Dejen que Jehová proteja su matrimonio
“A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya quedado despierto.” (SAL. 127:1b)
1, 2. a) ¿Por qué se perdieron 24.000 israelitas la herencia que Jehová les había prometido? b) ¿Qué nos enseña eso a nosotros?
POCO antes de que la nación de Israel entrara en la Tierra Prometida, miles de israelitas tuvieron “relaciones [sexuales] inmorales con las hijas de Moab”. A raíz de eso, un total de 24.000 fueron ejecutados por Jehová. ¡Qué lástima! Tanto tiempo esperando recibir su herencia, y cuando están a punto de obtenerla, van y lo echan todo a perder. ¡Qué precio tan alto pagaron por caer en la tentación! (Núm. 25:1-5, 9.)
2 Este ejemplo nos sirve de advertencia. Se escribió “para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 Cor. 10:6-11). Hoy, en la parte final de “los últimos días”, los siervos de Dios estamos a punto de entrar en el nuevo mundo (2 Tim. 3:1; 2 Ped. 3:13). Pero, por desgracia, algunos han bajado la guardia y han caído en la inmoralidad sexual. Ahora están sufriendo las dolorosas consecuencias de lo que han hecho, y si no se arrepienten, también arriesgan la vida que Jehová promete para el futuro.
3. ¿Por qué necesitan los matrimonios la guía y protección de Jehová? (Vea la ilustración del principio.)
3 En este mundo obsesionado con el sexo, los cristianos casados necesitan la guía y protección de Jehová para mantener a salvo su matrimonio (lea Salmo 127:1). A continuación analizaremos cómo pueden lograrlo 1) protegiendo su corazón, 2) acercándose a Dios, 3) cultivando la nueva personalidad, 4) comunicándose bien y 5) satisfaciendo las necesidades emocionales y sexuales del otro.
PROTEJAN SU CORAZÓN
4. ¿Qué ha llevado a algunos hermanos a cometer inmoralidad sexual?
4 ¿Qué ha llevado a algunos cristianos a cometer inmoralidad sexual? Todo suele empezar con lo que entra por los ojos. Jesús explicó: “El que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mat. 5:27, 28; 2 Ped. 2:14). Muchos hermanos que terminaron cayendo en la trampa de la inmoralidad sexual empezaron haciendo cosas que debilitaron sus defensas. Algunos veían pornografía, leían publicaciones de contenido erótico o accedían a páginas de Internet con imágenes obscenas. Otros veían películas, funciones de teatro o programas de televisión con escenas de sexo explícito. Y algunos incluso llegaron a ir a clubes nocturnos, a espectáculos de striptease o a salas de masajes eróticos.
5. ¿Por qué debemos proteger nuestro corazón?
5 También hay quienes han caído en la tentación porque buscaron en otra persona la atención que solo tendrían que haber buscado en su pareja. Vivimos en un mundo en que todo se acepta y la gente da rienda suelta a sus impulsos sexuales, así que es muy fácil que nuestro corazón traicionero nos lleve a sentir algo por una tercera persona (lea Jeremías 17:9, 10). Jesús advirtió: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones” (Mat. 15:19).
6, 7. a) ¿Qué puede pasar si dejamos que deseos impropios echen raíces en nuestro corazón? b) ¿Cómo podemos evitar caer en la inmoralidad sexual?
6 Una vez que los deseos impropios echan raíces en su corazón, dos personas que se atraen quizá comiencen a hablar de cosas que solo deberían confiarle a su cónyuge. Pronto buscarán excusas para verse y crearán cada vez más oportunidades para estar juntos. Tal vez se engañen a sí mismos pensando que esos encuentros son inocentes o hasta casuales. Pero, poco a poco, sus sentimientos se harán más intensos y sus defensas más débiles. Cuanto más lejos vayan, más les costará parar, aunque sepan que lo que están haciendo está mal (Prov. 7:21, 22).
7 Lo que empezó con simples conversaciones se convierte en mucho más: se toman de la mano, se acarician, se besan y hasta se abrazan y manosean apasionadamente. Sus barreras espirituales se han derrumbado y han llegado a hacer cosas que únicamente deberían hacer con su pareja. Cada uno de los dos ha sido “provocado y cautivado [o, según la nota, “capturado como por carnada”] por su propio deseo”. Finalmente, cuando su deseo se vuelve más intenso, “da a luz el pecado”: cometen inmoralidad sexual (Sant. 1:14, 15). ¡Qué final tan triste! ¡Y pensar que todo se podría haber evitado si hubieran dejado que Jehová protegiera su matrimonio! Él nos enseña a respetar el matrimonio, a respetarlo como una unión santa. Pero ¿cómo podemos desarrollar ese respeto?
ACÉRQUENSE A JEHOVÁ
8. ¿Cómo nos protege la amistad con Jehová?
8 (Lea Salmo 97:10.) La amistad con Jehová nos protege de la inmoralidad sexual. Cuanto más conozcamos sus bonitas cualidades y nos esforcemos por ser “imitadores de [él], como hijos amados, y [seguir] andando en amor”, más fácil se nos hará rechazar “la fornicación y la inmundicia de toda clase” (Efes. 5:1-4). Conscientes de que “Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”, los matrimonios tienen que luchar por mantenerse fieles el uno al otro (Heb. 13:4).
9. a) ¿Por qué pudo José resistir la tentación? b) ¿Qué nos enseña el ejemplo de José?
9 Algunos cristianos han ido debilitando sus principios morales por pasar tiempo con compañeros de trabajo no Testigos fuera de horas laborables. Otros se han enfrentado a la tentación en el mismo lugar de empleo. Eso fue lo que le pasó a un joven llamado José. Mientras trabajaba, se dio cuenta de que la esposa de su jefe se sentía muy atraída por él. Día tras día intentaba seducirlo. Finalmente, “se agarró de él por su prenda de vestir, y dijo: ‘¡Acuéstate conmigo!’”. Pero José se fue de allí corriendo. ¿Qué le ayudó a mantenerse fiel a sus principios? Que estaba decidido a no romper su amistad con Jehová. Es verdad que perdió su trabajo y acabó en prisión, pero Jehová lo bendijo (Gén. 39:1-12; 41:38-43). Ya sea en el empleo o en cualquier otro lugar, un cristiano debe evitar situaciones en las que podría sentirse tentado a serle infiel a su pareja.
CULTIVEN LA NUEVA PERSONALIDAD
10. ¿Cómo nos protege la nueva personalidad?
10 La nueva personalidad —“que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad”— es parte esencial de la defensa espiritual de los matrimonios (Efes. 4:24). Quienes cultivan esta personalidad, anulan, por así decirlo, “los miembros de su cuerpo”. ¿En qué sentido? En el sentido de que rechazan cosas como “fornicación, inmundicia, apetito sexual [descontrolado], deseo perjudicial y codicia” (lea Colosenses 3:5, 6). Por la palabra “amortigüen” debemos entender que hay que tomar medidas drásticas para dominar los deseos sexuales impropios. Eso incluye evitar cualquier cosa que pudiera despertar en nosotros algún interés sexual por alguien que no es nuestra pareja (Job 31:1). Cuando vivimos de acuerdo con las normas de Jehová, aprendemos a odiar lo malo y a aferrarnos a lo bueno (Rom. 12:2, 9).
11. ¿Cómo fortalece la nueva personalidad al matrimonio?
11 La nueva personalidad refleja las cualidades de “Aquel que la ha creado”, Jehová (Col. 3:10). Cuando el esposo y la esposa cultivan “la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia”, su unión se fortalece y Jehová los bendice (Col. 3:12). También habrá más armonía entre ellos si dejan que “la paz del Cristo controle [...] sus corazones” (Col. 3:15). Y tenerse “tierno cariño” los motivará a tomar la iniciativa y “mostrarse honra” el uno al otro (Rom. 12:10).
12. ¿Qué cualidades cree usted que son importantes para tener un matrimonio feliz?
12 Cuando a una pareja se le preguntó qué cualidades los ayudan a tener un matrimonio feliz, Sid, el esposo, contestó: “La cualidad principal que siempre tratamos de demostrar es el amor. Y también nos parece muy importante la apacibilidad”. Sonja, la esposa, concuerda con él y añade: “La amabilidad es imprescindible, sin duda. Y también intentamos mostrar humildad, aunque no siempre sea fácil”.
COMUNÍQUENSE BIEN
13. a) ¿Qué es importantísimo para que el matrimonio sea fuerte? b) ¿Por qué es tan importante?
13 Algo importantísimo para que el matrimonio sea fuerte es hablarse con cariño. Por desgracia, algunos se dirigen con más respeto a completos extraños que a su propia pareja. ¡Y hay quienes hasta tratan mejor a sus mascotas! Si se hablan con “amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa”, solo consiguen debilitar las defensas espirituales de su matrimonio (Efes. 4:31). En vez de minar su relación con constantes críticas o comentarios sarcásticos, las parejas deben reforzarla hablándose con cariño y ternura, y sin herir sus sentimientos (Efes. 4:32).
14. ¿Qué reacciones debemos evitar?
14 La comunicación en el matrimonio es básica. Es cierto que la Biblia dice que hay un “tiempo de callar”, pero eso no significa que esté bien levantar un muro de silencio y no dirigirse la palabra (Ecl. 3:7). “En circunstancias así —comenta una hermana de Alemania—, el silencio puede herir al otro.” Pero también reconoce: “Aunque muchas veces cuesta mantener la calma cuando se está bajo presión, tampoco es bueno dar rienda suelta a las emociones. Podríamos decir algo sin pensar que le hiciera daño a nuestro cónyuge. Solo empeoraríamos las cosas”. Los matrimonios no resolverán sus problemas gritando o negándose la palabra. Por otro lado, si impiden que los desacuerdos se vuelvan frecuentes o que acaben en discusiones interminables, lograrán fortalecer su relación.
15. ¿Cómo puede la comunicación fortalecer el matrimonio?
15 Los lazos entre el esposo y la esposa se estrechan cuando se toman tiempo para hablar de sus sentimientos y opiniones. Ahora bien, recordemos que es igual de importante qué decimos que cómo lo decimos. Por eso, incluso en momentos difíciles, usemos palabras amables y un tono agradable. Así será más fácil que el otro nos escuche (lea Colosenses 4:6). Digamos solo lo que “sea bueno para edificación según haya necesidad, para que imparta lo que sea favorable” a nuestra pareja (Efes. 4:29).
SATISFAGAN LAS NECESIDADES EMOCIONALES Y SEXUALES DEL OTRO
16, 17. ¿Por qué es importante estar atento a las necesidades emocionales y sexuales del otro?
16 Los matrimonios también pueden fortalecer su unión si se preocupan más por las necesidades del otro que por las suyas propias (Filip. 2:3, 4). Los esposos, al igual que las esposas, deben estar atentos a las necesidades emocionales y sexuales de su pareja (lea 1 Corintios 7:3, 4).
17 Es triste decirlo, pero hay quienes no son cariñosos con su cónyuge o no le expresan ternura en sus relaciones íntimas. Algunos hombres piensan que ser tiernos con sus esposas los hace débiles. La Biblia, sin embargo, dice: “Esposos, sean comprensivos con sus esposas” (1 Ped. 3:7, Traducción en lenguaje actual). El esposo debe comprender que para satisfacer las necesidades emocionales y sexuales de su esposa no basta con tener relaciones con ella. La esposa seguramente disfrutará más de las relaciones sexuales si él le demuestra afecto también en otras ocasiones. Cuando los dos tienen en cuenta a su pareja y le demuestran amor y cariño, será más fácil que satisfagan mutuamente sus necesidades.
18. ¿Cómo pueden los matrimonios fortalecer su relación?
18 No hay excusa para ser infiel, pero la falta de ternura podría llevar a uno de los dos a buscar esa intimidad en otra persona (Prov. 5:18; Ecl. 9:9). De ahí que la Biblia exhorte a los casados: “No se priven de [satisfacer sus necesidades] el uno al otro, a no ser de común acuerdo por un tiempo señalado”. ¿Por qué? “Para que no siga tentándolos Satanás por su falta de [autodominio].” (1 Cor. 7:5.) Sería trágico que Satanás se aprovechara de su falta de autodominio y que uno de los dos cometiera adulterio. Si en vez de buscar “su propia ventaja”, buscan “la de la otra persona” y satisfacen sus necesidades emocionales y sexuales por amor y no por un sentido del deber, fortalecerán los lazos de su matrimonio (1 Cor. 10:24).
NO DESCUIDEN SU MATRIMONIO
19. a) ¿Qué es esencial que hagamos? b) ¿Por qué es esto importante?
19 ¡El nuevo mundo está a las puertas! No es momento de caer en la tentación como les ocurrió a los 24.000 israelitas en las llanuras de Moab. Después de describir lo que pasó, la Biblia advierte: “El que piensa que está en pie, cuídese de no caer” (1 Cor. 10:12). Así que es esencial que protejamos nuestro matrimonio y que les seamos fieles a nuestro cónyuge y a Jehová (Mat. 19:5, 6). Ahora más que nunca debemos hacer “lo sumo posible para que finalmente él [nos] halle inmaculados y sin tacha y en paz” (2 Ped. 3:13, 14).