CAPÍTULO 6
Cómo elegir diversiones sanas
“Hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” (1 CORINTIOS 10:31.)
1, 2. ¿Qué decisión debemos tomar en el asunto de las diversiones?
IMAGÍNESE: está a punto de darle un mordisco a una apetitosa fruta, y de repente descubre que tiene una parte en mal estado. ¿Qué hará? Tiene tres opciones: comérsela toda tal y como está, tirarla entera a la basura o quitarle la parte dañada y consumir el resto. ¿Cuál será su decisión?
2 Pues bien, con las diversiones que nos brinda el mundo nos ocurre lo mismo que con esta fruta. Cuando nos ponemos a examinarlas, nos encontramos con que muchas están podridas en sentido moral. ¿Qué haremos? Bueno, algunos se las “tragan” todas, sin mirar si son buenas o malas. Otros, por el contrario, las rechazan por completo para no exponerse a nada perjudicial. Por último, hay quienes se aseguran de evitar siempre las que son poco sanas, pero disfrutan de vez en cuando de las más positivas. Ahora bien, ¿qué decisión tomaremos nosotros a fin de mantenernos en el amor de Dios?
3. ¿Qué veremos a continuación?
3 La mayoría de nosotros encaja en el tercer grupo: comprendemos que necesitamos distraernos, pero solo con actividades que no nos perjudiquen moralmente. Claro, para eso hay que saber distinguir cuáles son sanas y cuáles no. Pero antes de analizar cómo seleccionar bien las diversiones, veamos qué efecto pueden tener en nuestro servicio a Jehová.
“HAGAN TODAS LAS COSAS PARA LA GLORIA DE DIOS”
4. ¿Cómo debería influir la dedicación a Dios en nuestra forma de divertirnos?
4 No hace muchos años, un Testigo que se bautizó en 1946 dijo: “Tengo por costumbre no perderme nunca un discurso de bautismo y escuchar siempre con atención, como si fuera yo el que se va a bautizar”. Luego explicó por qué lo hacía: “Recordar que estoy dedicado a Jehová me ha ayudado mucho a permanecer fiel”. Nosotros opinamos igual que este hermano: para seguir fieles es muy útil recordar la promesa que le hicimos a Jehová. ¿Qué le prometimos cuando nos dedicamos? Emplear la vida entera para servirle (Eclesiastés 5:4; Hebreos 10:7). Ciertamente, esta promesa debe determinar nuestra actitud hacia el ministerio cristiano. Pero también tiene que influir en los demás aspectos de nuestra vida, lo que incluye nuestra forma de divertirnos. Así lo dio a entender el apóstol Pablo cuando escribió a los cristianos de su época: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).
5. En vista de la prohibición de Levítico 22:18-20, ¿qué seria advertencia encierra Romanos 12:1?
5 Como vemos, todo lo que hacemos en la vida guarda relación con nuestro servicio a Jehová. Pablo recalcó este hecho al dirigir a los cristianos de Roma estas impactantes palabras: “Presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio” (Romanos 12:1). ¿A qué se refería Pablo al hablar del cuerpo? Se refería a todo nuestro ser, lo que incluye la mente, el corazón y las fuerzas (Marcos 12:30). ¿Y cómo entregamos nuestros cuerpos como sacrificio? Sirviendo a Dios con toda nuestra alma, con todo lo que somos. El uso de la palabra “sacrificio” encierra además una seria advertencia para todos nosotros. ¿Por qué? Porque la Ley de Moisés prohibía sacrificar animales con defectos; Dios no los aceptaba (Levítico 22:18-20). Del mismo modo, si un cristiano presenta un sacrificio espiritual inadecuado, Jehová tampoco lo aceptará. Ahora bien, ¿qué cosas podrían llevar a que él rechace el sacrificio que le ofrecemos?
6, 7. ¿Cómo podría el cristiano contaminar todo su cuerpo, y qué precio terminaría pagando?
6 Pablo exhortó a los cristianos de Roma: “No [...] sigan presentando [al pecado] sus miembros” (es decir, “ninguna parte de su cuerpo”, según lo vierte La Palabra de Dios para Todos). De igual modo, les dijo que hicieran “morir las prácticas del cuerpo” (Romanos 6:12-14; 8:13). Poco antes, ya había hablado de algunas partes del cuerpo y de cómo se empleaban para malas prácticas. Refiriéndose a las personas pecadoras, había dicho: “Su boca está llena de maldición”. “Sus pies son veloces para derramar sangre.” “No hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Romanos 3:13-18.) ¿Qué sucedería si un cristiano empleara cualquier parte del cuerpo para cometer pecados como esos? Estaría contaminando su cuerpo entero. Por citar un caso, si viera premeditadamente imágenes sucias, sea de pornografía o de violencia brutal, estaría “presentando sus [ojos] al pecado” y, por tanto, contaminando todo su cuerpo. Ya no podría ofrecerlo como sacrificio acepto a Dios, pues no le estaría rindiendo un servicio santo o puro (Deuteronomio 15:21; 1 Pedro 1:14-16; 2 Pedro 3:11). Por culpa de las malas diversiones, pagaría un precio demasiado alto.
7 Queda claro que la selección de entretenimiento puede tener serias consecuencias. Ciertamente, queremos que lo que elijamos no eche a perder el sacrificio que rendimos a Dios, sino más bien que le añada valor. Veamos ahora cómo distinguir si una actividad es sana o no.
“ABORREZCAN LO QUE ES INICUO”
8, 9. a) ¿Qué dos clases de diversiones existen? b) ¿Qué diversiones rechazamos, y por qué?
8 Para el cristiano, existen dos clases de diversiones: aquellas que debe evitar a toda costa, y aquellas en las que puede participar si se lo permite la conciencia. Comencemos con la primera categoría: las actividades inaceptables para el siervo de Dios.
9 Como ya vimos en el primer capítulo de este libro, algunas formas de entretenimiento fomentan ideas y prácticas que la Biblia condena rotundamente. Notemos tan solo lo que hacen muchos programas de televisión, páginas de Internet, películas y canciones. Destacan, o incluso promueven, la corrupción moral, la violencia brutal, el demonismo y la pornografía. ¿Qué debemos hacer los cristianos verdaderos ante cualquier diversión que aplauda conductas contrarias a las leyes y principios bíblicos? Rechazarla de plano (Hechos 15:28, 29; 1 Corintios 6:9, 10; Revelación 21:8). De este modo, le probaremos a Jehová que tomamos muy en serio estos dos mandatos: “Aborrezcan lo que es inicuo” y “Apártate de lo que es malo”. Además, al actuar así demostraremos “fe sin hipocresía” (Romanos 12:9; Salmo 34:14; 1 Timoteo 1:5).
10. ¿Qué afirman algunos, y por qué es peligroso ese razonamiento?
10 Hay quienes opinan que no tiene nada de malo contemplar escenas que representan explícitamente prácticas condenadas en la Biblia. Tal vez afirmen: “Una cosa es verlo en la pantalla, y otra muy distinta hacerlo”. Pero quienes razonan así se engañan a sí mismos y corren un gran peligro (Jeremías 17:9). Si disfrutáramos viendo lo que Jehová condena, ¿de verdad podríamos decir que “[aborrecemos] lo que es inicuo”? Además, al exponernos vez tras vez a la maldad se nos embota la conciencia, lo que puede llevarnos a pecar o a restarle gravedad a la mala conducta ajena (Salmo 119:70; 1 Timoteo 4:1, 2).
11. ¿Cómo pueden aplicarse al entretenimiento las palabras de Gálatas 6:7?
11 Y eso es precisamente lo que les ha ocurrido a algunos cristianos. Llevados por la mala costumbre de ver actos inmorales, han terminado cometiéndolos ellos mismos. Así, han aprendido por las malas que lo “que el hombre esté sembrando, esto también segará” (Gálatas 6:7). Pero nosotros no tenemos por qué caer en la misma trampa que ellos. Si nos esforzamos por sembrar en nuestra mente ideas edificantes, cosecharemos buenos frutos (véase el recuadro “¿Qué clase de diversiones debería elegir?”).
DECISIONES PERSONALES BASADAS EN PRINCIPIOS BÍBLICOS
12. ¿Cómo puede aplicarse Gálatas 6:5 a la selección de diversiones, y dónde encontramos ayuda para tomar nuestras propias decisiones?
12 Hablemos ahora de la segunda clase de diversiones: aquellas que ni se condenan ni se aprueban de forma específica en la Palabra de Dios. En estos casos, cada uno es responsable de determinar si le van a afectar o no (Gálatas 6:5). Pero no dependemos únicamente de nuestro criterio. Contamos con una ayuda para hacer esta evaluación. En efecto, disponemos de los principios —o verdades fundamentales— expuestos en la Biblia. Estos principios nos muestran lo que piensa Jehová. Por eso, si los examinamos con cuidado, lograremos percibir “la voluntad de Jehová” en todos los campos de la vida, incluido el esparcimiento (Efesios 5:17).
13. ¿Qué nos impulsará a evitar cualquier diversión que desagrade a Jehová?
13 Como es natural, no todos los cristianos han desarrollado al mismo nivel su discernimiento moral, es decir, su capacidad de evaluar las cosas (Filipenses 1:9). Además, cada cual tiene sus preferencias a la hora de divertirse. Por consiguiente, no podemos esperar que todos decidan igual. Pero, diferencias aparte, es esencial que todos meditemos constantemente en los principios divinos y permitamos que moldeen nuestra mente y corazón. De esta forma, estaremos cada vez más decididos a evitar cualquier tipo de entretenimiento que desagrade a Jehová (Salmo 119:11, 129; 1 Pedro 2:16).
14. a) ¿Qué otro factor debemos analizar al examinar nuestras diversiones? b) ¿Qué nos ayudará a poner siempre en primer lugar los intereses del Reino?
14 Ciertamente, es bueno hacer un examen del tipo de diversiones que elegimos, pues revelará nuestra verdadera opinión sobre lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, hay que analizar otro factor: el tiempo que dedicamos a esas actividades. ¿Por qué? Porque así sabremos si les estamos dando demasiada importancia. No olvidemos que las cosas más importantes para el cristiano deberían ser los intereses del Reino, es decir, los asuntos espirituales (Mateo 6:33). ¿Qué nos ayudará a ponerlos siempre en primer lugar? Seguir el consejo del apóstol Pablo: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda” (Efesios 5:15, 16). Así pues, si elaboramos un horario que limite nuestros ratos de ocio, dispondremos del tiempo necesario para “las cosas más importantes”, las actividades que contribuyen a nuestro bienestar espiritual (Filipenses 1:10).
15. ¿Por qué es buena idea dejar un margen de seguridad al elegir diversiones?
15 Al elegir diversiones también es buena idea dejar un margen de seguridad. ¿A qué nos referimos? Volvamos al ejemplo de la fruta que mencionamos en el párrafo primero. Para estar seguros de no morder nada podrido, no solo le quitamos el pedazo dañado, sino un poco de la parte sana que lo rodea. En el caso del entretenimiento, los cristianos evitamos lo que viola claramente los principios bíblicos; pero además es sabio que rechacemos cualquier cosa que nos plantee dudas o nos dé la impresión de contener elementos poco saludables para nuestra espiritualidad (Proverbios 4:25-27). Algo que nos ayudará a dejar ese margen de seguridad es seguir estrictamente los consejos bíblicos.
“CUANTAS COSAS [...] SEAN CASTAS”
16. a) ¿Cómo dejamos claro que compartimos el criterio de Jehová? b) ¿Cuál debe ser nuestra forma de actuar día a día?
16 A la hora de seleccionar actividades recreativas, lo primero que tomamos en cuenta los cristianos verdaderos es el criterio de Dios. Para ello, acudimos a la Biblia, que revela el punto de vista y las normas de Jehová. Podemos leer, por ejemplo, la lista del rey Salomón sobre las cosas que Jehová odia, entre ellas “una lengua falsa”, “manos que derraman sangre inocente”, “un corazón que fabrica proyectos perjudiciales” y “pies que se apresuran a correr a la maldad” (Proverbios 6:16-19). Pues bien, una vez que conocemos lo que piensa Dios, ¿qué actitud debemos adoptar? El salmista da la respuesta: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo” (Salmo 97:10). Por lo tanto, nuestra selección de diversiones tiene que dejar claro que detestamos todo lo que Jehová odia (Gálatas 5:19-21). Y esto debe ser así tanto en público como en privado, que es cuando más claramente se demuestra cómo somos (Salmo 11:4; 16:8). ¿Deseamos de todo corazón vivir de acuerdo con el criterio de Jehová? Si así es, tendremos siempre presentes los principios bíblicos en todas nuestras decisiones. Esa será nuestra forma de actuar día a día (2 Corintios 3:18).
17. ¿Qué deberíamos preguntarnos al examinar una actividad recreativa?
17 ¿Qué más podemos hacer para determinar si una actividad recreativa le agradará a Jehová? Plantearnos esta pregunta: “¿Qué influencia tendrá en mí y en mi relación con Dios?”. Por ejemplo, antes de ver una película deberíamos pensar: “¿Qué efecto tendrá en mi conciencia?”. Veamos varios principios aplicables a casos como este.
18, 19. a) ¿Cómo nos ayuda el principio de Filipenses 4:8 a elegir diversiones sanas? b) ¿Qué otros principios nos pueden ayudar? (Véase la nota.)
18 Uno de los principios más importantes se halla en Filipenses 4:8: “Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas”. Es cierto que cuando Pablo hizo estos comentarios no estaba tratando el tema del esparcimiento, sino la necesidad de meditar sobre cosas que agraden a Dios (Salmo 19:14). Sin embargo, estas palabras pueden aplicarse por extensión al campo del entretenimiento. ¿Cómo?
19 Pues bien, pensemos en las diversiones que elegimos —sean películas, videojuegos, canciones u otras— y preguntémonos: “¿Me llenan la mente de cosas que ‘sean castas’, es decir, puras?”. Por ejemplo, después de ver una película, analicemos qué imágenes nos dejó grabadas en la mente. Si son agradables, limpias y reconfortantes, es obvio que elegimos una opción sana. Pero no podríamos decir lo mismo si nos asaltaran pensamientos impuros (Mateo 12:33; Marcos 7:20-23). ¿De qué maneras nos perjudica pensar en cosas indecentes? Nos roba la paz, embota nuestra conciencia cristiana y hasta puede echar a perder nuestra relación con Dios (Efesios 5:5; 1 Timoteo 1:5, 19). En vista del daño que causan las malas diversiones, hay que estar decididos a evitarlas (Romanos 12:2).a Queremos ser como el salmista que le pidió a Jehová: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil” (Salmo 119:37).
PENSEMOS EN LOS DEMÁS
20, 21. ¿Cómo puede aplicarse 1 Corintios 10:23, 24 a la selección del entretenimiento?
20 Pablo señaló otro principio bíblico que debemos tener muy en cuenta al tomar decisiones personales: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona” (1 Corintios 10:23, 24). ¿Qué nos ayudará a aplicar este principio cuando tratamos de encontrar actividades recreativas sanas? Hacernos la siguiente pregunta: “¿Cómo influirá en los demás lo que yo elija?”.
21 Puede que nuestra conciencia considere “lícitas”, o permisibles, ciertas diversiones. Sin embargo, si observamos que otros cristianos con conciencia más delicada no opinan igual, tal vez decidamos buscar otras opciones. ¿Por qué? Porque no queremos ponerles una piedra de tropiezo en su servicio a Dios. Eso sería pecar “contra [nuestros] hermanos” e incluso, como indicó Pablo, pecar “contra Cristo”. Debemos tomar a pecho esta advertencia: “Eviten hacerse causas de tropiezo” (1 Corintios 8:12; 10:32). Los verdaderos cristianos optamos por prescindir de diversiones que, aunque quizás sean “lícitas”, no “edifican” a nuestros hermanos. De este modo seguimos los acertados y amorosos consejos de Pablo (Romanos 14:1; 15:1).
22. ¿Por qué debemos respetar la opinión de los demás en asuntos personales?
22 Ahora bien, también hay que anteponer el bienestar del prójimo en el caso contrario, es decir, si somos nosotros los que tenemos la conciencia delicada. Si así es, no debemos empeñarnos en que los demás cristianos compartan nuestra opinión sobre el entretenimiento. Eso es tan poco razonable como pretender que todos los vehículos vayan por la carretera a la misma velocidad que nosotros queremos llevar. Por eso, si otros hermanos eligen el entretenimiento con un criterio algo diferente al nuestro, pero que no está en conflicto con los principios bíblicos, ¿qué haremos? Por amor, respetaremos su libertad. Así, “todos los hombres [podrán ver] lo razonables que [somos]” (Filipenses 4:5; Eclesiastés 7:16).
23. ¿Qué debemos hacer para elegir bien las diversiones?
23 En resumen, ¿qué debemos hacer para elegir bien las diversiones? Primero averiguaremos si presentan de forma explícita prácticas depravadas que se condenan directamente en la Biblia; de ser así, las rechazaremos. Y cuando nos enfrentemos a situaciones que no se tratan en la Palabra de Dios, analizaremos los principios bíblicos aplicables a cada caso. Además, evitaremos todo lo que pueda afectarnos la conciencia y estaremos dispuestos a ceder para no herir la sensibilidad de otras personas, y en particular, la de nuestros hermanos. Si nos esforzamos por elegir diversiones sanas, glorificaremos a Dios y nos mantendremos en su amor, tanto a nivel personal como familiar.
a Hallará más principios aplicables al entretenimiento en Proverbios 3:31; 13:20; Efesios 5:3, 4 y Colosenses 3:5, 8, 20.