jehová les prometió: “Nadie querrá apoderarse de tu tierra cuando subas a ver el rostro de Jehová tu Dios” (Éx. 34:24). Los israelitas asistían a las fiestas anuales con plena fe en Jehová. Así obtenían grandes beneficios: profundizaban su comprensión de la Ley de Dios, meditaban en su bondad y disfrutaban del compañerismo animador de otros siervos de Jehová. Nosotros también nos beneficiamos cuando hacemos sacrificios para asistir a las reuniones. Y qué feliz debe sentirse Jehová cuando vamos preparados para dar comentarios breves y bien pensados. w22.03 13:9
Viernes 27 de enero
Está capacitado para ayudar a los que son puestos a prueba (Heb. 2:18).
Jehová permitió que su Hijo sufriera a fin de prepararlo para su papel de Sumo Sacerdote. Jesús experimentó lo difícil que es obedecer a Dios al pasar por pruebas severas. Sintió tanta presión que tuvo que pedir ayuda en oración “con fuertes clamores y lágrimas”. Sin duda, después de pasar por una angustia emocional tan intensa, Jesús nos comprende y “está capacitado para ayudar a los que son puestos a prueba”. Qué agradecidos estamos de que Jehová haya nombrado a un Sumo Sacerdote que “pueda compadecerse de nuestras debilidades” (Heb. 2:17; 4:14-16; 5:7-10). Jehová permitió que Jesús sufriera tanto para responder a esta importante pregunta: ¿pueden los seres humanos mantenerse leales a Jehová hasta bajo las pruebas más duras? Satanás dice que no, pues afirma que servimos a Dios por egoísmo y que, al igual que nuestro antepasado Adán, no amamos a Jehová (Job 1:9-11; 2:4, 5). Con su lealtad, Jesús demostró que Satanás es un mentiroso. w21.04 16:7, 8
Sábado 28 de enero
Vayan y hagan discípulos. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado (Mat. 28:19, 20).
Antes de bautizarse, el estudiante debe poner en práctica lo que enseña la Biblia. Cuando lo hace, es como el “hombre prudente” del ejemplo de Jesús que cavó muy hondo para construir su casa sobre la sólida roca (Mat. 7:24, 25; Luc. 6:47, 48). Ayudemos al estudiante a hacer cambios en su vida (Mar. 10:17-22). Jesús le dijo a un hombre rico que vendiera todo lo que tenía, aunque sabía que no iba a ser nada fácil para él (Mar. 10:23). ¿Por qué le dijo eso? Porque sentía cariño por él. Puede que a veces no nos atrevamos a decirle al estudiante que debe poner en práctica lo que está aprendiendo porque pensamos que no está preparado (Col. 3:9, 10). Pero, cuanto más temprano hablemos del tema, más pronto podrá poner manos a la obra. Este tipo de conversaciones le demostrarán nuestro cariño (Sal. 141:5; Prov. 27:17). w21.06 22:3, 5