La verdad no trae “paz, sino espada”
“No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada” (MAT. 10:34).
1, 2. a) ¿Qué paz podemos tener en la actualidad? b) ¿Por qué no es posible tener paz completa hoy día? (Vea la foto del principio).
TODOS queremos vivir en paz y sin inquietudes. Sin duda, estamos agradecidos de que Jehová nos conceda “la paz de Dios”. Esta es una calma interior que puede protegernos de pensamientos y sentimientos que nos inquieten (Filip. 4:6, 7). Además, como le hemos dedicado nuestra vida a Jehová, también disfrutamos de “paz con Dios”, es decir, una buena amistad con él (Rom. 5:1).
2 Ahora bien, todavía no ha llegado el momento de que Dios traiga paz completa. Vivimos en los críticos últimos días, y por eso hay muchos problemas y gente conflictiva (2 Tim. 3:1-4). Además, los cristianos tenemos que luchar contra Satanás y las enseñanzas falsas que fomenta (2 Cor. 10:4, 5). Pero lo que más podría robarnos la paz tiene que ver con los parientes que no son testigos de Jehová. Puede que algunos se burlen de nuestras creencias o nos acusen de dividir a la familia. Quizás hasta nos amenacen con rechazarnos como miembros de la familia. ¿Qué debemos saber sobre la oposición familiar? ¿Qué podemos hacer si estamos en esta situación tan difícil?
QUÉ DEBEMOS SABER SOBRE LA OPOSICIÓN FAMILIAR
3, 4. a) ¿Qué efecto tendrían las enseñanzas de Jesús? b) ¿Cuándo sería más difícil seguir a Jesús?
3 Jesús sabía que sus enseñanzas dividirían a la gente y que sus discípulos necesitarían valor porque sufrirían oposición. Esto podría dañar la paz de las familias. Jesús dijo: “No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. Porque vine a causar división, y estará el hombre contra su padre, y la hija contra su madre, y la esposa joven contra su suegra. Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa” (Mat. 10:34-36).
4 ¿Por qué dijo Jesús: “No piensen que vine a poner paz”? Porque quería que las personas pensaran en las consecuencias de seguirlo. Claro, el objetivo de Jesús era “dar testimonio acerca de la verdad”, no dividir a la gente (Juan 18:37). Pero eso es lo que podría pasar. Así que Cristo deseaba enseñar que a veces sería difícil ser su discípulo, sobre todo cuando amigos o familiares cercanos rechazaran la verdad.
5. ¿Qué han tenido que soportar los discípulos de Jesús?
5 Jesús dijo que sus discípulos tienen que estar dispuestos a sufrir la oposición de la familia, entre otras cosas (Mat. 10:38). Para ser dignos del Cristo, sus seguidores han tenido que soportar las burlas y hasta el rechazo de sus familias. Pero han ganado mucho más de lo que han perdido (lea Marcos 10:29, 30).
6. ¿Qué debemos recordar si nuestros familiares se oponen a que le sirvamos a Jehová?
6 Si nuestros familiares se oponen a que le sirvamos a Jehová, no dejamos de amarlos por ello. Pero debemos recordar que lo primero para nosotros tiene que ser nuestro amor a Dios y a Cristo (Mat. 10:37). También debemos recordar que Satanás tratará de usar el cariño que sentimos por nuestra familia para que le seamos desleales a Jehová. Hablemos de varias situaciones que pueden surgir y de cómo podemos enfrentarlas.
CUANDO NUESTRO CÓNYUGE NO ES TESTIGO DE JEHOVÁ
7. ¿Cómo deben ver su situación quienes tienen un cónyuge no Testigo?
7 La Biblia advierte que quienes se casen “tendrán tribulación”, o sea, problemas (1 Cor. 7:28). Y, si nuestro cónyuge no es testigo de Jehová, tal vez tengamos más tensiones en nuestro matrimonio. Aun así, es importante que veamos nuestra situación como la ve Dios. El que nuestro cónyuge no quiera servirle a Jehová no es un motivo válido para la separación o el divorcio (1 Cor. 7:12-16). La esposa cristiana debe respetar a su esposo como cabeza aunque él no atienda las necesidades espirituales de la familia. Del mismo modo, el esposo cristiano debe amar a su esposa y cuidarla con ternura aunque ella no le sirva a Jehová (Efes. 5:22, 23, 28, 29).
8. ¿Qué podemos preguntarnos si nuestro cónyuge trata de poner límites a lo que hacemos para servirle a Jehová?
8 ¿Y qué podemos hacer si nuestro cónyuge trata de poner límites a lo que hacemos para servirle a Jehová? Por ejemplo, el esposo de una Testigo le dijo que solo predicara ciertos días de la semana. Si enfrentamos una situación similar, preguntémonos: “¿Me está exigiendo mi cónyuge que deje de adorar a Jehová? Si no es así, ¿puedo ceder y hacer lo que me pide?”. Ser razonables puede ayudarnos a evitar conflictos innecesarios (Filip. 4:5).
9. ¿Cómo puede el cristiano enseñar a sus hijos a honrar a su cónyuge no Testigo?
9 Si nuestro cónyuge no le sirve a Jehová, educar a los hijos puede ser muy difícil. Por ejemplo, tenemos que enseñarles a obedecer el mandato bíblico de honrar a su padre y a su madre (Efes. 6:1-3). Pero ¿y si nuestro cónyuge no se guía por las normas bíblicas? Demos un buen ejemplo honrándolo. Centrémonos en sus virtudes y expresemos aprecio por las cosas buenas que hace. No lo critiquemos delante de nuestros hijos. Más bien, debemos explicarles que cada persona debe escoger si le servirá a Dios o no. La buena conducta de los hijos puede motivar a nuestro cónyuge a querer conocer a Jehová.
10. ¿Cómo puede el cristiano enseñarles sobre Jehová a sus hijos si su cónyuge no es Testigo?
10 Puede que a veces el cónyuge no Testigo quiera que sus hijos participen en celebraciones de origen pagano o aprendan creencias religiosas falsas. Algunos hombres tal vez le prohíban a su esposa Testigo que les enseñe la Biblia a sus hijos. Pero, incluso en esta situación, ella hace todo lo posible para enseñarles la verdad bíblica a sus hijos (Hech. 16:1; 2 Tim. 3:14, 15). Por ejemplo, quizás él no le permita darles clases de la Biblia a sus hijos menores de edad o llevarlos a las reuniones. Aunque ella respetará esta decisión, lo que sí puede hacer es hablarles de su fe siempre que tenga oportunidad. Así les enseñará sobre Jehová y sus normas (Hech. 4:19, 20). Claro, con el tiempo, ellos mismos tendrán que decidir si le servirán a Jehová o no (Deut. 30:19, 20).a
CUANDO NUESTROS PARIENTES SE OPONEN A QUE SEAMOS TESTIGOS
11. ¿Qué puede traernos problemas con nuestros familiares no Testigos?
11 Cuando empezamos a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, tal vez no les dijimos nada a nuestros familiares. Pero, cuando nuestra fe se hizo más fuerte, vimos que debíamos ser valientes y hablarles de nuestras creencias (Mar. 8:38). Si ser leales a Jehová nos ha traído problemas con ellos, ¿qué podemos hacer para mantener la paz y seguir siendo fieles? Veamos algunas ideas.
12. ¿Por qué podrían oponerse algunos parientes a que seamos Testigos, y qué podemos hacer?
12 Tratemos de entender lo que piensan nuestros parientes no Testigos. De seguro nos sentimos muy felices de aprender la verdad de la Biblia. Pero algunos parientes tal vez crean que se nos ha engañado o que somos parte de una secta. Quizás piensen que ya no los queremos porque hemos dejado de celebrar ciertas fiestas. Hasta puede que teman que Dios nos castigue al morir. Debemos tratar de entender qué piensan y escucharlos con atención para saber qué es lo que les preocupa (Prov. 20:5). Podemos seguir el ejemplo del apóstol Pablo, quien se esforzaba por comprender “a gente de toda clase” porque esto lo ayudaba a predicarles el mensaje de Dios. Hacer lo mismo nos puede ayudar a hablarles a nuestros parientes de lo que creemos (1 Cor. 9:19-23).
13. ¿Cómo debemos hablarles a nuestros parientes?
13 Hablemos con apacibilidad. La Biblia dice: “Que su habla siempre sea con gracia” (Col. 4:6). Podemos pedirle a Jehová que nos dé su espíritu santo para hablarles a nuestros parientes de forma apacible y bondadosa. No debemos tratar de debatir todas sus creencias falsas. Si dicen o hacen algo que nos ofende, podemos imitar a los apóstoles. Pablo escribió: “Cuando se nos injuria, bendecimos; cuando se nos persigue, lo soportamos; cuando se nos infama, suplicamos [o, respondemos con apacibilidad]” (1 Cor. 4:12, 13).
14. ¿Cómo nos beneficia tener una buena conducta?
14 Tengamos una buena conducta. Aunque hablar con apacibilidad puede ayudarnos a mantener la paz con nuestros parientes, tener una buena conducta puede ayudarnos aún más (lea 1 Pedro 3:1, 2, 16). Si damos un buen ejemplo, podemos lograr que vean que los testigos de Jehová disfrutan de matrimonios felices, cuidan a sus hijos y viven una vida limpia y plena. Incluso si nuestros parientes nunca se hacen Testigos, podemos sentir el gozo de saber que estamos agradando a Jehová porque somos fieles.
15. ¿Cómo podemos evitar las situaciones que pueden llevarnos a discutir con nuestros parientes?
15 Anticipémonos a los problemas. Pensemos en situaciones que pueden llevarnos a discutir con nuestros parientes y decidamos cómo las manejaremos (Prov. 12:16, 23). Una hermana de Australia cuenta: “Mi suegro se oponía mucho a la verdad. Antes de llamarlo para saber cómo estaba, mi esposo y yo le pedíamos a Jehová que nos ayudara a no responderle enojados. Preparábamos temas sobre los que hablar para que las conversaciones fueran amistosas. Además, para evitar largas conversaciones que a menudo llevaban a debates acalorados sobre religión, limitábamos el tiempo de la llamada”.
16. ¿Qué nos ayudará si nos sentimos culpables por haber tenido un desacuerdo con un pariente?
16 Por supuesto, no podremos evitar toda discusión con nuestros parientes no Testigos. Tal vez nos sintamos culpables por ello, pues los queremos mucho y siempre hemos tratado de agradarlos. Si nos sentimos así, recordemos que la lealtad a Jehová debe estar por encima del amor a nuestra familia. De este modo, tal vez ayudemos a nuestros familiares a darse cuenta de que hacer o no lo que dice la Biblia es un asunto de vida o muerte. En cualquier caso, recordemos que no podemos obligar a nadie a servirle a Jehová. Lo que sí podemos hacer es mostrarles cómo nos ha beneficiado obedecerle. Por amor, Dios les ofrece a ellos la misma oportunidad que a nosotros: decidir si servirle o no (Is. 48:17, 18).
CUANDO UN FAMILIAR DEJA A JEHOVÁ
17, 18. ¿Qué podemos hacer si un familiar deja a Jehová?
17 Si un familiar es expulsado o renuncia a ser testigo de Jehová, sentimos mucho dolor, como si una espada nos atravesara el corazón. ¿Qué podemos hacer en ese caso?
18 Mantengamos buenos hábitos espirituales. Para seguir teniendo una fe fuerte, debemos leer regularmente la Biblia, prepararnos para las reuniones y asistir a ellas, salir a predicar y pedirle a Dios fuerzas para aguantar (Jud. 20, 21). Pero ¿qué podemos hacer si caemos en la rutina debido al dolor? No nos rindamos. Concentrémonos en el servicio a Jehová, pues eso nos ayudará a controlar nuestros pensamientos y emociones. Fijémonos en lo que le ocurrió al escritor del Salmo 73. Comenzó a ver las cosas de manera negativa, lo que le produjo mucha ansiedad. Pero centrarse en servir fielmente a Jehová lo ayudó a corregir su forma de pensar (Sal. 73:16, 17). Hacer esto nos ayudará a nosotros también.
19. ¿Cómo demostramos que respetamos la disciplina de Jehová?
19 Respetemos la disciplina de Jehová. Aunque al principio la disciplina causa dolor, los beneficios acaban siendo los mejores para todos, incluido el pecador (lea Hebreos 12:11). Por ejemplo, Jehová nos manda dejar de tener trato con quienes pecan y no se arrepienten (1 Cor. 5:11-13). Aunque nos duela, debemos evitar el contacto innecesario con un familiar expulsado, sea por teléfono, mensajes de texto, cartas, correo electrónico o a través de las redes sociales.
20. ¿Qué esperanza no debemos perder?
20 Nunca perdamos la esperanza. El amor espera todas las cosas, y por eso seguimos teniendo la esperanza de que regresen quienes han dejado a Jehová (1 Cor. 13:7). Si vemos pruebas de que un familiar cercano está cambiando de actitud, podemos pedirle a Dios que la Biblia le dé fuerzas para aceptar su invitación: “Vuelve a mí” (Is. 44:22).
21. ¿Qué debemos hacer si en nuestra familia ha entrado una “espada” por seguir a Jesús?
21 Jesús dijo que debemos amarlo a él más que a cualquier ser humano. Pero confiaba en que sus discípulos tendrían el valor de ser leales a pesar de la oposición familiar. Si en nuestra familia ha entrado una “espada” por seguir a Jesús, busquemos la ayuda de Jehová para enfrentar los problemas (Is. 41:10, 13). Pensemos en que Jehová y Jesús están contentos con nosotros y en que nos recompensarán por nuestra fidelidad. ¿Verdad que esto nos hace muy felices?
a Para más información sobre cómo educar a los hijos cuando solo uno de los padres es testigo de Jehová, vea la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 15 de agosto de 2002.